Vasilis Margaras, (Galde 09, invierno 2015). Los resultados electorales del 25 de enero en Grecia produjeron un terremoto político. Por primera vez en la historia democrática actual de Grecia un partido de la extrema izquierda ganó las elecciones. Syriza participó en las elecciones en un programa anti-austeridad y de medidas sociales populares. Sus propuestas políticas iban en contra de la implementación de una política de austeridad destinadas a reducir la deuda nacional. Estas políticas fueron impuestas por el gobierno de coalición de los conservadores (Nueva Democracia) y los socialdemócratas (PASOK).
Syriza, la llamada Coalición de la izquierda radical, que reúne a diversos partidos y movimientos políticos de la izquierda, ganó con un 36,3 % del total de votos, superando con a los conservadores (Nueva Democracia) por más de ocho puntos. PASOK, el antiguo partido socialista que gobernó Grecia durante décadas recibió menos que el 5 % de los votos. Por desgracia, el partido de extrema derecha de Amanecer Dorado se mantuvo el tercer partido político que consolida su posición electoral en la política griega.
Los resultados electorales no son una sorpresa ya que grandes sectores de la población griega se han empobrecido. Las medidas de austeridad no produjeron resultados. Han generado una pobreza generalizada y el desempleo a largo plazo. Tasa de desempleo de la economía griega se sitúa en el 28 %. La mitad de todos los jóvenes están sin trabajo, y 200.000 griegos han abandonado el país desde el inicio de la crisis económica. La austeridad ha llevado a la duplicación de la pobreza infantil, el aumento de los suicidios y el desmantelamiento del sistema de salud y de pensiones. Las medidas de austeridad han disminuido la actividad económica y llevado al país a años consecutivos de recesión económica.
A pesar de su gran éxito político, Syriza no recibió el número de escaños necesarios para gobernar por sí solo y ha tenido que aliarse con el partido de derecha populista Griegos Independientes, un partido anti-memorándum escisión de los conservadores. Este fue el primer compromiso difícil para muchos entre la izquierda ya que el discurso de los Griegos Independientes no encajaba con el de Syriza. La reciente elección de un derechista Presidente de la República también ha demostrado ser una tarea difícil.
Después de las elecciones, una ola de euforia surgió en el público después de años de oscuridad y sacrificio. Los primeros gestos del gobierno mostraron las ganar por el cambio político. Una encuesta de Metron Analyst publicada el 1 de marzo de 2014) ha mostrado unos índices de popularidad para el Syriza en el nivel más alto: de los casi 36 %, el apoyo a Syriza ha saltado al 47,6 %, un récord para un movimiento que sólo hace tres años estaba en los márgenes de la política griega.
Aún así, el nuevo gobierno ha tenido que hacer frente a una serie de cuestiones que limitan considerablemente su margen de maniobra política. Las negociaciones con sus homólogos europeos no están resultando fáciles. El país tuvo que pedir una prórroga de cuatro meses del plan de rescate actual, que de otro modo se habría acabado el 28 de febrero. Dentro de Europa, el país se quedó solo para defender una política anti-austeridad teniendo que lidiar con actitudes indiferentes u hostiles. Incluso después de que los acuerdos el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, recordó al Gobierno griego que se hará ningún pago si el gobierno no cumple con sus promesas. El mensaje es simple: Grecia no lo va a tener fácil.
La prórroga de cuatro meses del actual programa de rescate ha llegado con un costo político considerable ya que el país ha tenido que aceptar compromisos que incluyen un plan de reformas estrictas. El nuevo gobierno se encuentra en un dilema peligroso: la lucha contra las desigualdades sociales, por un lado y por el otro, haciendo un esfuerzo extraordinario con el fin de satisfacer los impulsos de sus prestamistas. La presión será alta para el nuevo gobierno de Syriza para que acepte un acuerdo sobre un tercer rescate antes de julio, cuando el país tendrá que pagar 3500 millones de euros al BCE y sus socios de la eurozona. Además, hay un camino lleno de baches por delante como las dificultades ya están surgiendo debido a la falta de fluidez de efectivo en el mercado y la falta de fondos en las arcas del Estado. E primer reto del gobierno llegará a principios de marzo cuando se intente tapar un agujero negro fiscal agravado por el colapso de la recaudación de impuestos. Esta falta de recursos financieros se utilizará como herramienta de chantaje por parte de las fuerzas europeas más conservadoras con el fin de impulsar aún más medidas de austeridad.
El gobierno está caminando sobre la cuerda floja y su popularidad podría evaporarse fácilmente si se percibe no que puede cumplir lo prometido. Con el fin de lograr resultados, el gobierno de Syriza tendrá que implementar un plan para contrarrestar la evasión fiscal, combatir la corrupción, reformar el Estado y el uso de los fondos estatales existentes de manera eficiente. Esto no va a ser tarea fácil ya que el gobierno tendrá que hacer frente a los intereses creados y fuertes redes de nepotismo que han estado ‘ordeñando’ del país por tanto tiempo y así lo han llevado a la bancarrota.
El gobierno se enfrenta a tiempos difíciles. Es maltratado por los mercados. Se enfrenta a desafíos externos procedentes de Turquía. Tendrá que llegar a compromisos con sus homólogos europeos que pueden enfadar a los sectores más radicales de izquierda del partido. Algunas medidas del denominado «programa de Salónica» no podrán ser implementadas de inmediato. Un nuevo pragmatismo tendrá que ser diseñado. El éxito de la izquierda será el de mantener al país en una vía progresiva sin sacrificar sus credenciales europeas.
El nuevo discurso anti-austeridad es probable que sea contagioso para otros países europeos. Una izquierda que muchos daban por amortizada está a punto de regresar. Después de todo, esto no se ve como el fin de la ideología como muchos han predicho. En el campo socio-político europeo, el fenómeno Syriza puede impulsar movimientos sociales y a las ideas que fueron marginados por las corrientes principales de la política actual. El resurgimiento de la izquierda, como fuerza política a tener en cuenta, representa un golpe para el sistema.
La victoria de Syriza en Grecia conlleva una carga tanto para Syriza como para el resto de los partidos europeos de izquierda. Un gobierno exitoso Syriza será un paradigma para los partidos de izquierda mundial y europeo. Por lo tanto, no es de extrañar que algunos miembros de la clase política actual les gustaría ver que tenga éxito. Por el contrario, un gobierno de Syriza efímero sería un mal ejemplo para todos sus aliados europeos… Los partidos hermanos de Syriza deben de analizar cuidadosamente sus movimientos y aprender de sus experiencias, límites y errores en el gobierno.
El fenómeno Syriza puede desempeñar un papel en el cambio de la relación de fuerzas hacia una Europa más social. Sin embargo, la propia Grecia no puede cambiar la naturaleza de la UE. La ortodoxia alemana de austeridad necesita ser desafiada y esto sólo puede suceder con la ayuda de otros Estados miembros de la UE. En particular, un cambio político en grandes Estados de la UE puede alterar el equilibrio de poder dentro de la UE. Es por ello que todos los ojos están puestos en las próximas elecciones nacionales españolas.
Vasilis Margaras, asistente parlamentario en el Parlamento Europeo.