Entrevista a Xavier Vence

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«Es preciso refundar el nacionalismo gallego en una clave de izquierda y transformadora, capaz de ofrecer una alternativa a la mayoría social de nuestro país»

Entrevista a Xavier Vence, ex portavoz nacional del BNG.

(Galde 15 – verano/2016). Entrevista realizada por Koldo Unceta y Gustavo Docampo.

El BNG (Bloque Nacionalista Galego) se constituyó en 1982 como frente político nacionalista de izquierdas formado por AN-PG, UPG, PSG y colectivos independientes. En años posteriores incorporó otros grupos (PNG-PG, EN, Inzar y UG) hasta constituir la «casa común» del nacionalismo gallego.

El crecimiento organizativo se vio acompañado por unos resultados electorales que le llevaron a ser, liderado por Xosé Manuel Beiras, la segunda fuerza electoral de Galicia, por delante del PSdG-PSOE, cuando en las autonómicas de 1997 alcanzó su techo electoral (395.435 votos, 25,11% y 18 diputados). En las municipales de 1999 obtuvo las alcaldías de Vigo, Pontevedra y Ferrol. En ese mismo año consiguió un eurodiputado (Camilo Nogueira), y en las generales de 2000 tres actas en el Congreso y un senador por designación autonómica.

En las elecciones gallegas de 2001, todavía con Beiras como cabeza de cartel, se produjo una caída de 49.000 votos y la pérdida de un diputado. Caída que se acentuó cuatro años más tarde con Anxo Quintana como candidato, perdiendo 35.000 votos y quedando, con 13 diputados, en niveles de doce años atrás. Sin embargo este retroceso tuvo sabor a victoria al constituirse el gobierno de la Xunta con Emilio Pérez Touriño (PSdG-PSOE) como presidente y Anxo Quintana (BNG) como vicepresidente, además de otros cuatro conselleiros y conselleiras nacionalistas.

Tras la controvertida experiencia del bipartito, en las elecciones de 2009 el Bloque perdió un diputado y el PP recuperó el gobierno por la mínima. A partir de este momento se agudizaron las desavenencias internas hasta que, en enero de 2012, en la XIII asamblea celebrada en Amio, el BNG se partió en dos. Lo abandonaron un considerable número de militantes, entre los que se encontraba el que había sido hasta entonces su máxima referencia: Xosé Manuel Beiras. Para las autonómicas de 2012 el nuevo partido de Beiras (Anova) creó AGE (Alternativa Galega de Esquerdas) en coalición con Esquerda Unida, obteniendo 9 escaños frente a 7 del Bloque. En las generales de 2015 el BNG quedó sin representación, mientras la coalición En Marea (Anova-EU y Podemos) obtuvo seis escaños, uno menos en las repetidas del 26J de 2016.

Actualmente el BNG tiene en su seno dos partidos, la Unión do Povo Galego (de corte marxista-leninista más o menos clásico, con influencia decisiva en la organización) y el minoritario Movimiento Galego ao Socialismo. Se considera que la mayor parte de la afiliación del Bloque es independiente. Su presencia institucional está formada hoy en día por 486 concejales, alcaldías en varios concellos (entre ellos Pontevedra), 15 diputados provinciales, y seis diputados autonómicos.

Xavier Vence (Rodeiro, 1961), es Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Santiago de Compostela y fue elegido como portavoz nacional del BNG   en 2013, ocupando ese cargo hasta el pasado mes de febrero de 2016. Además de su dedicación a la actividad política, Xavier Vence ha desarrollado un amplio trabajo académico. Fue director del Instituto Universitario de Estudios y Desarrollo de Galicia (IDEGA), y ha publicado diversos libros y artículos científicos sobre, Innovación y desarrollo tecnológico, la economía gallega, la Unión europea, y otras cuestiones, habiendo colaborado asimismo con Galde en el primer dossier publicado por nuestra revista, dedicado a la Crisis Económica.(Galde nº 1, 2013). La entrevista fue realizada a comienzos de septiembre, es decir, antes de la celebración de las recientes elecciones en Galicia y en Euskadi.

