Influencia y persuasión en la ultraderecha. Un análisis psicosocial

 

Galde 40, udaberria 2023 primavera. Jesús López Megías.-

Uno de los rasgos definitorios de la situación política actual en Europa lo constituye, sin duda, la presencia relevante de los partidos de ultraderecha en sus parlamentos. Como es bien conocido, en las últimas décadas hemos asistido a un auge espectacular del apoyo a estos partidos, que los ha llevado, elección tras elección, a alcanzar cotas de representatividad parlamentaria cercanas en muchos casos al 20%, impensables hace poco tiempo. España no es una excepción, la irrupción de VOX en el parlamento andaluz en las elecciones de 2018 con el 11% de los votos y 12 escaños, inició un proceso ascendente que se dejó notar en casi todos los comicios autonómicos posteriores y también en las elecciones generales de 2019, llegando al 15% de los votos, convirtiéndose en la tercera fuerza política del congreso con 52 escaños.

Más allá de las decisiones de índole económica y sociopolítica que han ido adoptando los gobiernos europeos desde hace tiempo y que puedan explicar el auge de los partidos de ultraderecha, es indudable que este avance solo ha podido producirse si al mismo tiempo se iba materializando un cambio en la percepción social de estos partidos y sus idearios, sobre todo por parte de quienes les han apoyado en las urnas. ¿Cómo se ha podido producir esta evolución en la percepción social de la ultraderecha? A continuación, voy a intentar aportar algunas pistas que ayuden a entender este proceso, a partir del análisis psicosocial de ciertos procesos de influencia y persuasión que utilizan con frecuencia estos partidos.

Uno de los resultados más consistentes de las investigaciones que han estudiado el apoyo a líderes y sistemas autoritarios es, sin duda, que éste se incrementa ante un amplio abanico de situaciones que generan en la gente percepción de amenaza. En general, el seguimiento de un líder autoritario se fortalece cuando las personas sienten amenazadas su seguridad y la cohesión y orden social, seguimiento que se asocia en mayor medida con la dimensión social de la ideología conservadora que con su dimensión económica. En este sentido, una de las estrategias más utilizada por los partidos de ultraderecha ha sido la de alimentar consignas que pretenden generar en la población la idea de que viven en sociedades peligrosas, sometidas a múltiples amenazas (p.e. las fuerzas de izquierda que quieren destruir sus valores tradicionales o los movimientos migratorios que amenazan la economía al ocupar puestos de trabajo locales y consumir recursos sanitarios, sociales…). Frente a este mundo “peligroso”, presentan el discurso de sus líderes, caracterizado por el autoritarismo, la fortaleza frente a otros y la firmeza en la seguridad.

Otra estrategia utilizada, complementaria a la generación de percepción de amenaza, ha sido inducir en sus seguidores creencias de ausencia o falta de control en una sociedad que dibujan en crisis, focalizando su atención en un escenario de contracción económica, decadencia moral y cambios culturales que amenazan los valores tradicionales. Una vez creada esa sensación de falta de control y generar sentimientos de ansiedad, miedo y malestar con el presente, ofrecen a la gente una forma muy particular de afrontamiento y recuperación del control: la nostalgia colectiva del pasado. La nostalgia colectiva se define como el estado afectivo que surge al pensar en uno mismo como miembro de un determinado grupo, pero a partir de concepciones idealizadas de características o hechos del pasado de ese grupo. Numerosas investigaciones han constatado que efectivamente hay una relación significativa entre la nostalgia colectiva y el apoyo a partidos políticos populistas de derechas. Eslóganes como “Make America Great Again” (Trump), “Take Back Control of Our Country” (Partido de la Independencia en UK) o “Remettre la France en ordre” (Frente Nacional en Francia) apelan claramente a este sentimiento. Su carácter persuasivo para el potencial electorado de extrema derecha queda fuera de toda duda, conectando con facilidad con la preferencia de los votantes conservadores por las ideas políticas que mantienen o incluso devuelven a una sociedad a tiempos pretéritos.

Las teorías psicológicas de la persuasión también nos pueden ayudar a comprender algunos de los mecanismos implicados en la adhesión a planteamientos de extrema derecha. Entendemos por persuasión todo acto de comunicación humana que ha sido diseñado para influir en otros modificando sus creencias, valores o actitudes. La información que se traslada mediante este acto comunicativo ha de ser procesada por quien la recibe y del resultado de este procesamiento dependerá su influencia. Durante las últimas décadas, se han propuesto diferentes teorías psicológicas explicativas de este procesamiento, coincidiendo la mayoría de ellas en su carácter “dual”. La más conocida es el Modelo de Probabilidad de Elaboración (ELM por su siglas en inglés: Elaboration Likelihood Model), propuesto inicialmente por Petty y Cacciopo en 1986. Según esta teoría, la influencia de un mensaje sobre las actitudes y el comportamiento viene determinada por la forma en que es procesado y, para ello se pueden seguir dos “rutas” o tipos de procesamiento: la ruta central y la ruta periférica.

