(Galde 05, invierno 2014. Dossier Feminismo -s-). Quiero abordar brevemente algunos aspectos de la relación -llena de debates y retos- entre los Grupos de Hombres por la Igualdad (en adelante GHxI) y el movimiento feminista o feminismos, y del papel de aquéllos en la lucha por la igualdad. 1
La red de GHxI empieza a bosquejarse a mediados de los años 90. Hoy en el Estado español existen al menos dos agrupaciones que coordinan a los hombres por la igualdad, una es la Red de Hombres por Igualdad, en la que se funciona a nivel individual y colectivo, y otra es AHIGE que recoge un conjunto de grupos que funcionan coordinadamente. Existen también personas y grupos al margen o creando redes propias como en Euskadi, donde GizonSare recoge las aportaciones de varios grupos de hombres vascos. Se han realizado varios encuentros a nivel estatal para debatir y generar una agenda común.
La relación entre el feminismo y los Grupos de Hombres por la Igualdad
El lugar que ocupan los GHxI respecto de los feminismos es un debate interesante, presente tanto dentro de ellos como en las corrientes feministas. El debate no está en cómo nos nombramos los GHxI: feministas, igualitarios, anti sexistas, etc. La cuestión es si nuestras ideas, nuestro “terreno” ideológico, es el feminismo o no. ¿Estamos dentro del feminismo o más bien en el margen? ¿Nos consideran las organizaciones feministas como “parte de“? ¿Tenemos que configurar un espacio propio y fronterizo con aquéllas, estableciendo alianzas puntuales?
Creo que son los feminismos el lugar donde moverse, aprender, crear ideas y alianzas para los GHxI, aunque considerarnos parte de ellos se me antoja excesivo y prematuro, necesitamos mucho debate y práctica todavía. Me parece innecesario y poco conveniente crear un espacio diferenciado donde elaborar discursos y prácticas sobre las masculinidades y la igualdad, un espacio propio en masculino, como si lo nuestro fuera diferente del ideario feminista sólo por ser hombres y dirigirnos a los hombres. Así, puesto que hemos de reconocer la importancia de los discursos feministas y su relación directa con las teorías sobre la masculinidad, ya que fueron los primeros en ponerla en cuestión desde la acción política, en mi opinión es mejor que la revisión y deconstrucción de la masculinidad, independientemente del «cuerpo” e identidad de quien la realice, genere un discurso compartido e integrado en las ideas feministas.
Espacio público
Desde que los GHxI comenzaron a organizar actos públicos se debate sobre su presencia en un espacio que había sido ocupado exclusivamente por organizaciones feministas. El primer ámbito del debate es interno: no se tiene claro el cómo y el cuándo. Por un lado, estas iniciativas en lo público visibilizan que la igualdad también nos incumbe y que es responsabilidad de los hombres dar pasos para alcanzarla; por otro, generan referentes a la hora de representar las masculinidades. Además, suelen tener bastante eco en los medios de comunicación, lo que responde a la novedad pero también a que se suele otorgar un espacio mayor a los hombres en los medios de comunicación. El problema se plantea cuando su repercusión “tapa” acciones feministas. Es importante destacar lo positivo de estas acciones ya que se da publicidad y espacio a una movilización a favor de la igualdad, pero esto hay que combinarlo con que no contribuyan a la invisibilidad de iniciativas feministas. Este debate ha originado cierta retirada en las apariciones públicas de los GHxI. Esta contención es contradictoria con la necesidad de visibilizar que la igualdad también es tarea de los hombres y el esfuerzo debe ser del conjunto de la sociedad.
Considero que es necesario participar en la agenda feminista, en la lucha por el aborto o el 25 de noviembre, pero es importante tener también agenda propia. De hecho los GHxI han establecido algunas fechas donde dirigirse al colectivo masculino para denunciar nuestros privilegios y fomentar el cambio hacia la equidad. 2 También puede ser interesante que se abran algunas plataformas feministas a la participación de grupos de hombres o de hombres a nivel particular, y que vayamos construyendo algunos espacios comunes de reflexión y acción. 3]
Políticas públicas
La crisis y los recortes han reforzado el cuestionamiento de las políticas públicas dirigidas a hombres. Su utilidad es cuestionada por quienes afirman que sus destinatarios son quienes se benefician de la desigualdad, los hombres, y que la igualdad se conseguirá exclusivamente con el empoderamiento de las mujeres.
Es importante subrayar que cuando se trata de acciones a favor de la igualdad, definirlas como “para hombres” es peyorativo y se corre el peligro de mirar exclusivamente a los “cuerpos” de los destinatarios en lugar de a la utilidad de las medidas. En mi opinión el conjunto de actividades, campañas y acciones que buscan favorecer la igualdad deben estar medidas por el mismo patrón de utilidad: ¿nos acercan a la igualdad?, ¿promueven el cambio social?, ¿son útiles para las personas?… y después medir si cumplen sus objetivos y evaluar su resultados.
Si no existen políticas y presupuestos públicos para fomentar la igualdad que estén dirigidos a los hombres, ¿cómo lo hacemos?, ¿cómo cambiamos el sujeto de la masculinidad si no trabajamos con él?
Algunos retos
No son pocos. Señalo algunos, como el de mantener un equilibrio discursivo entre la necesaria pérdida de privilegios de muchos hombres y señalar los problemas que el sexismo genera en ellos. Incidiendo exclusivamente en lo primero se corre el riesgo de homogeneizar en exceso a un colectivo masculino que también está atravesado por diferentes formas de acceder al poder; si se acentúa sólo lo segundo, puede parecer que situamos en el mismo plano las consecuencias del sexismo para hombres y mujeres, y esto no se corresponde con la realidad.
Es imprescindible seguir señalando las desigualdades, reclamando la equidad y la justicia. También lo es subrayar que el cambio se basa en alterar muchos de los valores sociales que fomentan la desigualdad, y en ese sentido pretendemos ser “mejores”, más justos. Así mismo hay que señalar aspectos de la masculinidad hegemónica que exigen comportamientos que tienen consecuencias graves para muchos hombres: accidentalidad, esperanza de vida, violencia. Sostener que los hombres “ganan” no es una valoración del éxito desde los valores mercantilistas, sino construir una forma de vida en base a otros baremos éticos. Digamos que pensamos que perdiendo (privilegios) ganamos (en valores).
También sería necesario evitar que aparezca con mucha fuerza en el discurso un solo modelo de masculinidad alternativa: heteros, públicamente sensibles, al cuidado de criaturas, alejados del modelo externo más “viril”… Sería un mal asunto en estos tiempos de debate sobre los géneros, sexos e identidades establecer un nuevo modelo rígido. No creo necesario que para poner en cuestión la masculinidad tengamos que escribir nuevas reglas, nuevos modelos. Tengo mis serias dudas de que sea necesario ningún modelo que se apellide masculino o femenino. Tampoco tengo claro cómo hacemos para construir nuestra manera de estar en mundo lo más libremente posible sin establecer algunos modelos positivos de referencia. Podríamos partir de destacar la importancia de la diversidad para que todas y todos nos sintamos reconocidos y legitimados. Habrá que seguir pensando.
Notes:
- En el artículo utilizaré “hombres” y “mujeres” por economía del lenguaje aunque soy consciente de que ese binomio no recoge la totalidad de identidades y en sus márgenes y entre ellas hay movimientos y debates. ↩
- Encuentro de San Boi, Noviembre 2013. ↩
- La campaña por los Buenos Tratos o la participación del Foro de hombres de Sevilla en el Ágora feminista pueden ser buenos ejemplos. ↩