Galde: Cuando accediste a la portavocía nacional del BNG en 2013 bastante gente pensó que se abría una posibilidad para recomponer un cierto clima de cordialidad que se había ido rompiendo dentro del Bloque. Tras casi tres años desempeñando ese cargo ¿Cuál es tu diagnóstico sobre el presente y el futuro de la organización?

Xavier Vence: Desde luego en este periodo las disputas internas no fueron un problema. Superamos tensiones internas, normalizamos relaciones con toda la representación municipal y consolidamos un clima de tranquilidad interna. El problema más grave estaba situado en las relaciones con los diferentes grupos escindidos del BNG desde 2012. En ese sentido dimos pasos para normalizar las relaciones con los demás partidos existentes o recién creados en el ámbito nacionalista e independentista. Hubo avances en la unidad de acción en las grandes luchas sociales del momento e incluso esfuerzos para llegar a acuerdos electorales pero en este terreno los logros fueron muy insuficientes, por razones propias y ajenas. Los últimos procesos electorales evidenciaron problemas de fondo acumulados durante años y una creciente desconexión con nuestra base social. Ni la crisis del neoliberalismo ni la recentralización del estado han servido para reforzar nuestras posiciones. Eso significa que necesitamos realizar cambios profundos, replantear el proyecto nacionalista para el siglo XXI, en el actual marco global y europeo, y también asumir con realismo una política de alianzas que garantice un papel determinante en la marcha política del país.

G: En los últimos tiempos te has venido refiriendo a la existencia de un fin de ciclo. ¿Cómo caracterizarías ese fin de ciclo? ¿Afecta sólo al BNG, al nacionalismo gallego en general, a la política gallega….?

XV: Lo que vive el fin de ciclo no es el nacionalismo sino la forma concreta que representa el BNG. Los síntomas de agotamiento del modelo del BNG vienen de años atrás. Lo ocurrido en estos últimos tiempos evidencia el agotamiento definitivo de un BNG concebido como un Frente político hegemonizado por un partido interno que se reclama marxista-leninista (UPG) y acompañado por otro partido más pequeño pero del mismo espectro y muy ideologizado. Lo que se necesita es redefinir el proyecto nacionalista, que asuma la estrategia soberanista de largo plazo con un realismo y pragmatismo de corto plazo que permita ser opción mayoritaria y de gobierno en este momento. Es decir, un proyecto nacionalista y transformador pegado a la realidad, en sintonía con la conciencia y prioridades de una mayoría social que necesita una alternativa al PP. El camino hacia la soberanía en Galicia será largo y requiere un periodo largo de gobiernos liderados por el nacionalismo, para avanzar en la agenda del autogobierno has crear las condiciones para su superación.

G: Se ha hablado de la necesidad de refundar el BNG ¿Cuáles son en tu opinión los aspectos centrales que deberían ponerse sobre la mesa en ese proceso de refundación?

XV: Lo que necesitamos es refundar el nacionalismo sobre nuevas bases, tanto programáticas como organizativas. Un nuevo proyecto que permita reunir a todo ese nacionalismo que se ha ido desperdigando en los últimos años y que, al mismo tiempo, sea capaz de conectar con las nuevas generaciones de jóvenes, que se acercan a la política bajo uno parámetros diferentes a como lo hizo la generación superideologizada que vivió la caída del franquismo y los primeros pasos de la lucha por la soberanía nacional. Necesitamos un proyecto que, sin renunciar a los objetivos estratégicos, sepa diferenciar claramente entre estos y los objetivos tácticos, asumiendo la necesidad de gobernar para avanzar. Y asumiendo que la mayoría social a la que nos dirigimos reclama programas de gobierno que respondan eficazmente a sus necesidades inmediatas, que en este momento son muy graves y acuciantes.

G: La actual dirección del BNG tiende a subrayar la inoportunidad del momento actual –tras dos elecciones generales y en vísperas de las gallegas- para afrontar cambios como los que apuntas. Sin embargo, desde otros sectores se señala el peligro de sufrir una nueva derrota electoral si no se toman algunas decisiones. ¿Cómo ves esta contradicción?

