(Galde 23, 2019/invierno). Entrevista realizada por Antonio Duplá.-
Pedro Santisteve (Zaragoza 1958) es uno de los nombres asociados a las nuevas candidaturas que han supuesto un revulsivo en la gestión municipal de algunas de las más importantes ciudades españoles en estos últimos años, a la espera de su revalidación en las elecciones municipales de la próxima primavera. Con una larga experiencia de activismo político desde sus años universitarios en los primerísimos tiempos del sistema democrático, Santisteve ha ejercido durante largos años como abogado penalista, especialista en la defensa de los derechos de la población reclusa y en la reflexión crítica sobre la institución penitenciaria. Ha sido también docente asociado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza. Accede a la Alcaldía de Zaragoza en el 2015 a la cabeza de una plataforma unitaria de movimientos sociales, colectivos populares e independientes, Zaragoza en Común (ZEC ), apoyada por Podemos, Izquierda Unida y Equo entre otros grupos. La coalición logró dar un vuelco al tradicional dominio del Ayuntamiento desde la llegada de la democracia por parte de PP y PSOE, y eso es algo que estos partidos han digerido bastante mal y así se explica la feroz oposición, descaradamente apoyada por importantes medios de comunicación locales, a la que Santisteve y su equipo han tenido que hacer frente desde el primer minuto de su legislatura.
Una primera consideración, a la vista de los equipos municipales de ciudades tan importantes como Madrid, Barcelona o Zaragoza, se refiere al interés de las nuevas candidaturas colectivas, «las candidaturas del cambio», apoyadas en colectivos diversos, al margen de los partidos tradicionales. De alguna manera se podría decir que estos partidos se han visto obligados a compartir o, incluso, ceder su protagonismo tradicional, ¿no?
PEDRO SANTISTEVE. La confluencia a la que llegó Zaragoza en Común en el 2015 partía de que los partidos daban un paso atrás cediendo el protagonismo a la gente, con independencia de si portaban o no carnet de partido. Esa actitud generosa pienso que contribuyó al éxito por la ilusión que desplegaron nuestras candidaturas.
Carmena, Colau, Santisteve, algunos nombres más, con las plataformas que les apoyan, parece que representan una formula más abierta, fluida, cercana, para recoger las aspiraciones populares que las que representa el modelo tradicional de partidos. ¿Se supone que la ciudadanía lo está viendo así también? ¿Hay alguna manera de apreciar o medir esta actitud, si se comparte esta afirmación, al margen de citas electorales?
PS. Hay un ambiente al interior de la institución que tiene mucho que ver con lo que ha sido la «vieja» política, de cooptación de los Ayuntamientos como si fueran patrimonio privado del bipartidismo, ahí el ambiente es de reproches, insultos, zancadillas, traiciones, descalificaciones, etc.; es lo que en ocasiones he calificado como un ambiente tóxico sobre el que hay que hacer una profunda reflexión acerca de cómo cambiarlo (de momento los concejales del PP han dejado de patear los escaños cuando no estaban de acuerdo con lo que oían). Por otra parte está la calle, la gente se muestra afable, crítica, enfadada o transmitiendo ánimos, pero siempre educada y con una actitud cívica tremendamente respetuosa. Yo me encuentro muy a gusto en ese contacto y por eso llevo visitados una docena de institutos con debates con chicos y chicas de 1º y 2º de bachillerato y también con un formato de acercamiento a los barrios que llamamos «Un café con el Alcalde» (con churros también), en el que abrimos un dialogo sobre cómo se perciben los problemas en cada barrio y yo les comento las dificultades con las que nos hemos encontrado a la hora de gestionar la institución (deuda, recortes de personal, envejecimiento de plantilla, grandes contratas sin control ni inspecciones, etc.). También es cierto que el habernos volcado en la gestión institucional nos ha llevado a no mantener la debida tensión o pulso político con los movimientos sociales, si bien esto se ha compensado con la apertura de la institución a una participación más intensa y menos clientelar del tejido asociativo.
¿Cabe decir que, al menos en el terreno municipal, esta fórmula, la de las llamadas «candidaturas del cambio» es una realidad irreversible o resulta más prudente esperar a las próximas elecciones para confirmar (o no) esta afirmación?
