Galde 43, Negua 2024 Invierno. Patxi Baztarrika.-
“Diálogo con la población castellanohablante navarra sobre el futuro de la lengua vasca” (Príncipe de Viana, núm. 284, 2022): así se denomina una sugerente e importante investigación realizada por Xabier Erize, destacado sociolingüista y autor de investigaciones de referencia sobre la incidencia de los factores subjetivos en los usos del euskera.
Se trata de una investigación singular en la sociolingüística del euskera en Navarra, tanto por el objeto estudiado como por la metodología utilizada. Se ha utilizado un método cualitativo-etnográfico, método de creciente relevancia en las Ciencias Sociales que permite profundizar en las complejidades de las actitudes lingüísticas. El estudio es fruto de 39 entrevistas con respuesta escrita realizadas a personas navarras anónimas castellanohablantes, de un perfil bastante coincidente con la parte mayoritaria de la sociedad navarra: residentes en diferentes zonas de Navarra, de edades diferentes, no saben euskera, viven “alejadas” del euskera, escolarizan a sus hijas e hijos en castellano o en otros idiomas diferentes del euskera.
Esta investigación identifica los motivos, razones y sentimientos más relevantes de la ciudadanía navarra no vascohablante sobre el fomento del euskera. El objetivo perseguido consiste en que los motivos expresados por esa parte de la población pudieran ser tenidos en cuenta en las políticas de fomento del euskera, desde la convicción de que hacerlo solo puede contribuir al éxito de la promoción de la lengua en un clima de consenso social. Ciertamente, en una sociedad plural y compleja, una política lingüística legítima y eficaz debe ser ineludiblemente pluralista y nutrirse de un consenso social y político amplio, en el que se reconozca una buena parte de la polifonía multicolor de la sociedad. Porque afecta directamente a la convivencia, y esta debe ser fruto del acuerdo más amplio posible. Porque al ser el euskera patrimonio de todos, es derecho de todos, y también obligación, participar en su preservación y desarrollo. La investigación de Erize es una valiosa aportación a ese consenso.
Navarra es profundamente plural. De la Montaña a la Ribera, pasando por la Zona Media, la diversidad es manifiesta también en lo lingüístico. Tiene dos lenguas propias: el castellano (mayoritaria) y el euskera (minoritaria y minorizada). Navarra y su(s) identidad(es) no son entendibles sin el euskera, como tampoco lo son, ni mucho menos, solo con el euskera. La pluralidades enriquecedora, pero en Navarra una parte importante de la ciudadanía percibe el fomento del euskera-desde puntos de vista opuestos-como un nutriente del conflicto identitario. En todo caso, una identidad navarra común será tal, si -y solo si- es integradora, inclusiva, no uniformizadora y respetuosa de su pluralidad.
De ahí que sea necesario poner punto final al divorcio entre los mundos vascohablantes y no vascohablantes. Un divorcio que, por un lado, dificulta conocer en profundidad y tener en cuenta los motivos de los castellanohablantes con respecto al euskera, hecho que pretende corregir la investigación de Erize en Navarra; y, por otro, se traduce en la falta de conocimiento de las vivencias de los mundos del euskera por parte de la ciudadanía que vive solo en castellano.Desconoceresa otra parte de la sociedad que desea usar habitualmente el euskera señala un déficit que debería ser corregido en beneficio de la convivencia, de acuerdo con el espíritu del preámbulo de la Ley 18/1986 del euskera de Navarra. Decía José Ortega y Gasset que “toda realidad ignorada prepara su venganza”. Convivir es lo contrario de vivir de espaldas, convivir es dialogar y compartir, empatizar en reciprocidad.
Con dos lenguas propias (el euskera y el castellano, ambas son de aquí), el objetivo no puede ser la mera coexistencia, debe ser la convivencia. Y la convivencia requiere el conocimiento del otro, y no imaginar –o inventar- a ese otro; requiere proteger las minorías.
