Bienvenue en France. Para entrar, usen la trampilla.
Anaitze Agirre Larreta (Galde 08, otoño 2014). Primer plano. En escena los postres de boda en un restaurante, personal sirviendo la tarta y la cámara que se pasea por el jolgorio de la celebración y se va. Se va del gran comedor lleno de gente celebrando, se aleja de la fiesta, del lujo y la felicidad por un día quizás, y se va acercando a las cocinas del mismo restaurante donde el personal trabaja a un ritmo frenético para que en la sala vaya todo comme il faut. Y da tiempo de ver el microcosmos que simboliza perfectamente cualquier sociedad europea, en este caso la francesa. Mientras en el comedor hay fiesta, alguien tiene que trabajar para que eso sea posible. Y en el reparto de tareas, también es imprescindible alguien que se encargue de tirar las sobras del banquete, fregar los platos y las copas, ocuparse de la mierda. Y ese lugar lo ocupa Samba, un hombre senegalés que lleva 10 años en Francia y a quien el sueño europeo se le resiste. 10 años y aún en situación irregular, encadenando trabajos que la mayoría rechaza, ocultándose de los recurrentes controles de la policía de extranjería y con pocos visos de que la cosa cambie. Y nos lo cuentan con humor. Eric Toledano y Olivier Nakache han codirigido una película con su actor estrella, Omar Sy, protagonista también de ‘Intocable’ y Charlotte Gainsbourg, en el rol de una ejecutiva francesa de baja en estos momentos a consecuencia del síndrome del quemado o burn out y que trata de recuperarse del golpe y normalizar su vida haciendo voluntariado en una asociación de ayuda y asesoramiento a inmigrantes. Como contaron en la presentación en el Zinemaldia que se clausuró con este film, “hemos mezclado la historia de alguien que no quiere volver a trabajar con la de quien lo que quiere precisamente es eso, un trabajo”. Los directores vuelven sobre temas sociales desde una mirada tragicómica tal y como hicieron en su anterior trabajo. “Es como una foto de la sociedad europea. Para hacer la película nos fijábamos en las personas que fumaban en la parte de atrás de los restaurantes, ésas que están detrás de la máquina y la hacen funcionar, el mundo obrero que viene a buscarse la vida”.
Samba mantienen el tono de comedia durante la peli y hay secuencias y personajes como Wilson que no tienen desperdicio, aunque la historia contada hace que a veces la sonrisa se te congele ligeramente… “El humor nos permite contar estas dos historias que se cruzan y dar una atmósfera a temas muy duros”. El film está basado en una novela escrita por una voluntaria de una ONG francesa que asiste y asesora a personas inmigrantes. Y eso se nota. Genial el retrato de la propia asociación y las gentes que la habitan. En su mayoría inmigrantes, estudiantes universitarias y doctorandas y mujeres mayores de 70. La verosimilitud de las situaciones y lo temas tratados permiten al gran público conocer la cotidianeidad de muchas personas que se buscan la vida para poder ser alguien en sentido estricto de la expresión. Contaba Eric Toledano en la presentación, que hicieron “una investigación completa” antes de comenzar a filmar, visitaron asociaciones y centros de internamiento para extranjeros. Y les ha cundido porque por ejemplo en pocos minutos de metraje y lejos del melodrama permite hacerse una idea de lo que supone caer en la espiral de la irregularidad, el encierro y la expulsión desde un punto de partida delirante pero muy real como cuando Samba recibe una carta para que se presente en subprefectura para revisar su situación documental.
El juego de la construcción de las identidades, la oportunidad y necesidad de reinventarse para poder existir, la realidad y el entramado burocrático que se impone y obliga a reformular sueños y proyectos que aún pueden ser. Cine social contado con humor para todos los públicos, mirada crítica y hasta historia de amor (hetero). ¿Qué más quieren? Pues eso, a ne pas manquer. En las salas a partir del 27 de febrero de 2015.