PS. Yo estoy convencido de que el Municipalismo ha venido para quedarse; otra cosa es si sabremos todos ser lo bastante generosos como para cuidar esos espacios y seguir concibiéndolos como espacios de aprendizaje, de vacunación contra el sectarismo, de apoyo mutuo, de aprender a vivir en la diversidad más allá de la confortabilidad que te da la adscripción a una tribu en particular.
El Municipalismo que representan las Ciudades del Cambio entronca con el federalismo de la I República en la línea del pensamiento de Pi y Margall, con los movimientos libertarios del primer tercio del siglo XX, también con una visión de construcción de la democracia desde abajo, dando entrada a la democracia directa, a la democracia participativa como elemento corrector de esa democracia representativa que se ha ido alejando de los intereses de la ciudadanía. También porque las ciudades representan hoy en día el lugar donde se escenifica el conflicto entre las políticas neoliberales, extractivas y depredadoras de los recursos de los ciudadanos, y unos modelos de Ciudad basados en la construcción de Comunidad, en la que gente asuma cada vez más como algo propio la participación en el diseño urbano: una ciudad mas amable, sostenible, acogedora, colaboradora, solidaria…
Zaragoza en Común es un proceso de confluencia, surgido desde abajo, desde la reflexión colectiva de muchas personas y su implicación personal, donde han participado plataformas sociales, movimientos, partidos. El momento más bonito del proceso es ese en el que todos y todas salimos un poco de nosotras mismas para sumarnos a un proyecto que ha demostrado ser capaz de transformar Zaragoza. El proyecto está ahí y vale la pena seguir luchando desde la esperanza y el saber compartir un proyecto que nos transforma a todos.
Aparentemente, el funcionamiento de los partidos, con sus responsables partidarios, su disciplina, sus estatutos, es más fácil que el de una plataforma como Zaragoza en Común. ¿Ha sido, está siendo difícil ser la cabeza visible, y responsable ante la opinión pública, de una plataforma diversa y plural como ZEC?
PS. Representar a una confluencia es saber moverse en esa diversidad a la que antes me refería, cuidarla, dar oportunidades a todo el mundo y concebir el liderazgo, excluyendo «poses» autoritarias, como algo que suma: el todo representa algo más que la unión de las partes. Supone salirse del «espacio de confort» para aprender a dialogar e incorporar motivaciones, tradiciones políticas, trayectorias con las que quizás en un principio igual no contabas, no conocías o con las que no te relacionabas al nivel que hemos logrado en la confluencia.
El ámbito municipal ha sido uno de los terrenos que se han demostrado más proclives a la corrupción, la opacidad, el amiguismo y el clientelismo (los ejemplos a lo largo y ancho de todo el mapa español son abundantes). Hasta ahora, salvo error, ninguno de los municipios gobernados por estas nuevas coaliciones y plataformas progresistas han sido sacudidos por casos de este tipo. ¿Son una garantía de una nueva manera de hacer política municipal?
PS. Evidentemente. Y por eso se ha aplicado el Partido Popular a intentar jugar a que «todos somos iguales», con temas que no tenían recorrido pero que unos determinados medios escritos han hecho de voceros, contribuyendo a generar un continuo ruido de fondo. El Partido Popular y los intereses que representa no perdonan que les arrebatáramos el gobierno. Pero el problema, que todos conocemos bien, no es sólo que el Partido Popular crea que debe gobernar por derecho divino, sino todo el rastro de precariedad y sufrimiento que siembran los gobiernos del Partido Popular.
Una queja tradicional respecto a la política y las instituciones es la distancia que suele existir entre la ciudadanía y sus representantes, a menudo muy alejados de las preocupaciones y sensibilidad de la «gente corriente». En ZEC la participación popular y la cercanía con los ciudadanos y ciudadanas es teóricamente una preocupación central. ¿Cómo se vehiculiza, como se lleva eso a la práctica en una ciudad de, si no me equivoco, cerca de setecientos mil habitantes?
PS. Nuestra forma de hacer política se ha basado en abrirnos a la participación de la gente, abriendo ámbitos al debate, generando Mesas Sectoriales en múltiples temas como la accesibilidad, igualdad, el pequeño comercio o comercio de proximidad, la movilidad ciclista, la recuperación y debate sobre los usos de espacios que son patrimonio histórico del Ayuntamiento, etc., etc.
