Entrevista a José Luis Rodríguez García

«El Acontecimiento de M-68 fue un volcán y una derrota»

(Galde 21 primavera/2018). Entrevista realizada por Sabiñe Zurutuza.
José Luis Rodríguez García es Catedrático de Filosofía en la Universidad de Zaragoza, especialista en el pensamiento moderno y contemporáneo. Sus propias (numerosas) publicaciones o la dirección de tesis doctorales le han hecho profundizar en el marxismo y el pensamiento de la Revolución y seguir los pasos, entre otros, de Sartre, Althusser, Adorno, Deleuze o Foucault. También poeta y novelista, ha escrito igualmente sobre Hölderlin, Pasolini o el surrealismo. Ha sido animador incansable de la revista de pensamiento, cultura y estética Riff-Raff. José Luis es un modelo de intelectual comprometido y, por consiguiente, una persona particularmente cualificada con quien hablar de mayo del 68.

Galde. Hablar de mayo del 68 puede representar muchas cosas a la vez. ¿Cuál es para ti el significado principal de todo aquello?

JLRG. Lo cierto es que el horizonte del movimiento es tan extraordinario que resulta sumamente difícil hablar de un “significado principal”… Recomendaría prudencia a la hora de subrayar complicidades, por ejemplo, entre la agitación en USA, cuando la nación está abocada a la hecatombe bélica y donde el movimiento estudiantil, especialmente en Berkeley a partir de 1964, toma la iniciativa amparándose en algunas consideraciones marcusianas –no precisamente las teóricamente más importantes- abriendo un abanico de propuestas notablemente transversales que circulan desde el pacifismo, algo nada inaudito si se tiene en cuenta la situación, hasta lo que vio a conocerse como la revolución sexual, y lo que ocurre en otros panoramas. ¿Qué tiene que ver Berkeley con Berlín? En la capital alemana, los movimientos que se comienzan a agitar entre el verano del 66 y el del año siguiente, como apuntarían Bosc y Bouguereau en un artículo publicado, cómo no, en Les temps modernes, y con mucho acierto, están fuertemente orientados por la sensación de estar viviendo en una situación de creciente autoritarismo que exigía el combate en favor de un potente flujo democratizador… Pero fijémonos que en las manifestaciones convocadas día sí y día también las figuras reverenciadas son Hoh Chi Minh, Guevara o Luxemburgo… Nada que ver con el pacifismo y la denuncia de la obsolescencia de los roles sexuales que tiene lugar al otro lado del Atlántico. No quisiera abundar mucho más en este aspecto, aunque me parece necesario subrayar otros dos casos que contribuyen a entintar el problema de las no-similitudes, bueno, ya veremos, entre los diversos movimientos. Por un lado, está Italia… Se observan síntomas de desintegración en el PCI. La Corriente operaria de Negri está irrumpiendo con potencia y, pese a los demoledores ataques de la ortodoxia gramsciana, se abre paso… En fin, y es lo que quería señalar, el movimiento italiano, que comienza a gestarse en 1966, tiene una carga fuertemente obrerista que, como es fácil de comprender, está radicalmente ausente de los movimientos usa o berlinés… Finalmente, aunque se hayan estudiado menos, existen movimientos preocupantes en países exteriores al orden liberal-capitalista… ¿Podemos olvidar el caso checo? ¿O el yugoeslavo, movilizado desde la universidad de Belgrado y que tiene un fuerte contenido aliancista de obreros y estudiantes, como señaló D. Plamenic? De modo que, para dar por finalizada esta respuesta, me parece que, tratándose de movimientos que discurren paralelos, lo que podría establecer un nexo es la función emancipatoria y crítica con el status dominante que aparece en todos con las peculiaridades nacionales propias. 

¿Puede hablarse de un antes y un después del 68 en el pensamiento de la izquierda? ¿Cómo afectó lo sucedido en aquella época a los debates posteriores?

