¿Queremos imaginarnos y participar de nuevas formas de gobierno más participativas, inclusivas y transparentes que vayan más allá de la democracia representativa y la política de partidos tradicional? ¿Podrían jóvenes ingenieras, estudiantes de FP y trabajadores en paro crear juntas maquinaria industrial de bajo coste? ¿Que pasaría si las fábricas auxiliares de automoción se juntasen para fabricar conjuntamente un coche de propiedad compartida? ¿Pensamos en cómo crear e instalar generadores que además de incrementar la producción de energías renovables, reduzcan significativamente nuestra factura eléctrica? ¿Nos sumamos a una manera de construir infraestructuras de telecomunicaciones distribuidas y en manos de la sociedad civil? ¿Podemos hacer que la relación entre productores locales del sector primario con comercios y grupos de consumo de proximidad se generalice? ¿Queremos practicar nuevos modelos de consumo colaborativo para el uso del coche, de electrodomésticos, de la vivienda, de herramientas, de productos culturales…? ¿Qué surgiría de la combinación entre empresas y comunidades de software libre y las empresas y comunidades alrededor del euskera? ¿Nos atrevemos a repensar la red pública de escuelas, bibliotecas, centros cívicos, polideportivos o casas de cultura para adaptarlas a nuevas necesidades y formas de estudio, trabajo, ocio, más flexibles y polivalentes? ¿Pueden la banca ética, el crowdfunding, los prestamos P2P, las comunidades autofinanciadas, las monedas locales o las distintas formas de economía no-monetaria jugar un papel fundamental en el desarrollo de un nuevo modelo socieconómico? ¿Qué tienen que ver el cooperativismo, el auzolan y el open government? ¿Queremos liberarnos de la tiranía del copyright y las patentes? ¿Estamos dispuest*s a co-responsabilizarnos y a relacionarnos como seres interdependientes?
Estas y otras muchas preguntas sirven para ayudarnos a imaginar sobre la posibilidad de una sociedad basada en las redes y relaciones de producción, gobernanza y propiedad P2P, entre pares, desde lo común, libre y abierto. Una forma de superar la parálisis producida por el desconcierto y atrevernos a mirar más allá, viviendo esta engañosa y perversa crisis en la que nos tienen inmers*s, no como algo que pasará para volver a donde estábamos, sino como el momento para sumarnos a otra filosofía de vida y hacer emerger otras alternativas que ya estaban ahí y ahora están evolucionando y cristalizando con fuerza.
¿Qué entendemos por P2P?
El P2P (peer to peer), más allá de un protocolo de intercambio de archivos digitales, es toda una filosofía sobre un cambio de paradigma en la manera de organizarnos-compartir-producir-conversar en red, de forma distribuida, conectando personas e iniciativas, local y globalmente. Una apuesta por la apertura, la descentralización y el empoderamiento colectivo, que tiene su reflejo en toda una emergente y diversa tipología de iniciativas. Desde la llamada 3ª Revolución Industrial y la proliferación de makerspaces y fablabs, hasta el gran desarrollo de las licencias libres, pasando por el consumo colaborativo, por proyectos de co-creación y repositorios digitales de uso común, por experiencias de democracia inclusiva u opendata, etc.
El P2P propone un nuevo modelo socioeconómico basado en las redes y relaciones entre pares, Un modelo que hunde sus raíces en prácticas comunitaristas y tiene su referente más cercano en las comunidades de desarrollo de software libre basadas en cuatro libertades: 0.- copia y utilización; 1.- acceso código fuente (programa, patrón, diseño, metodología, manual); 2.- modificación, mejora, derivados y nuevas aplicaciones, remezcla; y 3.- comunicación pública, distribución, explotación.
Un modo de hacer que ha desarrollado una ética, la ética hacker, que se resume en la premisa «Ningún problema debería resolverse dos veces»; y se basa en el libre acceso, reproducción y distribución del código fuente -la información y/o conocimiento, ya sea en forma de un patrón, un diseño, una metodología, ,una programación, un manual didáctico, de cualquier producto, servicio o actividad-, de manera combinada con otros valores como pasión, libertad, conciencia y compromiso social, flexibilidad, creatividad o accesibilidad. Una ética que pone en el centro a las personas y las relaciones entre ellas y con su entorno; que prioriza el uso sobre la posesión, el entusiasmo sobre la ética protestante propia del Capitalismo.
