Belén Solé y Beatriz Díaz, “Era más la miseria que el miedo”. Mujeres y Franquismo en el Gran Bilbao: Represión y Resistencias, Asociación Vizcaína Elkasko de Investigación Histórica-Bizkaiko Ikerketa Historikoko Elkartea, Bilbao, 2014.
(Galde 11, verano 2015). Rocio García Abad. Estamos ante una obra, modesta en su planteamiento pero muy sugestiva, que aborda la represión vivida durante la Guerra Civil española y el franquismo, especialmente por las mujeres en el ámbito del Gran Bilbao, así como las principales manifestaciones de resistencias que protagonizaron, con el objetivo de poner en valor una experiencia colectiva y en buena medida invisible en los libros de nuestra historia reciente. El trabajo está elaborado a partir de las historias de vida de 21 personas nacidas entre 1914 y 1949, en su mayoría mujeres, entrevistadas entre los años 2009 y 2013, recogidas en varios municipios del Gran Bilbao (Sestao, Barakaldo, Portugalete, Basauri, Erandio y Bilbao). Estas historias de vida, de ardua elaboración, forman parte de una base de datos en la que las autoras y otros colaboradores de la Asociación Elkasko siguen trabajando. El objetivo último es ofrecer una visión de las transformaciones sociales de la Ría del Nervión a lo largo del siglo XX.
A partir de la reproducción “literal” de fragmentos de entrevistas, previamente analizadas y estructuradas, las autoras van labrando el discurso de las principales y variadas formas de represión vividas, fundamentalmente, por las mujeres, así como de algunas de las formas de resistencias. La represión fue tremendamente dura e implacable y se hizo extensiva en muchas dimensiones: en el tiempo (duró varias décadas), en el espacio (llegó a cada pueblo y cada barrio), en la población (hombres y mujeres, niños y niñas, adultos y ancianos de varias clases sociales e ideologías) y en sus mecanismos. Como consecuencia, hubo poco margen para la respuesta, y precisamente por eso, cobran tanto valor los pequeños gestos de resistencia, individuales y espontáneos, o más organizados y planificados.
La represión tuvo muchas manifestaciones, tanto políticas –denuncias, prisión, castigos, fusilamientos-, como económicas –hambre, estraperlo, requisas-, culturales o sociales que tuvieron gran impacto en toda la población. A través de los testimonios se ha podido comprender y dar contenido al concepto de “represión sexuada”. Aunque la represión franquista alcanzó a toda la sociedad, hubo mecanismos de represión específicamente dirigidos contra las mujeres y hubo también una vivencia de la represión entre las mujeres distinta en algunos aspectos de las experiencias vividas por los hombres. Se concretó en castigos públicos como el rapado del pelo, la purga con aceite de ricino o la obligación de limpiar determinados lugares, como iglesias o escuelas; y en la violencia sexual, que sufrieron tanto en los centros de detención como durante la ocupación de las tropas franquistas. A veces, otras mujeres se encargaban de llevar a cabo estos castigos: “su madre era de las que se dedicaba a cortar el pelo y a represaliar a las mujeres. (…) No tenían afiliación, pero tendrían afinidad o verían la forma de medrar, sacar dinero o algo…”.
Más allá de la eliminación física de las mujeres consideradas peligrosas, se pretendía la anulación psicológica de toda posible oponente. Se castigaba a las mujeres por su vinculación familiar, o por haberse inmiscuido en el ámbito de lo político y público, contrariamente al ideal de mujer que el franquismo – por medio de Falange y de la Iglesia – venía a imponer. La moral se impuso a través de las autoridades civiles, que estrecharon el control sobre la indumentaria y otros aspectos de la vida cotidiana, como la prohibición a las mujeres del alcalde baracaldés Llaneza de salir a la calle sin medias.
Las mujeres prestaron apoyo a los hombres encarcelados y sacaron adelante a sus familias en condiciones de gran precariedad económica, desafiando el control del régimen con estrategias como el estraperlo. Su participación se hace más visible y notoria a partir de los años 60, con su entrada en la universidad, la militancia no institucionalizada, los movimientos parroquiales como el Scout, HOAC, JOC, etc. La parroquia del Patronato en Sestao fue un claro ejemplo de lugar de reunión de primeras iniciativas asociativas todavía en la clandestinidad.
El libro nace con el objetivo de ser utilizado como un recurso didáctico en educación secundaria o de adultos, así como en centros o asociaciones culturales o sociales. Por ello, además de los testimonios de las entrevistas, concluye con una propuesta de actividades. Se trata de una tirada limitada. Para solicitar un ejemplar o la versión PDF, contactar en elkaskoasociacion@gmail.com
Investigación “Mujeres y memoria de la represión franquista en el Gran Bilbao”: https://elkaskoasociacion.wordpress.com/2014/10/15/mujeres-y-memoria-de-la-represion-franquista/