JLRG: Yo creo que existe un antes y un después en el pensamiento de la izquierda. Las propuestas emancipatorias estaban enmarcadas con anterioridad por el aliento marxista y anarquista y, si somos generosos, por alguna pretensión socialdemócrata. Tal uniformización comienza a venirse abajo a lo largo de los 60 y, desde luego, el 68 francés representará el prólogo a una novedad inusitada debido a su carácter simbólico… De pronto, por decirlo de alguna manera, se incorporan otros referentes –el psicoanálisis, el libertarismo escindido del marxismo, el feminismo-. Recuerdo lo que, entrevistados, aceptaban Deleuze y Guattari: que El Antiedipo, que en alguna parte he considerado, no sé si con exageración, como el equivalente para quienes entonces comenzábamos a pensar en o desde la izquierda al Manifiesto para los politizados jóvenes hegelianos, había sido fruto del 68, lo decían tan expresamente como lo recuerdo… Es significativo que reaparezcan autores como Lukács, que comience a revelarse el valor de la obra de Althusser bajo cuyo magisterio se ampararon autores tan dispares como B-H. Lévy, Glucksmann o Balibar, que al archivo feminista enriquecido por Beauvoir se celebre como propio… Nada volverá a ser como antes del 68. Al menos, la militarización académica y partidista se derrumba. Desearía que ya nunca estuviera en condiciones de salir de la uci.

Se ha hablado mucho de los nuevos movimientos sociales en relación a lo que significó Mayo del 68 y las dificultades mostradas por la izquierda convencional para asumir las nuevas demandas de distintos sectores de la sociedad. ¿Fueron esos nuevos movimientos la consecuencia del 68, o lo que ocurrió en el 68 fue el reflejo de las nuevas preocupaciones y movimientos que se estaban generando en la sociedad?

JLRG: Me parece que hay que abordar el problema con una doble dimensión. Por un lado, hay que reconocer, lo venimos haciendo en esta entrevista, que todo había comenzado a fermentar años antes del simbólico mayo-68. Merece la pena recordar un libro que circuló mucho a finales de los setenta, la reconstrucción teórica de aquellos años que realizó Teodori. Se titula Las nuevas izquierdas europeas y nos recuerda cómo incluso desde la década los 50 había fuertes movimientos contestatarios, funcionando a su manera o enfrentándose a las máquinas burocráticas… Si tenemos esto en cuenta es preciso reconocer que el mayo-68 fue el resultado un tanto azaroso –pero el azar debiera reconocerse como una categoría poderosa en el materialismo-… de una potencia que venía gestándose con cierta lentitud, pero con insobornable estrategia. Es indudable, por otra parte, que el Acontecimiento-68 actuaría como espoleta de una explosión social y política incontenible… Sin el Acontecimiento-68 los movimientos ordenados en torno a los idearios feministas, ecologistas, neolibertarios, postpolíticos –por usar un término del que abomino porque no puede haber nada post- excepto la muerte o el escarnio, en fin-, no hubieran desembocado en la proyección de un horizonte social nuevo e inédito en el orden de las democracias capitalistas y en la subversión de la esclerosis del “socialismo en un solo país” que dirigió la política comunista desde el inicio de la soberanía estalinista.

Se ha escrito mucho sobre el posible vínculo de todo aquello con lo ocurrido después y con las corrientes de pensamiento dominantes en la actualidad –basadas en el predominio del individualismo, la competitividad, y la defensa del mercado- en relación con el desmoronamiento del orden moral imperante con anterioridad a aquella época y que, en algunos aspectos, era compartido por la izquierda. ¿Qué opinas al respecto?