Recientemente, los días 29 y 30 de noviembre, se ha producido en el Ayuntamiento el debate sobre «el Estado de la Ciudad de Zaragoza», debate que se realiza anualmente. En tu intervención hablaste de dos modelos de ciudad contrapuestos. ¿Cuál es el balance que hace el alcalde de Zaragoza de dicho debate, cuáles han sido los temas estrella, qué novedades ha aportado su equipo de gobierno a este tipo de debate? Dos modelos de ciudad contrapuestos, ¿en qué sentido?
PS. En el «Debate del estado de la Ciudad» hemos mostrado nuestro Modelo de Ciudad y obligado a los demás grupos municipales a confrontarlo con el nuestro; nuestra propuesta política ha sido la de afrentar con valentía, desde el principio, los retos globales que nuestra sociedad tiene, por ejemplo el cambio climático y el aumento de la desigualdad, poniendo a la gente en el centro del cambio.
En ese contexto Zaragoza no podía avanzar dejando atrás a todas esas personas que la crisis había golpeado. Hoy estamos en mejores condiciones de afrontar el futuro que hace tres años. Y eso hacemos, impulsando también un profundo cambio en la movilidad al propiciar la transición de las energías fósiles a las renovables e intentando que la ciudad sea un campo de pruebas en el transporte publico eléctrico.
El programa electoral de ZEC era particularmente ambicioso en temas como movilidad, vivienda y empleo sociales, rechazo de los desahucios, participación ciudadana, supresión de privilegios de los cargos municipales, apoyo al pequeño comercio, etc., etc.). Enfrentados a la prueba de la realidad y la gestión cotidiana, ¿en qué medida ha sido posible desarrollarlos o, incluso, abordarlos mínimamente?
PS. Se puede afirmar que no ha habido tema al que «no le hayamos hincado el diente», eso sí, hay que tener en cuenta tres problemas previos:
Primero, la herencia recibida en forma de deuda acumulada, facturas en los cajones, contratas deficientemente dotadas; a ello añadir la deuda de la Expo de 2008 que nos sigue lastrando. Ahora bien, hemos reducido la deuda del 126% a un 92% y hemos salido del Plan de Ajuste cinco años antes de lo previsto.
Segundo, la confusión que provoca que las competencias municipales no estén bien definidas y, por tanto, los continuos desencuentros con el Gobierno Autonómico; en todo caso, ha sido un gran logro conseguir la ley de Capitalidad para Zaragoza donde se intenta definir mejor ese ámbito competencial y de financiación. Zaragoza recibe ahora 21,5 millones de euros y aún así sigue financiando en más de 80 millones de euros competencias que en principio no nos corresponden (mantenimiento de los colegios de enseñanza primaria, empleo, etc.), pero no deja de ser un cambio importante para trazar una mejor relación entre ambas instituciones.
Tercero, el problema de la financiación de los ayuntamientos y que no haya un reconocimiento constitucional del poder local comporta tener que lidiar con impuestos injustos que nos vienen del Gobierno Central. Un ejemplo sería el del «catastrazo» del Sr. Rajoy, que genera evidentes problemas a los Ayuntamiento para una gestión progresiva de los mismos, algo que su estructura no permite, más allá de las bonificaciones y/o exenciones con las que hemos parado las subidas que suponía.
Nos hemos tomado en serio el derecho a la vivienda haciendo frente a la emergencia habitacional en un contexto en el que han subido los desahucios por impago de alquileres. Desde 2015 hemos adjudicado más vivienda social que en los doce años anteriores: setecientas en esta legislatura. Estamos incidiendo en el mercado de alquileres sacando viviendas al mercado a través de programas como «alegra tu vivienda», aumentando el parque de vivienda social y, sobre todo, impulsando un Plan de Rehabilitación de más de 842 viviendas sociales (50% del parque de vivienda social) y de construcción de más de 300 a través del Banco Europeo de Inversiones, con un costo de 70 millones de euros y la creación de más de 1300 empleos directos.
