Galde 37 ura 2022. Paula Avila-Guillen.-
En 1973, con la decisión del caso Roe vs. Wade, la Corte Suprema de los Estados Unidos reconoció el derecho constitucional al aborto. Este fallo histórico ha protegido a nivel federal a todas las mujeres que deciden abortar. Pero esta garantía está colgando de un hilo con la filtración inédita de un borrador de la Corte Suprema de Justicia en el caso Dobbs vs. Jackson Women’s Health, que revertiría la decisión histórica de 1973 y dejaría la puerta abierta para que cada estado legisle sobre esta materia sin que haya protección constitucional a nivel federal.
La mayoría de los estados eliminaron la prohibición al aborto cuando entró en vigor Roe vs. Wade hace ya casi 50 años. Sin embargo, muchos estados y territorios nunca eliminaron las prohibiciones preexistentes antes de Roe. Es más, ante la posible reversión de Roe, varios estados conservadores han estado pasando legislaciones restrictivas que entrarían en vigor en el momento en el que este precedente federal cayera. Si la Corte decide en las líneas del borrador filtrado –lo que es altamente probable– el aborto quedará inmediatamente prohibido o severamente restringido en al menos 26 estados de los 50 del país. Se estima que aproximadamente 36 millones de personas estarán directamente afectadas cuando esto pase.
Dobbs vs. Jackson Women’s Health, el caso actual discutiéndose ante la Corte Suprema, se centra en la reciente ley de Mississippi prohibiendo el aborto luego de las 15 primeras semanas de embarazo. Desde la decisión en 1973, la Corte ha rechazado todas las prohibiciones de abortar antes de que el feto sea viable. Aunque no es la primera vez que la Corte Suprema analiza un caso de aborto desde aquellas fechas, siempre ha ratificado que los estados no podían imponer restricciones a las mujeres que deciden interrumpir su embarazo.
Pero con el caso de Mississippi, la nueva mayoría conservadora de la Corte acordó reconsiderar el precedente establecido por Roe vs. Wade, y el borrador filtrado indica que su intención es eliminar por completo el precedente de Roe. De acuerdo a datos publicados por el GuttmacherInstitute, organización dedicada a la investigación de los derechos reproductivos, se estima que más de la mitad de los estados pueden prohibir completamente el aborto si la Corte anula Roe.
En septiembre de 2021, a pesar de las impugnaciones, entró en vigor en Texas una ley que prohíbe la mayoría de los abortos después de las seis semanas de embarazo, muy a pesar de la directa contradicción con el precedente constitucional de Roe, lo que convirtió a este estado en uno de los más restrictivos del país. Según esta ley, una mujer tiene un máximo de dos semanas para sospechar de su embarazo, confirmarlo con una prueba y tomar una decisión sobre cómo gestionarlo. Este lapso de tiempo no es realista, si consideramos que la mayoría de las mujeres no se dan cuenta de su embarazo hasta el momento de la falta de su período menstrual, y que la mayoría de los tests de embarazo caseros tampoco consiguen detectar un embarazo antes. Además, muchas mujeres tienen una menstruación irregular y pueden atribuir la ausencia a otros factores.
Otros estados han aprobado leyes similares, pero todavía se enfrentan a impugnaciones legales. Oklahoma se unió a Texas con la ley más restrictiva hasta la fecha, la cual prohíbe casi todos los abortos desde el momento de la fecundación. En marzo pasado, el gobernador de la Florida aprobó la ley para prohibir todos los abortos luego de la semana 15, que entrará en vigor el 1 de julio. En Idaho, una ley prohibiendo el aborto después de las seis semanas de gestación estaba programada para entrar en vigor en abril, pero ha sido bloqueada temporalmente por la Corte Suprema de dicho estado.
En contraste, estados tradicionalmente más progresistas como California, Connecticut, New York y Maryland protegen el derecho al aborto en su constitución estatal, y trabajan para fortalecer el acceso al aborto y atender a las mujeres que buscan atención médica en dichos estados, así como para protegerlas a ellas y sus proveedores de demandas que se inicien en los estados de donde provienen.
Como defensora de los derechos humanos, este panorama me hiela la sangre. La alegría que siento como latinoamericana por la legalización del aborto en Argentina, México y mi país, Colombia, se nubla al pensar en este retroceso brutal de los derechos humanos en mi segundo país, en el que vivo, trabajo y he formado una familia.
Si la Corte Suprema, más politizada que nunca, da este paso hacia atrás, se vienen tiempos difíciles para todas las personas en edad reproductiva, los trabajadores de la salud, abogados, jueces y activistas. Estados Unidos estará lejos de ser un modelo a seguir en materia de derechos reproductivos y se unirá a la vergonzosa lista de países en el mundo en los que la vida, la autonomía y el bienestar de las mujeres no vale más que las creencias arcaicas de un grupo de conservadores con falsa moral sentados en el poder.
Paula Avila-Guillen
Abogada defensora de derechos humanos y activista. DirectoraEjecutiva del Women’s Equality Center