(Galde 16, otoño/2016). Reyes Mate
«Sefarad: identidad, convivencia y conflicto» es un libro de historia rigurosa, de ahí que los datos que se presentan sean incontrovertibles, pero también una obra de memoria en el sentido de que los autores de esa lectura del pasado se sienten interpelados moralmente por ese tiempo lejano. Los distintos materiales que conforman este libro hablan de hechos que ocurrieron hace siglos, el destino judío en la España medieval, pero para iluminar nuestro presente.
Sefarad, en el devenir de España, no es un episodio más. Es una herida abierta que cuestiona toda identidad colectiva que haya sobrevenido a la expulsión de un lugar y de un tiempo en el que estaban los judíos españoles por derecho propio (al menos el mismo derecho que pu- dieran tener los que les expulsaron) pero del que fueron privados por la fuerza.
El debate que ha tenido lugar en España en torno a la memoria histórica -referida a cómo se hizo la transición política- da idea del escaso lugar que ocupa la memoria en la conciencia política de la España actual. Pero el libro se centra en otro momento del pasado, clave para la con- formación de la identidad nacional: ese final del siglo XV, el de Isabel y Fernando, en el que se produce la unidad nacional y, al tiempo, la expulsión de los judíos (un siglo después la de los moriscos) y la conquista de América. Se desaprovecharon los fastos del Quinto Centenario, en 1992, para elaborar una revisión crítica de ese pasado. En su lugar, una vergonzosa rememoración envuelta en una descafeinada ideología del «encuentro».
¿Y respecto a la expulsión de Sefarad? Nuestro texto se centra en el destino de Sefarad que es analizado con mimo como un caso privilegiado del significado de la memoria. Decía Américo Castro, pensando en los jóvenes de la posguerra que se preguntaban atónitos por la sinrazón de tanta crueldad, que si querían entender algo tenían que mirar al pasado: «Los jóvenes españoles ignoran que las expulsiones, emigraciones y contiendas civiles han sido motivadas por circunstancias mal explicadas en los libros, y que los separatismos españoles -reprimidos o atajados por la fuerza- derivan de motivos muy lejanos, de determinados modos de conducirse la gente peninsular y de circunstancias históricas o desconocidas o no puestas de relieve con fines constructivos o remediadores». Uno de esos «motivos muy lejanos» fue la incapacidad de los españoles de conformar una identidad que supusiera la convivencia de los diferentes. Los autores del libro citan a Juan Goytisolo que sopesa justamente esa unidad de España cimentada sobre la expulsión de los judíos y moriscos como «el desgaje brutal de ocho siglos de cultura eurosemita del tronco de la cultura europea».