Solo en un contexto integrador puede pervivir y desarrollarse el euskera. Mientras unos lo vivan como algo injustamente obstaculizado, y otros lo vean como algo ajeno, incluso como un elemento impuesto, el conflicto está servido. Hoy estamos a la puerta de una paradoja tan llamativa como que el euskera sea declarada lengua oficial en las instituciones de la UE y, sin embargo, aquí se viva un clima en el que muchos lo asocian a planteamientos partidistas e ideologizados, incluso a valores negativos como la discriminación, hasta el punto de ignorarlo en una parte de Navarra. Erize arroja luz sobre esta cuestión y persigue incorporar más motivos al fomento del euskera, que está necesitado de más oportunidades, más adhesiones, nuevas motivaciones y un amplio consenso social y político.
Ciertamente la situación del euskera es particularmente delicada en Navarra. Según la VII Encuesta Sociolingüística (2021), en el conjunto de la ciudadanía de Navarra, en los 10 últimos años (2011-2021), la actitud favorable al fomento del euskera ha bajado 7,7 puntos, hasta situarse en el 30,0 %. Este descenso es aún mayoren la población joven de 16-24 años, que baja hasta situarse en el 27,2 %, aun cuando es en esa franja donde se concentra el mayor número de personas con algún conocimiento de euskera (40,2 %), es decir, que lo saben hablar o lo entienden, y donde mayor ha sido el crecimiento de vascohablantes. El porcentaje más alto a favor se registra en la zona vascófona (68,6 %), y la mayor proporción en contra se da en la no vascófona (54,3 %). A la vista de esos datos, y sin olvidar que lo prioritario es fortalecer el uso y la adhesión por parte de los vascohablantes, cabe concluir que un objetivo central de las políticas y estrategias de fomento del euskera habrá de ser ampliar el consenso social y político y poner en valor la diversidad lingüística propia, pues la voluntad de la ciudadanía es la clave entre las claves.
Los resultados de la investigación muestran una amplia diversidad de motivos, cuya lectura es sin duda recomendable y necesaria. Aquí tan solo reflejamos unas pocas pinceladas muy resumidas.
Los 3 motivos mayoritariamente compartidos por las personas castellanohablantes entrevistadas son los siguientes:
- “El euskera forma parte de la cultura navarra y me parece importante mantenerlo vivo”
- «No me resulta cómoda la mezcla del euskera con la ideología y la política que acaparan un solo sentir y suelen excluir a los que no piensan igual; pienso que eso ha perjudicado mucho a la lengua vasca»
- «Si se quiere fomentar el euskera e incentivar a las nuevas generaciones se debe ser inclusivo, no se debería dejar de lado a aquellos que no lo conocen»
Esta otra formulación podría ser, según Erize, una síntesis de los motivos señalados por la mayoría:
“El euskera es parte importante de nuestra cultura. Si el mensaje de las entidades de fomento del euskera fuera «el euskera es algo de todos los navarros y solo entre todos podemos llevar a normalizarlo» en vez de mezclarlo con una ideología y política concretas, igual tendría yo más ganas de enviar a mis hijos a una ikastola, y en un par de generaciones aumentaría mucho el número de euskaldunes”
Hay otros ocho motivos, acompañados de relevantes matices, que Erize califica como “destacados, aunque no plenamente compartidos” (tampoco la población castellanohablante es homogénea), y que, si bien no los reproducimos aquí por falta de espacio, merecen ser conocidos y tenidos en cuenta.
Tengo la convicción de que los resultados de esta investigación constituirán una información valiosa para continuar investigando y para la mejora continua de los discursos, estrategias y acciones en favor del euskera en Navarra, en busca, como dijera Mitxelena, de “un lugar suficiente (para el euskera), que asegure su continuidad y desarrollo sin aventuras maximalistas. No debemos caer en el infierno del ghetto por huir del purgatorio de la diglosia. La integración nos es tan necesaria en el aspecto lingüístico como en cualquier otro”.
Patxi Baztarrika. Ha sido Viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno Vasco, (2005-2009 / 2012-2016).