Galde 32 udaberria/2021/primavera. Oskar Aguado Cantabrana, Jonatan Pérez Mostazo.-
Mientras se realizaba el conteo de votos para la ratificación presidencial en la cámara del Congreso de Washington, un grupo muy numeroso de manifestantes pro-Trump trataban de acceder por la fuerza al Capitolio. La sesión tuvo que ser suspendida y los congresistas y senadores fueron trasladados a zonas más seguras. Si el 2020 ha sido un año difícil de olvidar, el sexto día del 2021 dejaba para el recuerdo la instantánea de un tipo con el torso desnudo, el cuerpo tatuado, la cara pintada con la bandera estadounidense y una piel de animal con cuernos cubriendo su cabeza presidiendo la Cámara del Senado de los Estados Unidos. La situación era especialmente grave, pero las imágenes que empezaron a correr como la pólvora en las redes sociales daban lugar tanto para la broma y la ironía, como para las comparaciones históricas de todo tipo, entre las que las referencias a la historia de Roma eran prácticamente inevitables.
A caballo entre la preocupación y el humor, Twitter se convirtió en un hervidero de comentarios y fotografías que comparaban el asalto al Capitolio con las invasiones bárbaras. “Bárbaros en la puerta. ¡Los galos saquean el Capitolio! ¿O son los visigodos de Alarico? O tal vez los vándalos de Genserico ¿Este ataque al Capitolio qué provocará? El inicio de una república imperialista como pasó después del primer saqueo de Roma o será la caída del Imperio”. Esa reflexión planteaba un twittero cuando el asalto aún no había finalizado. “¿Es que en el Capitolio de los EEUU no tienen ocas que les avisen cuando vienen los bárbaros?”, se preguntaba el usuario “Anacletus”, en un tono más irónico. Por su parte, el twittero Galieno_Augusto cosechó más de 2.500 «me gusta» con un tweet en el que sobre una imagen del citado personaje con la cornamenta añadía la frase “Alarico saqueando Roma”.
Nerón en la Casa Blanca
Con todo, hubo otra analogía ligada a la antigua Roma aún más comentada, tanto en esa red social como en numerosos medios de comunicación: Donald Trump y el emperador Nerón, especialmente en relación con el incendio de Roma del año 64. Junto a los innumerables tweets o titulares de prensa que se hicieron eco de esta comparación, usando como elemento recurrente algún fotograma de Peter Ustinov en Quo Vadis (1951), el ejemplo más significativo probablemente sea la ilustración que David Rowe dibujó para Financial Review tan solo un día después de los disturbios:
Sin embargo, esta comparación Trump-Nerón estaba muy lejos de ser una novedad relacionada exclusivamente con el asalto al Capitolio. De hecho, 2020 está lleno de ejemplos en este sentido. Se trata de un ejercicio comparativo que ha llegado a establecer incluso uno de sus mayores adversarios políticos, Bernie Sanders, cuando en momentos complicados para el país Trump se dedicaba a jugar al golf, igual que Nerón tocaba la lira mientras Roma ardía.
En junio del año pasado Tim O’Brien publicaba una ilustración bajo el título “Trump Nero”, y que fue una de las más virales en Twitter durante el asalto al Capitolio. En este caso Trump/Nerón no juega al golf, sino que twittea mientras las llamas asolan Washington D.C. Tan solo unos días antes en otro medio veía la luz una viñeta editorial en la que aparecía Trump/Nerón tocando el violín desde la Casa Blanca.
Todos estos ejemplos, y en especial la viñeta, están ligados a una polémica que había tenido lugar en marzo del 2020, cuando Dan Scavino, asesor político de Trump, publicaba en su cuenta de Twitter un meme del presidente tocando el violín con el siguiente mensaje: “my next piece is called…nothing can stop what’s coming”. Parecía que lo habían puesto en bandeja y la irónica respuesta de críticos y adversarios políticos no se hizo esperar. La comparación con Nerón y su lira era evidente y algunos usuarios se mofaron incluso del hecho de que ni el asesor ni el propio presidente se hubiesen percatado de ese hecho. La polémica llegó a tal punto que la palabra «Nero» se convirtió en trending topic el día 9 de marzo de 2020 y Amazon no perdió ni un minuto, poniendo en venta desde esa misma jornada camisetas que ilustran la polémica. Pocos días antes de esa controversia, durante una cabalgata de carnavales en la ciudad de Mainz (Alemania), llegaron al punto de convertir la comparación en motivo para una carroza.
