(Galde 15 – verano/2016). Observatorio Noctámbul@s. Erradicar la violencia sexual es posiblemente uno de los objetivos más urgentes en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y, desde nuestra perspectiva, una de las principales claves para conseguirlo es el desarrollo de campañas de prevención eficientes, creativas y con recursos. En este sentido, algunos de los espacios en los que nos parece más necesario intervenir son los contextos de ocio nocturno y consumo de drogas incluyendo las fiestas populares. Espacios que han sido y siguen siendo muy frecuentemente escenarios del acoso sexual a las mujeres y a pesar de ello espacios en los que se interviene demasiado poco para interpelar a sus usuarios y usuarias con discursos críticos acerca de esta cuestión.
Desde la puesta en marcha del Observatorio Noctámbul@s, hemos conocido múltiples iniciativas para prevenir la violencia sexual en espacios de consumo de drogas y ocio nocturno desde una perspectiva de género. Aunque la mayoría de ellas se han elaborado en otros territorios y por lo tanto en distintos idiomas, la fuerza de sus discursos nos ha interpelado en diversas ocasiones. En este artículo proponemos un breve recorrido por algunos de los proyectos que más nos han llamado la atención en este proceso con la intención de inspirar nuevas campañas y proyectos en nuestros contextos locales.
Las campañas de prevención de la violencia sexual se han enfocado tradicionalmente en invitar a las mujeres a modificar pautas de comportamiento para evitar ser acosadas. Esta perspectiva ha sido fuertemente criticada por los movimientos feministas y desde hace algunos años, han emergido múltiples campañas que interpelan directamente a los hombres sobre sus actitudes e incluso a los llamados espectadores éticos (amigas y amigos, profesionales de ocio nocturno, personal de seguridad) en relación a su papel en caso de ser testigos de situaciones de acoso. Son éstas las campañas que queremos compartir, aquellas que sitúan la responsabilidad de la violencia sexual en aquellos que deciden acosar sexualmente a las mujeres y aquellas que abordan la dimensión colectiva de la permisividad social que tienen estas violencias.
Interpelar a los chicos sobre el consentimiento
Buena parte de las campañas dirigidas a los chicos en espacios de ocio nocturno y consumo de drogas se centran en algo que podríamos definir como la pedagogía del consentimiento. Por ejemplo, algunas establecen paralelismos, casi cómicos, para ejemplarizar mediante situaciones de consentimiento de la vida cotidiana que formas de comportamiento son adecuadas. Algunas de las campañas que más se han viralizado son la de la policía de la región británica de Thames Valley: “Consent: It’s simple as tea” (Consentimiento: tan simple como el té), una iniciativa que compara el consentimiento a la hora de tomar té con otra persona con el de mantener relaciones sexuales con alguien. También en esta línea, se encuentra el cómic que realizó la dibujante AlliKirkham para la revista digital Everyday Feminism titulado: “What if we treated all consent like society treats sexual consent (¿Qué pasaría si trataramos todos los consentimientos como la sociedad trata el consentimiento sexual?). En la misma línea, se evidencia de que sería absolutamente inaceptable socialmente comportarnos en cualquier situación de la vida cotidiana como algunos chicos se comportan en situaciones de acoso sexual.
En esta misma lógica de divulgar las normas básicas del consentimiento, ha emergido una campaña muy potente en Escocia que no sólo interpela a los chicos sino que es sumamente empoderadora para las chicas ya que señala con múltiples ejemplos muchos comportamientos que a menudo acaban generando sentimientos de culpa en muchas chicas tras ser agredidas sexualmente. La campaña se llama “This is not an invitation to rape me” (Esto no es una invitación para que me violes) y funciona a la vez como un espacio para dar información a mujeres que hayan sido agredidas.
Otras campañas buscan situar la idea del consentimiento en el imaginario colectivo de las personas usuarias de los contextos de ocio nocturno. E incluso ir más allá y hacer del consentimiento algo deseable y positivo, algo que nos hace mejores amantes y que cualquier persona quiere obtener antes de un encuentro sexual. El ejemplo más paradigmático son las campañas de reparto de tarjetas en discotecas y festivales con el eslogan “Consentis sexy” (El consentimiento es sexy) del proyecto Compassionate And Respectful Engagement Squad.
El último ejemplo de campaña procedente del contexto anglosajón es la iniciativa de la organización canadiense Battered Women Support Services: “Dont be that guy”(No seas ese tío) en el marco de su programa The Violence Stops Here. La campaña es interesante porque da por supuesto que un hombre que mantiene relaciones sexuales sin consentimiento es un tipo de hombre que nadie quiere ser.
Nuestras fiestas populares…
En el contexto español, las campañas de prevención de la violencia sexual en contextos de ocio nocturno se han desarrollado ampliamente en los contextos de fiestas populares o mayores de barrios y ciudades. Aunque durante mucho tiempo estas iniciativas han sido lideradas por los movimientos feministas locales, en los últimos años diversos municipios han tomado ejemplo y se han comprometido con la prevención de las agresiones sexistas en sus fiestas locales. Y es que, a diferencia de cualquier otro espacio de ocio nocturno, las fiestas mayores son eventos organizados por los propios municipios y por lo tanto las campañas de prevención deberían ser especialmente ejemplares en estos contextos.
Algunos ejemplos destacados de estos últimos años son los del consistorio de Bilbao que en sus fiestas de Aste Nagusia ha promovido una campaña contra la violencia sexista bajo el lema “Ez beti da ez; no es no. Insistir es acosar. Acosar es agredir“. También el Ayuntamiento de Pamplona se ha posicionado este año explícitamente contra la violencia sexual en sus internacionales fiestas de San Fermín mediante la campaña “Por unas fiestas libres de agresiones sexistas.
En el contexto catalán se han sumado a estas iniciativas ayuntamientos de muy distintos tamaños. Desde el consistorio de Capellades que en sus pasadas fiestas puso en marcha la campaña “Si dic que si, triemon; si dic que no bona nit” (Si digo que si escogemos donde; si digo que no buenas noches) hasta el de Sabadell y su campaña “Sabadell lliure de sexisme” (Sabadell, libre de sexismo). En esta línea, el pasado 25 de noviembre el Ayuntamiento de Barcelona otorgó el premio 25 de noviembre al Protocolo de actuación contra las agresiones sexistas en las fiestas mayores del barrio de Poble Sec, un proyecto elaborado por diversas entidades y colectivos del barrio.
A pesar de todo, siguen siendo excepcionales las campañas institucionales para denunciar estas violencias y comprometer al conjunto de la ciudadanía en la prevención del acoso y las agresiones sexistas. En este artículo hemos hecho un pequeño viaje entre campañas virales del contexto anglosajón a campañas locales para prevenir el acoso en las fiestas mayores. Todas ellas tienen algo en común, buscan interpelar a los hombres en relación a las reglas del consentimiento y a la vez al conjunto de la ciudadanía para aclarar que tenemos una responsabilidad colectiva en la permisividad social de las violencias de género.
Más información en:Noctambul@s Observatorio cualitativo sobre abusos sexuales y consumo de drogas en contextos de ocio nocturno http://www.drogasgenero.info/noctambulas/