En la lucha contra el cambio climático y por una movilidad sostenible estamos ahorrando más de 5 millones de euros anuales en el consumo. Ya existe una incipiente red de electrolineras. Hemos renovado en un 25% la flota de autobuses con más de 70 autobuses híbridos y eléctricos circulando por la ciudad. También hemos apoyado la transición energética en el sector del Taxi: el próximo año tendremos 34 eléctricos circulando, incluyendo vehículos adaptados. Estamos renovando el parque móvil municipal con vehículos 100% eléctricos. También vamos completando la red ciclista y estamos regulando los vehículos de movilidad compartida, tanto en moto eléctrica, como en bici o en vehículos de movilidad personal, los patinetes.
Hemos impulsado la recogida selectiva de materia orgánica y están en marcha dos programas-piloto en la zona centro de la ciudad y en Actur que nos han permitido recoger doscientos cincuenta mil kilos de residuos orgánicos desde el pasado mes de julio. Con esta estrategia lograremos dejar de emitir más de setecientas cincuenta mil toneladas de dióxido de carbono cada año.
Zaragoza es la segunda gran capital española con mayor inversión social por habitante, algo que nos ha reconocido dos años consecutivos la asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales de España. El aumento de las cuantías presupuestarias ha sido notable: un 40% más de inversión y estamos cambiando el modelo de servicios sociales hacia un trabajo comunitario de base. Esta misma semana, hemos recogido el premio de Unicef como Ciudad Amiga de la Infancia y la Adolescencia, tras destinar cerca de un millón de euros a un Plan de Lucha contra la Pobreza Infantil.
En Cultura, el impulso del Circo, el Teatro o la Danza con residencias artísticas, también en el Auditorio con dos orquestas sinfónicas y en el espacio Harinera en San José (una experiencia pionera en España de gestión comunitaria), marcan una línea de cultura desde la base. También hemos formalizado la cesión del antiguo Instituto Luis Buñuel al colectivo que lo ocupaba, reconociendo su valor como centro social comunitario. Y los Presupuestos Participativos han supuesto una experiencia de participación sobre todo para AMPAS y jóvenes a partir de los 14 años bien interesante; también por lo que comporta de trabajo de muchas áreas municipales implicadas en sacar adelante estos pequeños proyectos (Servicios Públicos, Urbanismo, Movilidad, Participación). Podemos afirmar que nuestro Programa Electoral ha sido cumplido en un elevado porcentaje por lo que nos mostramos satisfechos.
En ese sentido, ¿qué supone la experiencia de la gestión institucional frente a la labor de reivindicación y denuncia de los movimientos sociales y los colectivos ciudadanos? ¿Resulta difícil armonizar ambos planos?, ¿deben ser complementarios?
PS. El hechos de que gente que pertenecíamos a los movimientos sociales pasáramos a la acción institucional, creo que ha dejado un tanto desguarnecido ese frente; nuestra rica experiencia nos ha llevado a comprobar los límites de la institución, los enredos en los que te encuentras en ocasiones por mor de una burocracia o una supuesta garantía procedimental que retrasa de forma desesperante la actuaciones previstas. También la perdida de efectivos a consecuencia de la crisis, las jubilaciones y el impedimento legal a reponer los puestos que se iban quedando vacantes ha sido un factor de distorsión permanente.
Hemos echado en falta un ambiente de mayor movilización y el cómo nos ha absorbido el trabajo de gestión ha comportado que no hayamos prestado la debida atención al debate y confrontación tan necesarios con esos movimientos sociales.
¿Animado para intentar la reelección?
PS. Estamos satisfechos del trabajo realizado. Mas que animados, somos conscientes de que en 4 años no se cambian más de 20 años de patrimonialización de la institución por unos partidos políticos que la han considerado suya. Hay que seguir abriendo la institución a la democracia directa o participativa como único mecanismo de control valido para revertir la situación de la que procedíamos. Además, los tiempos que corren con las políticas económicas que marca Europa (perdón, la Alemania de la Sra. Merkel), favorecedoras de la involución democrática y el auge de los populismos, requieren actitudes firmes de defensa de los derechos sociales y de las libertades en general, que deberían cuajar tarde o temprano en esa Reforma Constitucional o Proceso Constituyente permanentemente aparcado por la clase política.