Si echamos la vista un poco más atrás, podemos observar que se trata de una analogía bastante extendida incluso con anterioridad al año 2020, hasta el punto de haber acompañado al 45º presidente de los EEUU durante prácticamente todo su mandato. Por ejemplo, en 2018 durante los graves incendios de California, o al inicio de su presidencia cuando el escrito Tom Holland, autor de varios libros sobre la historia de Roma, empleaba entre otros ejemplos la comparación entre Trump y Nerón a la hora de promocionar su libro Dinasty: the Rise and Fall of the House of Caesar.
Trump y otros “malos emperadores”
“Auge y caída: lo que Donald Trump puede aprender de los emperadores romanos” era el título elegido por la clasicista Natalie Haynes para un artículo publicado en The Guardian a finales del año pasado. Además de Nerón, la autora habla sobre Calígula y también sobre Domiciano. Aunque evita hacer comparaciones directas, Haynes plantea una cuestión fundamental: ¿qué diferencia hay entre un presidente elegido y un dictador, si el presidente se niega a dar un paso atrás cuando su mandato ha concluido?
A raíz de los disturbios del Capitolio, la comparación entre Trump y Calígula de una forma más directa ha llamado la atención tanto de otros clasicistas como de otros medios de comunicación. Con todo, al igual que con el ejemplo de Nerón, aunque probablemente a una escala menor, la comparación no es nueva y tiene ya largo recorrido. Tanto blogs más o menos amateurs, como artículos de prensa se han hecho eco de esa comparativa desde el mismo inicio de su gobierno. Como era de esperar, varios de esos artículos incluyen fotogramas de la famosa película semi-pornográfica de 1979 sobre el emperador romano, interpretado por Malcolm McDowell y dirigida por Tinto Brass. Por la red, circula también un cuestionario tipo “¿Quién lo dijo?” en el que toca adivinar si ciertas afirmaciones pertenecen a Trump o a Calígula (lo cierto es que no es sencillo de acertar ni con cierto conocimiento sobre el emperador en cuestión).
Para finalizar con los emperadores romanos, cabe recordar que Trump también ha llegado a ser comparado con el emperador Cómodo. A priori nunca se ha tratado de un emperador tan conocido en la cultura popular como Nerón o Calígula, sin embargo, el impacto de la película Gladiator (2000), en la que Joaquin Phoenix interpretaba a Cómodo, ha acabado convirtiendo a ese emperador en otro ejemplo recurrente a la hora de abordar la figura del tirano (sin olvidar que en La caída del Imperio romano (1964) Christopher Plummer interpretó ese mismo papel con una caracterización no menos negativa del personaje). Si bien durante la campaña electoral de 2016 un seguidor de Trump publicó en YouTube un montaje de una famosa escena de Gladiator en la que el candidato a la presidencia era comparado con el protagonista Máximo (como un nuevo «American gladiator»), en agosto de 2019 un artículo en The Guardian establecía la comparación con el antagonista Cómodo. Con el sugerente título “Trump parece pensar que es un emperador, pero nosotros no nos hemos divertido”, en clara referencia a la película, el artículo recoge algunas polémicas declaraciones del presidente en las que, al igual que algunos emperadores, se comparaba con una deidad.
¿Trump el nuevo Julio César?
