“No hay nadie que nazca siendo fanático o malvado”
Anaitze Agirre Larreta, (Galde 08, otoño 2014). Entrevistamos a Marjane Satrapi (Irán, 1969) aprovechando su participación como jurado en el Zinemaldia de 2014 (Festival de Cine de San Sebastián). No es la primera vez que ejerce de jurado, “cosa nada fácil porque todo el mundo que hace una obra, por muy mala que sea, ha puesto lo mejor de sí en la tarea”. Fue muy aclamada como autora de la novela gráfica Persépolis, historia autobiográfica de cómo creció en un régimen fundamentalista islámico que la acabaría llevando a abandonar su país. Esta escritora, dibujante, guionista y cineasta también ha realizado entre otras, la película de animación homónima y que fue Premio del jurado en el Festival de Cannes 2007 y candidata al Oscar a la mejor película de animación. Clara, directa y sin pelos en la lengua, en Donostia nos habló de sus temas y de los nuestros. Cómic, cine, literatura, cultura, integración, religión, libertad…
Parece que el comic Maus (novela gráfica sobre un superviviente del Holocausto donde los personajes son representados como distintos tipos de animales: judíos como ratones, alemanes como gatos y polacos no judíos como cerdos), la influyó para cómo hacer Persépolis
Antes de leer Maus y como casi todo el mundo, pensaba que los comics eran para críos o adolescentes. No pensaba que se pudiese contar una historia para adultos en ese formato. Pero ese libro me impresionó profundamente y me impulsó a hacer novela gráfica. A veces tienes ganas de contar historias pero no sabes bajo qué forma, porque cuando escribo me pongo en posición de gran escritora. Pierdo todo mi sentido del humor y pienso que lo que escribo no vale nada. En cambio con un texto con imágenes conseguía distanciarme y por lo tanto, era la forma que mejor me venía.
¿Diría que es una buena forma de contar sucesos dramáticos?
La distancia y la risa son muy importantes. Cuando escribí Persépolis habían pasado años de lo ocurrido. Comienzo a escribir en el 99 y había salido de Irán en el 94. Necesité esos cinco años porque nunca es bueno escribir desde la cólera, no es un buen motor. Hay que procurar escribir desde la calma y tratar de entender las razones de las personas que no nos gustan, por qué son así. ¿Por qué se convierten en lo que se convierten? No hay nadie que nazca siendo fanático o malvado, ¿qué pasa ahí? Ese proceso me interesa mucho más que hablar de cómo son. Si escribiera desde la cólera me convertiría en lo mismo que todos los estúpidos que no me gustan nada. No habría diferencia entre ellos y yo. Y eso sí que no.
“Si escribiera desde la cólera me convertiría en lo mismo que todos los estúpidos que no me gustan nada. No habría diferencia entre ellos y yo. Y eso sí que no”
Tras el comic realizó la película animada. ¿Por qué ese paso?
Pues no tenía ningún motivo. ¿Por qué hacer una película de animación basada en un cómic? Es algo completamente absurdo… Durante cuatro años escribí la historia de una manera y después necesitaba hacerlo de otro modo. Y al mismo tiempo que tenía la oportunidad de hacer una película me cuestionaba por qué, para qué serviría. Y podría seguir preguntándomelo. Pero era como si me dieran un juguete increíble y yo rechazara jugar con él. Y me dije, en el peor de los casos y aunque haga la peor de la historia, al menos habré aprendido a hacer una película. Y mientras aprenda, gano. Del mismo modo que aunque dedique meses a un proyecto y no me aporta dinero, lo acepto por el aprendizaje que supone. Acepto vivir de manera pobre porque eso supone mi libertad, poder hacer lo que quiera. El día que no sea así será el fin de tu libertad porque harás cualquier cosa por dinero.
Usted ha seguido creando ¿Le cansa que le sigan preguntando por Persépolis?
No, es algo que he hecho y que ha dejado huella. Después de eso me pedían que hiciera viñetas para prensa con la niña y me negaba. Podría haber hecho la continuación de Persépolis con lo que le ocurre en Europa pero mi intención no era hablar de mí, sino contar lo que pasaba y ésta era la única manera que tenía de hacerlo. No soy ni socióloga ni política ni historiadora… por lo que recurrí a mí misma para contar lo que he visto. Pero después llegué a París y vi que todo el mundo tiene una vida y en las vidas de todo el mundo ocurren cosas extraordinarias. Por eso digo que Persépolis no es una autobiografía. Normalmente las autobiografías van de que no te gustan tus amistades, tus padres… quieres arreglar las cosas con ellos y haces un libro. Yo, si tengo un problema con alguien hablo con esa persona o la olvido pero no escribo sobre ello. Eso no sirve de nada.
“Si eliminamos el arte no nos queda nada. Es el cemento de la sociedad”
La película también fue un éxito.
Estuvo muy bien. Teníamos intérpretes de verdad. Normalmente cuando haces un film de animación eres tú quien debe recrear los movimientos de los personajes etc. y eso te limita. El contar con verdaderos actores y actrices llevó la historia a lugares que ni había imaginado, por todo ese talento añadido. Muchas veces pasaba de ser realizadora a espectadora. Por eso me encanta hacer películas. Porque filmar es algo vano, no salvo la vida de nadie ni cosas así. Son dos horas de espectáculo, eso es todo. Cuentas con un equipo de unas cien personas con preparación para hacer algo tan vano como una hora y media de espectáculo. Pero eso es poesía. Porque si durante un rato una sala de cine llena puede hacer soñar a quienes están viendo la película juntas, eso es grande, la vida es eso, imaginación. Si es una sociedad eliminamos el arte, la literatura, la música, no nos queda nada. Porque ése es el cemento de la sociedad. Por lo tanto, no sirve de nada pero de algo sirve.