XV: Cuando no se quiere cambiar cualquier momento es inoportuno. Por el contrario, yo creo que salvar el bache electoral es una necesidad vital y eso sólo puede hacerse acometiendo cambios profundos y con agilidad. Las elecciones son precisamente la oportunidad para evidenciar la voluntad de redefinir el proyecto y el talante. Es nuestro electorado el que nos demanda cambios urgentes y deberíamos tener agilidad y cintura para llevarlos a cabo. Aunque algunos aspectos como el organizativo pudieran requerir un plazo de materialización más largo, para construir una nueva organización entre todos, lo importante sería lanzar el mensaje de que estamos dispuestos a hacerlo y reconciliarse con toda esa base social que nos fue abandonando a lo largo del último decenio y, sobre todo, en los últimos años. No querer hacerlo y poner las elecciones como disculpa es un tremendo error.

G: Lo anterior enlaza con otra cuestión ¿Qué características deberían definir en tu opinión a un nacionalismo de izquierda renovado para poder jugar un papel relevante en la política gallega?

XV: Necesitamos un nuevo proyecto nacionalista que ofrezca una alternativa para la mayoría social de nuestro país, construida desde parámetros de izquierda pero abarcando un espectro amplio, sabiendo que construir una nación no se puede hacer desde el vanguardismo ideológico que puede llegar a un 8-12% de la población. Tiene que ser un proyecto nacional de una izquierda con vocación de ser mayoritaria y con capacidad real de gobernar el presente e ir sentando paso a paso las bases del proyecto estratégico. Debe liderar la alternativa al PP de modo que pueda evitar ser muleta del PSOE en el momento en que aquél pierda la mayoría.

G: La Iniciativa pola Unión impulsada en el verano de 2015 apuntaba hacia una posible alianza electoral para las Generales del 20N. Con posterioridad, a principios de este año, hablabas de explorar una tercera vía en las relaciones del BNG y el espacio En Marea de cara a las elecciones gallegas de 2016 “evitando que las fuerzas estatales fagociten o inactiven el necesario proyecto nacionalista”. Pasadas las últimas elecciones y a la vista de lo sucedido en los meses recientes, tanto dentro del BNG como de la coalición En Marea, ¿Crees que el escenario se ha complicado a esos efectos?

XV: Efectivamente. Cuando lanzamos nuestra propuesta de Coalición Nacional Galega de Unidade pretendíamos fijar unos mínimos nacionales, impedir cualquier supeditación a las fuerzas estatales, con una candidatura soberana y que garantizase un grupo parlamentario propio. Podemos no quería ese marco y lo que luego pasó evidenció que su estrategia se impuso, los diputados y diputadas de En Marea se integraran en el grupo de Podemos. De cara a las elecciones gallegas, en cambio, las Mareas y las fuerzas nacionalistas consiguieron imponer a Podemos una candidatura netamente gallega, bajo la fórmula de un nuevo partido gallego (instrumental), con primarias únicas. El resultado era muy mejorable pero presenta un programa en clave nacional y de izquierda. Si el BNG estuviera en esa candidatura el nacionalismo tendría una doble oportunidad: en primer lugar, contribuir de forma más eficaz a la derrota de un PP que en Galicia representa a toda la derecha unida y tiene un enorme poder desde siempre, lo cual nos permitiría optimizar el apoyo electoral en las cuatro circunscripciones electorales y evitar que se pierdan votos en los restos o, lo que es más grave, que en alguna no se alcance el mínimo del 5%; en segundo lugar, eso facilitaría la reconciliación con esa base social que abandonó al BNG en los últimos años y, además, acercarse a la gente joven que desde hace tiempo no ve en el nacionalismo del BNG un referente ilusionante y si lo ve en En Marea.

G: Todos los nacionalismos periféricos se han visto afectados de una u otra forma por el nuevo panorama político estatal, y especialmente por la irrupción de Podemos y sus confluencias. Sin embargo, al menos por el momento, en Cataluña o en Euskadi no se han planteado propuestas de confluencia entre el nacionalismo de izquierdas y Podemos. ¿Quiere esto decir que una parte significativa de nacionalistas gallegos considera más difícil sobrevivir como referente político –en la actual coyuntura- sin alianzas con fuerzas estatales?