Nerón, Calígula, Cómodo… no han sido los únicos personajes de la antigua Roma identificados con Donald Trump. El mismo día del asalto al Capitolio algunos usuarios de Twitter insinuaban, ante la perplejidad de otros muchos, importantes similitudes entre un Julio César que rechazaba las decisiones del Senado romano y se aprestaba a cruzar el Rubicón y un Trump que se negaba a aceptar el resultado de las elecciones y azuzaba a sus seguidores contra el Senado estadounidense. Pero lejos de ser una novedad, periodistas, politólogos e incluso académicos clasicistas han recurrido periódicamente a este ejercicio comparativo para analizar el carácter y las acciones del presidente estadounidense.
La reconocida Mary Beard llamaba recientemente la atención sobre lo engañoso que puede ser comparar dos personalidades políticas separadas por más de veinte siglos…, pero aun así reconocía que podían establecerse paralelismos entre Trump y César. El ya mencionado divulgador Tom Holland apuntaba en una entrevista concedida a la BBC cómo ambos políticos se habían enfrentado al establishment y eran “muy impacientes” con las tradiciones republicanas o los procedimientos democráticos. El pasado noviembre, el periodista y politólogo estadounidense Brent Ranalli llegó a dedicar hasta cuatro artículos al análisis exhaustivo de las similitudes y diferencias entre ambos personajes y sus biografías.
La controversia de la relación César-Trump llegó a viralizarse a raíz de una nueva versión del Julio César de Shakespeare, llevada a escena en 2017, en la que el dictador romano se asimilaba estética y gestualmente a Trump. Los medios de la derecha estadounidense y sus seguidores criticaron la obra teatral, especialmente por su conocido final. Sin embargo, han sido ellos quienes en los últimos días han recuperado en Twitter el paralelismo César-Trump para denunciar la “traición” de sus más allegados tras las elecciones, señalando incluso al vicepresidente Mike Pence como un nuevo Bruto.
La búsqueda de símiles históricos con los que mofarse, criticar o reflexionar sobre Trump ha llevado a tuiteros, periodistas y académicos a emparentarlo con otros “hombres fuertes” del último siglo de la Roma republicana, especialmente con aquellos que desafiaron a las instituciones y tradiciones republicanas, propiciando la crisis y el final de la Res publica. Sin ser una búsqueda exhaustiva, hemos encontrado comparaciones con líderes populares como Cayo Mario, Catilina o Clodio, y también con el dictador optimate Sila.
Donald Trump y la crisis de la Roma republicana
La presidencia y la figura de Donald Trump han supuesto un nuevo episodio de intensa Recepción Clásica en la política actual. Hasta cierto punto, el paralelismo resulta inevitable tratándose de la principal magistratura de Estados Unidos, una democracia cuyo funcionamiento fue pensado conscientemente al espejo de las instituciones de las repúblicas antiguas, especialmente la romana. Los Padres Fundadores pretendieron entretejer un sistema de controles y contrapesos («checks and balances») que evitase que su sistema republicano desembocase en autoritarismo, para no caer en los mismos errores ni cumplir el mismo destino que los romanos.
Como apuntaba Joy Connolly en 2017, la aristocracia romana diseñó un entramado institucional que pretendía prevenir la aparición de personalidades políticas como Donald Trump, al igual que lo hicieron los fundadores de EEUU. Los romanos no tuvieron éxito, pues la República sucumbió para dar paso al Imperio. Por tanto, la preocupación de que el sistema republicano de los EEUU se viese perjudicado por el continuo desafío de Trump ha llevado irremediablemente a fijarse en la crisis de la Roma republicana, sus causas y protagonistas. En 2004 el historiador neocon Niall Ferguson presumía de que, a diferencia de Roma, la constitución republicana americana había contenido las ambiciones de cualquier pretendido César. Actualmente, no pocos ciudadanos de esta aldea global se preguntan si Trump solo será la antesala de regímenes más autoritarios, como lo fueron Sila y otros respecto a César o Augusto.
Oskar Aguado Cantabrana
Jonatan Pérez Mostazo
*Una primera versión de este artículo se publicó en la web del Proyecto ANIHO el 15 de enero de 2020: https://aniho.hypotheses.org/2075