A partir del caso paradigmático de la comunidad de desarrollo de Linux -que ha hecho que el software libre se vaya imponiendo en sistemas operativos, programas y aplicaciones frente al software privativo-, el modelo productivo P2P se ha ido expandiendo, adaptando y diversificando. Desde algo ya tan habitual en nuestras vidas como la Wikipedia, el mayor repositorio de conocimiento libre creado colectivamente, que terminó con la histórica hegemonía de la Enciclopedia Británica; pasando por proyectos relacionados con grandes ámbitos industriales como la automoción o la fabricación de maquinaria pesada como: Wikispeed, el primer prototipo de un deportivo de bajo coste y alta eficiencia energética desarrollado comunitariamente bajo licencias libres y listo para su producción por pequeños talleres locales; u Open Source Ecology, que trabajan en el diseño abierto de las máquinas industriales básicas para desarrollo autosostenible de la vida, como un generador eólico, un tractor o una máquina de hacer ladrillos. Y así, un sinfín de casos -con una dimensión global, local o casi siempre interconectando ambos niveles-, relacionados con: el hardware libre y la producción material como Arduino o la impresora 3D de fabricación aditiva Reprap; el desarrollo de infraestructuras de telecomunicaciones como guifi.net; la circulación de una moneda de curso legal, autónoma y de flujo global como Bitcoin; plataformas de corwdfunding para el desarrollo de los bienes comunes como Goteo; cooperativas de producción y consumo que desde la economía solidaria entran en el mercado de la banca, la energía o la alimentación, como Fiare, Goiener o Esnetik; que pueden encontrarse aglutinadas en plataformas como mecambio.net, ouishare.net o mercadosocial.net; espacios de co-trabajo, makerspaces, fablabs, hubs y centros sociales vinculados a la innovación social y la acción cultural como Astra, WikiToki, BilbaoMakers, Arteklab o Kabia; plataformas que implican y dan protagonismo a la ciudadanía como tuderechoasaber o arreglamicalle, así como numerosas iniciativas y dinámicas de trabajo derivadas del 15M de manera informal o como evolución de movimientos sociales preexistentes, de las que puede ser los casos más significativos la PAH o el PartidoX, pero que tienen su verdadero potencial en la multiplicación de movimientos, iniciativas, asambleas de barrio; la suma de agentes como ESLE, REAS, Las Indias, MIK, Cibersity, EHNE, Katilu, Desazkundea, Konfekoop, Ekoliderrak, Bagara, Zaramari, Tabakalera, UbiQa, Aprendices, Blogariak o nosotras mismas desde ColaBoraBora… ¡La lista crece a cada momento!
Organizando una vida en común
Pero para avanzar en el desarrollo de una sociedad P2P, además de celebrar todo lo conseguido (que es mucho), es necesario identificar y trabajar de forma autocrítica sobre las barreras y los retos existentes; desde las grietas en el sistema, paso a paso, empezando desde un* mism*, a la vez que se trabaja en la producción de unas determinadas condiciones para que el contexto sea cada vez más propicio.
Necesitamos desarrollar prácticas de buen gobierno que faciliten la colaboración y el intercambio. Promover cambios legislativos, que si no favorezcan, al menos no penalicen una economía colaborativa ahora entre la (ai)legalidad. Y avanzar hacia la figura del ‘estado socio’, como autoridad gubernamental pública, que funcione como una agencia facilitadora y empoderadora. Como órgano de subsidiaridad favorecedor de autonomía interdependiente.
Debemos buscar la sostenibilidad de la creación libre y no sólo de su distribución y consumo; trabajando las tensiones entre valor y beneficio, entre público, privado y común; desarrollando el marco de las licencias libres; y evolucionando desde la lógica consumista del download, hacia la producción de abundancia y diversidad del upload, de ciudadan*s que son a la vez productor*s y usuari*s.
Tenemos que identificar, incentivar y conectar experiencias e iniciativas, señalando especialmente aquellas que puedan tener más impacto a corto plazo y diversifiquen los ámbitos de actuación, para que resulten motivantes y tractoras.
Y debemos ser conscientes de que esta nueva sociedad, por muy P2P que la imaginemos, será feminista o no será. No podemos olvidar que el sistema productivo debe estar subordinado al reproductivo, para el desarrollo de una vida que merezca la pena ser vivida. Para ello será necesario abandonar nuestro frenético y patológico ritmo, afrontar una distribución justa del tiempo de trabajo y del resto de tareas; y atrevernos a poner en juego definitivamente nuestras vulnerabilidades, los afectos y cuidados, la ayuda mutua y los desahogos sin los cuales es imposible imaginar una vida en común.
Pero sobre todo debemos ser capaces de afectar cada vez a más personas; que haya una mayor identificación de la sociedad en general con el P2P; aumentar la masa crítica y así tener impacto, conseguir romper las inercias y las prácticas reaccionarias desde el viejo orden, e intentar transformar cuantitativa y cualitativamente la sociedad. Si realmente queremos que haya un cambio de conciencia sobre la propiedad y el poder, más allá de dogmas, necesitamos ser verdaderamente abiert*s, generar confianza, distribuir conocimiento y que se transfieran experiencias practicas.
Por eso, este texto es sobre todo un llamamiento, una invitación a juntarnos para hacer preguntas, buscar soluciones, cambiar leyes, sentar las bases y practicar eso que podría ser una sociedad P2P: y hacerlo desde la escuela, en las plazas, dentro de las industrias tradicionales, con las instituciones, a través de las redes… ¿Te apuntas?
Twitter: @Ricardo_AMASTE
Des-artista, entre Eskorbuto y Bob Esponja, anarquista-comunitarista desestructurado, apocalíptico y adaptado, siempre en proceso a la deriva.
Bilbao · www.colaborabora.org