Galde 36 – primavera/2022. Begoña Muruaga.-
Ésa es la traducción literal de Luz de febrero, novela de la escritora estadounidense Elizabeth Strout. La autora, que ha sido galardonada con el Premio Pulitzer por los relatos publicados en Olive Kitteridge, ha escrito varias novelas, entre las que se encuentran Me llamo Lucy Barton y Todo es posible, que han sido grandes éxitos de crítica y público. El personaje de Olive, por su parte, fue llevado a la pequeña pantalla el año 2014 por la directora Lisa Cholodenko 1. Frances McDormand, una de las actrices del panorama internacional que más admiro, fue la encargada de darle vida.
En esta ocasión, la autora retoma el personaje de Olive para contarnos la vida cotidiana en un pueblecito de Maine llamado Crosby. A pesar de que Crosby parece un pueblo aburrido en el que no ocurren acontecimientos dignos de mencionar, encontramos todo tipo de personajes y de situaciones. La vida no para y cada personaje tiene su propia historia, sus propios demonios, pero también la oportunidad de mostrarse amable y generoso.
No es el caso de Olive, una profesora jubilada que no es precisamente una persona amable. La protagonista es una mujer dura, desagradable a veces, que no duda en decir en cada momento aquello que piensa. En la obra llama poderosamente la atención el lenguaje directo de todos los personajes, pero especialmente el de Olive, que a veces puede resultar hiriente.
Así las cosas, la vida de los habitantes de Crosby va pasando ante nuestros ojos como un caleidoscopio en el que la autora nos habla de la madurez, de la soledad, del amor, de los recuerdos y de las pérdidas a través de las relaciones que la protagonista establece con las personas de su entorno, ya sean sus vecinos, sus familiares o amigos.
Crítica feroz con todo aquello que le disgusta, Olive resulta impertinente a ratos, aunque otras veces consigue arrancarnos una sonrisa. A pesar de su carácter irascible, los lectores le agradecemos a la protagonista su sinceridad.