JLRG: No comparto la idea de una vinculación entre lo que entonces ocurrió y las corrientes de pensamiento dominantes en la actualidad… Primero, entiendo que no hay corrientes de pensamiento dominantes en la actualidad… En fin, es cierto que parece haber cundido una tendencia individualista, una hipertrofia del referente competitivo que exalta el privilegio del mercado, etcétera… Esto me parece indudable. Pero esto sólo puede explicarse porque se ha procedido a un rearme intelectual e institucional que ha buscado la confluencia entre elementos caducos, vergonzosamente obsoletos, y los aspectos del Acontecimiento-68 menos vigorosos, pero que son capaces de contagiar de una ilusión nebulosa a los nuevos intelectuales y a los movimientos sociales. Entiendo que hay dos discursos paralelos… Uno de ellos parece fortalecerse… Pero existe otro, más subterráneo, yo creo que más poderoso, aunque menos mediático… Este pensamiento es un Lázaro esperando que llegue el milagro. Perdonadme que me exprese de esta manera… Claro, leemos los suplementos culturales y ¿con qué nos encontramos? Con recomendaciones de textos clonificados, que se disuelven como bicarbonato en el agua para resolver momentáneamente la acidez de estómago… Podríamos preguntarnos qué textos en realidad interesan… Nietzsche, Benjamin, Deleuze, Foucault, Bourdieu, Bauman, Negri… Es por los autores por lo que me preguntan buena parte de mis alumnos y alumnas… Obviamente, no faltan en sus solicitudes Beauvoir, Irigaray o Butler. Retratos variopintos, ¿verdad? Pero este conjunto tiene la virtud insobornable de convertir el pensamiento en una máquina de resistencia y liberación. Dicho esto, debo concederos la razón en un aspecto: el 68 fue un volcán y una derrota… Es muy difícil reorganizar la urgencia de la revuelta, aún andamos en la reflexión sobre lo que ocurrió, por qué ocurrió, máxime cuando entonces se abrieron innumerables portalones… Recuerdo a Debord y Vainigen, cómo no, la consigna que me recordáis sobre el “prohibido prohibir”, pero podríamos hacer un mural compuesto de multitud de consignas incendiarias e insignificantes… Las playas bajo los adoquines… Diablos, bajo los adoquines sólo vigilaban los paracas del general Massu. Me niego a pensar, y no por propia cobertura moral, sino porque resulta inexacto, que el individualismo haya sido el eje vertebrador y triunfante… Está ahí, claro, lo sabemos… Los articulistas y todo el jolgorio de quienes tienen que escribir un artículo a la semana que entienden que resume la filosofía hegeliana o que va a convencer a las masas de las ventajas de la sociedad electronificada, de las utilidades democráticas de las redes sociales porque, al fin, se da voz a toda la ciudadanía, reconociendo que incluso los más bestializados de sus integrantes tienen derecho a evacuar lo que le inspiren sus delirios, son declaradamente patéticos. Qué se le va a hacer… Vivimos en el imperio mediático y dentro aún de la ofensiva por la unidimensionalidad, que tanto escándalo le provocara a Marcuse, pero hay “viejos topos” construyendo canales medio invisibles que cartografían rutas que tarde o temprano serán descubiertas. No me reprochéis que sea demasiado optimista o crédulo. A la postre, entendedme, es el privilegio de los supervivientes…

Un tema relevante en los debates sobre el significado de mayo del 68 es el que hace referencia a la crítica del autoritarismo. ¿Qué repercusiones ha tenido todo aquello sobre las formas actuales de concebir la enseñanza universitaria?

JLRG: Remarcaré dos aspectos sobre esta cuestión. Todos los movimientos, absolutamente todos, eran contra-autoritarios. En relación con la quiebra de la auctoritas señalaré que en Derecho romano se entiende por tal el privilegio que tiene el tutor para orientar la formación del adolescente privilegiado, y esto lo sabéis. Bien, el movimiento-68 dinamita este comportamiento… Las revueltas sociales se organizan y ordenan contra Todo. Quiero decir que contra todo orden político… El primer adversario es, como no puede ser de otra forma, el Partido… Me parece que las juventudes de entonces y los refractarios políticos estaban hartos de la pobreza sustancial de sus cúpulas dirigentes. Aquello era una mierda… Y el programa tuvo especial relevancia en la Universidad. Traduje hace casi treinta años unos artículos de Sartre sobre la política de aquellos tiempos… Los textos, que se publicaron en Le Nouvel Obervateur en junio, cuando la marea ya era nostalgia y pena, y que el Viejo tituló Las Bastillas de R. Aron, eran un ataque contundente a la auctoritas académica. Era clarividente, qué, extraño, ¿no os parece? “El movimiento ha fracasado…en un cierto sentido”, confesaba Sartre. Pero añadía, y entendamos sus palabras… Tenemos que fastidiarnos. El Viejo habla: la Universidad crítica no es realizable…. Y sugiere el Viejo: no abandonemos este sueño, “sino que continuemos haciendo una crítica vigorosa del saber que se imparte y de los métodos de enseñanza, aunque sea por la violencia”. Me gustaría remarcar que, con aquella explosión, la auctoritas académica se fue al carajo y que ello una mejor predisposición para que la ciudadanía estudiantil haya mejorado o, por mejor decir, para que hubiera podido mejorar porque las condiciones para esto estaban sembradas.

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