La ruta central, también llamada ruta elaborada, cognitivamente es más lenta, costosa y compleja que la periférica. Los mensajes que activan esta ruta suelen incluir gran cantidad de información, argumentos racionales y evidencia que apoya una determinada conclusión. En política se activaría normalmente ante discursos, debates y discusiones que incluyen información muy elaborada y supuestamente racional. Es más probable que provoquen cambios a largo plazo en quien los recibe que los mensajes periféricos; sin embargo, no todas las personas están dispuestas a procesar y dedicarle tiempo a los mensajes centrales. La teoría ELM señala que solo tienen éxito en producir estos cambios si se cumplen dos condiciones: (a) quien los recibe ha de estar muy motivado para procesar toda la información que se le da y (b) debe ser capar de procesar cognitivamente el mensaje. Por ejemplo, si no se tiene motivación para dedicar media hora a escuchar argumentos o leer datos, no es posible la persuasión. Aunque si se tiene la motivación, pero el mensaje se ha construido en términos complejos de economía, relaciones internacionales… que no se comprenden, tampoco serviría. La ruta periférica en cambio implica, en términos de procesamiento, el equivalente a tomar un atajo. Los mensajes que activan esta ruta suelen ser rápidos y sencillos de entender. Estos mensajes descansan más en la implicación emocional e intentan persuadir por estrategias superficiales, por ejemplo, aludiendo a valores familiares, nostalgia del pasado, patriotismo, imagen del líder, argumentos de autoridad, etc. No obstante, algunas investigaciones han mostrado que la activación de una u otra ruta depende no solo de las características del mensaje, sino también de las motivaciones de quien lo recibe. Aquellas personas que están motivadas para formarse opiniones fundamentadas y precisas suelen involucrarse en procesamientos sistemáticos (ruta central); sin embargo, es más probable que activen el procesamiento heurístico (ruta periférica) si su objetivo es defender a toda costa que su forma de pensar es la correcta.

Tomando en consideración estas ideas, podemos identificar con relativa facilidad que buena parte de los mensajes de la derecha y la ultraderecha reúnen las características propias de los que activan la ruta periférica. El uso de eslóganes simples, sin información detallada, carentes de contenido, aunque cargados de emocionalidad, acompañados de simbología asociada a sentimientos patrios (p.e. exhibición de objetos varios con los colores de la bandera), alejan la posibilidad de activar la ruta central y por tanto del escrutinio y análisis minucioso del contenido del mensaje. De hecho, investigaciones realizadas con muestras amplias de población han identificado a la emocionalidad como un elemento clave en la comunicación populista. E investigaciones de corte experimental han corroborado que la capacidad persuasiva de los mensajes populistas descansa efectivamente en su apelación a emociones y sentimientos. La credibilidad percibida del comunicador y su valoración por el/la receptor/a se añaden también como claves importantes del procesamiento periférico. A ello se suma que, en general, cuanto más se identifica una persona con las derechas menor tendencia muestra al procesamiento elaborado y mayor al procesamiento periférico de la información política.

Íntimamente relacionado con el procesamiento periférico y consecuencia de ello es la tendencia observada en las personas seguidoras de la ultraderecha a creer y propagar “fakenews”. Se sabe que la activación de la ruta central disminuye la susceptibilidad a este tipo de noticias, mientras que la activación de la ruta periférica lleva al resultado opuesto. Además, un mayor nivel educativo y un estilo de pensamiento analítico (ruta central) se asocian con una menor probabilidad de amplificar las historias de las “fakenews” compartiéndolas o dándoles “me gusta” en las redes sociales. También aquí, disponemos ya de evidencia experimental para poder hablar de causalidad entre la inducción de razonamiento elaborado (ruta central) y reducción en la creencia en “fakenews”, y de inducción de procesamiento basado en la emoción e incremento en la adhesión a este tipo de noticias.

A modo de conclusión, entre las causas del auge de la derecha populista y la ultraderecha en Europa no solo se encuentran indudablemente factores macro sistémicos de índole sociopolítico y económico, sino también la utilización por parte de esos partidos de estrategias de influencia y persuasión muy eficaces entre sus seguidores. Desvelarlas debe contribuir a la necesaria y urgente tarea de frenar el avance de los posicionamientos ultraderechistas que constituyen, en este caso sí, serias amenazas a nuestras democracias.

Jesús López Megías
Catedrático de Psicología
Universidad de Granada

Referencias bibliográficas

Menke, M., & Wulf, T. (2021). The Dark Side of Inspirational Pasts: An Investigation of Nostalgia in Right-Wing Populist Communication. Media and Communication, 9(2), 237-249. https://doi.org/10.17645/mac.v9i2.3803

Petty, R.E. y Cacioppo, J.T. (1986). Communication and persuasion. Central and peripherical routes to attitude change.New York. Springer Verlag. 1986

Torres-Vega, L. C., Ruiz, J., y Moya, M. (2021). Dangerous worldview and perceived sociopolitical control: Two mechanisms to understand trust in authoritarian political leaders in economically threatening contexts. Frontiers in Psychology, 12(603116). https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.603116

Categorized | Política

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