XV: Dos cosas son claras. Por un lado, la dinámica política gallega es muy diferente de la catalana o de la vasca, hasta el punto de que el BNG no tiene actualmente representación propia en las Cortes del Estado y tiene una perspectiva muy delicada de cara a las elecciones gallegas. El PP es marginal en Cataluña y en Euskadi pero en Galicia es históricamente hegemónico, recoge a toda la derecha-centro derecha unidas y casi nunca baja del 40% Por otro lado, es claro que Podemos es un socio muy arriesgado para las fuerzas nacionalistas. Es una fuerza estatal que aunque tiene un discurso de respeto a la plurinacionalidad del estado tiene una lógica estatal y aquí en particular abunda una pulsión española, como se vio en los recelos frente al BNG, en los debates dentro de En Marea y en su renuencia a aceptar la fórmula del partido instrumental para las gallegas. Lo ideal para nosotros sería una alianza de todos los nacionalistas y todos los que pueden compartir un proyecto nacional que fuese capaz de movilizar a la base social de izquierdas. Si en un determinado momento las fuerzas estatales asumen eso, en un espacio claramente nacional y en el cual no sean hegemónicas, entonces creo que una colaboración en circunstancias extraordinarias como son las actuales si puede resultar oportuna. Lo que no podríamos aceptar los nacionalistas es el liderazgo de las fuerzas estatales y su hegemonía.

G: Hace unos meses señalabas que la cambiante situación actual pone a prueba proyectos sólidos con un norte claro y se abren paso, en el comportamiento electoral, expresiones nuevas, que pueden ser más efímeras y que responden a las urgencias vitales de generaciones golpeadas por la crisis. ¿Cómo vinculas esta estas preocupaciones con la reflexión sobre el futuro del nacionalismo en Galicia o en otros territorios del Estado español?

XV: Lo que quiero decir con eso es que vivimos un periodo muy singular en todos los órdenes, pero desde luego en el plano político. Se ha impuesto el imperio de lo efímero en todas las dimensiones de la vida social. El electorado se comporta de una forma atípica, expresa su descontento y frustración con todo lo que existe, descarga su ira castigando a sus fuerzas tradicionales, busca soluciones inmediatas a una situación grave y acuciante, aun a riesgo de una nueva frustración, pero sobre todo busca incidir en el gobierno, en el poder, de inmediato. No vota para tener una oposición seria y contundente sino para cambiar los gobiernos. Eso lleva a primar sobremanera el voto útil, pragmático, dentro de un espectro más o menos aceptable. Eso quiere decir que las fuerzas nacionalistas deben mostrarse como herramientas eficaces para cambiar gobiernos a todos los niveles, incluido el estatal y el europeo.

G: Hay factores que afectan al futuro de los nacionalismos sin Estado que van más allá de la actual coyuntura española, e incluso más allá de la crisis. Los problemas y condicionamientos globales – de tipo económico o social o cultural, las redes globales de comunicación, las propias características de la UE …- representan una realidad que está ahí. ¿Cómo ves el futuro de los nacionalismos sin Estado en Europa y en el Estado Español?

XV: Creo que hay un telón de fondo en esta crisis y es el agotamiento del modelo de globalización –la globalización neoliberal-. La falta de soberanía para tomar decisiones claves de orden financiero, monetario, fiscal, en las políticas industriales, comercio exterior, etc., está conduciendo a la desaparición del tejido productivo en muchos países y, por lo tanto, a la falta de empleo, la precarización generalizada, déficit externos e incapacidad para financiar los servicios públicos universales y de calidad. Romper ese círculo vicioso va a requerir mayor capacidad de decidir por parte de los pueblos y el concepto de soberanía va a volver al centro de la escena. Si no lo hace la izquierda lo hará la derecha, con su ropaje populista, xenófobo. Por eso creo que el discurso soberanista de los nacionalismos, formulados en clave progresista y de izquierda es muy necesario y tiene un enorme porvenir. Desde luego, una Europa más cohesionada y social requerirá una nueva arquitectura institucional reconociendo mayores cuotas de soberanía a las naciones y un marco global postneoliberal.