¿Cómo está el panorama cultural en Francia? ¿Han llegado las medidas de austeridad?
Pienso que la ayuda del gobierno es importante para las artes y no es bueno que existan recortes en los presupuestos para cultura, pero nunca he dependido de eso porque cuando quería hacer algo me las he arreglado de alguna manera para encontrar el dinero. Creo que si quieres hacer algo, lo haces. Pero claro, invertir un poco menos en armamento y un poco más en cultura sería algo muy positivo. Está claro que la austeridad no es una buena idea pero tampoco sé si tenemos opciones.
¿Usted es iraní, vive en Paris… se siente extranjera o inmigrante?
Nunca he tenido ese problema. Creo que eso depende de la cultura y yo he tenido una educación francesa y laica. No he sido educada en una familia religiosa, nunca he juzgado a las personas por su religión o color de piel porque mi familia era de mentalidad muy abierta. Cuando llegué a Francia ya hablaba francés y la integración se basa en eso, pasa por la cultura. Cuando no nos entendemos es cuando aparece el miedo, porque no hay comunicación y es humano que ocurra. Cuando no podemos comunicar con quien tenemos enfrente nos quedamos con los aprioris que tenemos. La única vez que me sentí extranjera fue en Austria cuando llegué siendo una adolescente, pero en la adolescencia te sientes extraña hasta en tu propia familia. Mi marido es sueco, paso la mitad de mi tiempo en EEUU, vivo en Paris… ¡y no hay problema!
“Un poco de racismo para reírse vale, expresamos nuestro miedo así, pero cuando vamos más allá lo encuentro realmente asqueroso y sobre todo peligroso”
¿Qué le parece el ascenso del Frente Nacional en Francia?
Me parece muy preocupante. Marine Le Pen es mucho más peligrosa que su padre porque transmite una imagen mucho más normal, ya no hacen bromas sobre Auschwitz, niegan ser racistas etc. Es muy inquietante y no me gusta nada eso de que haya que comprender a quienes les votan. Nada justifica el racismo y la estupidez. No estamos obligados a ser idiotas por ser pobres. Si les comprendemos también deberíamos entender lo que ocurrió en Alemania, tampoco entonces la situación económica era buena. Creo que es algo que hay que combatir, ser muy severos, es algo que realmente me saca de quicio. Por otro lado, soy como todo el mundo, puedo reírme con un chiste racista. Como decía Primo Levi, odiamos lo que no nos gusta, nos da miedo y podemos ser racistas de manera individual, es normal. Pero es cuando encadenamos de manera lógica todas esas ideas, cuando convertimos en lógico un miedo que no lo es, ahí es donde está el problema. Por lo tanto, un poco de racismo para reírse vale, expresamos nuestro miedo así, pero cuando vamos más allá lo encuentro realmente asqueroso y sobre todo peligroso. No se puede olvidar la historia de ninguna manera. Estamos en el siglo XXI y hace cien años no sabíamos que el ser humano venía de África pero ahora ya sabemos que todos somos primos, así que hay que parar de una vez las tonterías.
¿Qué siente usted cuando se cruza con una mujer con velo en las calles de Paris?
Estoy absoluta y completamente contra el uso del velo pero, (hace una pausa y repite antes de continuar) pero, si alguien quiere llevar velo voy a luchar para que pueda hacerlo. La libertad individual es netamente más importante que mis convicciones personales. Lo que yo pienso es mi opinión, pero la libertad de otra persona es otra cosa. Si una mujer está convencida de llevar velo, ¿quién soy yo para decirle que no? Con el asunto de la prohibición del velo en las escuelas en Francia pensaron que lo iba a apoyar de inmediato pero no, claro que no lo apoyo. Primero, si es el padre o el hermano de esa mujer quien la obliga a llevarlo, la única manera de que se pueda librar de ello es con la educación. Por lo tanto, si no la dejamos ir a la escuela, le estamos negando la única manera de que se libre de la imposición. Si es el hermano quien la obliga y él aún va al colegio, puesto que ellos no tienen códigos de vestimenta, es de nuevo la chica la perjudicada. Los padres que obligan a la hija a hacerlo, estarán encantados de que no vaya al colegio, la casarán a los 16 años con su primo que viene del pueblo y perfecto, nos olvidamos del tema. Si hay una manera para las mujeres de escapar de eso es con la educación. Por lo tanto, dejémosla educarse. O se trata de esto o se trata de su opción personal. Y en ese último caso no me incumbe. La libertad está por encima mis convicciones, aunque vaya contra ellas y mientras usted no haga nada que dañe al prójimo, no veo por qué no va a tener el derecho a usarlo. ¿Qué daño me hace a mí que alguien lleve velo?
“Estoy absoluta y completamente contra el uso del velo pero… la libertad está por encima mis convicciones, aunque vaya contra ellas”
Se dice que no son costumbres europeas.
¿Pero cuáles son las costumbres europeas? ¿Y Europa? ¿Cuando ha ido a otros países del mundo se ha comportado según aquellas costumbres? No, lo han hecho como europeos. Hay que ser tolerantes. Quien quiera cubrirse que lo pueda hacer y lo mismo quien se quiera pasear desnudo. En mi país el uso del velo era obligatorio por ley lo y lo llevé muy mal. Creo que el caso contrario debe resultar igual de malo. Pongámonos por un segundo en el lugar de la otra persona y pensemos qué haríamos en su lugar. Un ejercicio muy simple, pero si lo hacemos algo habremos avanzado. Eso se llama compasión y empatía. Sin ella no podríamos haber construido la sociedad que tenemos.
Para acabar. ¿Cuáles son sus proyectos de futuro?
No quiero hacerme la interesante pero no hablo de ello hasta que se haga. Soy muy supersticiosa.