G: En el caso del Estado español, ¿crees que puede haber puntos de confluencia entre los nacionalismos gallego, vasco y catalán? ¿O se trata por el contrario de procesos cada vez más diferenciados con escasas posibilidades de confluir?

XV: Los estadios de la conciencia soberanista, el grado de valorización del autogobierno y la solidez de las fuerzas nacionalistas, de izquierda o de centro-derecha, son muy diferentes en uno y otro caso. También el nivel económico y de riqueza relativa de cada una de las naciones influye y mucho, lo que hace a veces insidiosas esas formulaciones nacionalistas estrictamente fiscales o economicistas. En todo caso, es claro que debemos tejer una estrategia común para derrotar el centralismo y crear las condiciones para avanzar democráticamente hacia la soberanía de nuestras naciones.

G: Viendo las tensiones territoriales –por otra parte claramente asimétricas- que se producen en el actual panorama y su evolución desde el fin de la dictadura ¿Cómo vislumbras el futuro del Estado español? ¿En clave federal o confederal? ¿En otra clave, con procesos de independencia por medio?

XV: Creo que el estado español es un estado fallido, con una crisis que le va hacer muy difícil mantener una unidad que, desde Madrid, sólo son capaces de entender de forma centralista. Por eso, si el proceso de unidad europeo se mantiene después del Brexit y, sobre todo, si se avanza en una dirección federal a nivel europeo, no debería considerarse nada fuera de lugar el reconocimiento de la independencia de las naciones que tengan una clara voluntad de serlo. En ese marco, además de más democrático resultaría mucho más eficiente.

G: Nos gustaría preguntarte también por la situación de la economía gallega, sus problemas coyunturales y estructurales, y sus perspectivas ¿Cómo ves la situación de la economía gallega? ¿Qué medidas consideras más importantes para encarar un futuro con menos desempleo, pero a la vez más sostenible y equitativo? ¿En qué medida se ve ello condicionado por el marco político de relaciones dentro del Estado español?

XV: Sería muy complejo desgranar todo esto en un par de líneas. Galicia vive un proceso de declive de largo plazo con políticas que han favorecido el desmantelamiento productivo y no la diversificación innovadora. Nuestro excedente de ahorro, nuestro excedente eléctrico, muchas de nuestras materias primas emigran sin generar empleo, valor añadido y riqueza. Cambiar eso requiere tener competencias y voluntad para llevar a cabo políticas productivas estratégicas. Tener instrumentos para superar el molde uniformizador y pro-grandes empresas de Bruselas y Madrid. Eso requiere romper con las políticas diseñadas desde Madrid en beneficio de la gran banca, los grandes oligopolios eléctricos, de las grandes constructoras, de la gran distribución y de los servicios.

G: Tú has estudiado como economista el proceso de integración europea y sus diversos avances y retrocesos. ¿Cómo ves el futuro de Europa? ¿Crees que el brexit estimulará el avance de los partidos xenófobos y antieuropeos, o consideras que puede ser una oportunidad para promover un giro en las políticas que haga más atractiva la idea de la integración europea?

XV: Creo que la Europa neoliberal actual no es viable y estallará con nuevos “X-exit” a menos que se introduzcan cambios radicales en el diseño y en las políticas. El fracaso de la Europa neoliberal es la plasmación a nuestra escala del fracaso de la globalización neoliberal y ambas tienen que replantearse de forma radical para garantizar mínimamente la cohesión social y territorial.

G: Desde el punto de vista de la izquierda europea, ¿Crees que hay margen para avanzar en propuestas de gobierno alternativas tras lo sucedido en el caso de Grecia? ¿Es posible afrontar cambios de cierto calado en un territorio sin una complicidad política que abarque a distintos países?

XV: Creo que un cierto margen existe, sobre todo en los países que no están con la soga al cuello de una deuda desmesurada pero para llevar a cabo cambios estructurales importantes que preserven las conquistas sociales históricas y al tiempo aseguren un desarrollo sustentable y equitativo es necesario que esos cambios se produzcan a escala europea. Incluso diría más: deben tener un correlato también en el marco global, por ejemplo frenando el TTIP, TISA, etc.

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