Galde 19 (verano/2017). Manu Gonzalez Baragaña.
En el último Informe Anual de la Profesión Periodística (2016) editado por la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Victoria Prego, su presidenta, reconoce que “nos encontramos con que se acentúa y se agranda al fenómeno que apareció hace algunos años y que hablaba del aumento de los trabajadores autónomos en el periodismo. La multiplicación de los ERE en las grandes empresas de comunicación y el adelgazamiento de las plantillas han continuado echando a la calle a miles de periodistas experimentados que no han tenido otra alternativa que intentar continuar viviendo de su profesión, pero contando sólo con sus propias fuerzas”. Esta situación ha llevado a que el número de periodistas autónomos se ha incrementado muy notablemente. “Una figura, la del autónomo, a la que hay que sumar otra similar pero no idéntica: la del falso autónomo, esto es, la del periodista que trabaja regularmente para un medio determinado pero que, por razones de conveniencias empresariales, no está adscrito a la plantilla de la redacción”. A tenor de esta situación, nos ha parecido de interés recoger en este dossier el testimonio directo de un profesional referente en el periodismo internacional y de guerra, Ramón Lobo (www.ramonlobo.com). El artículo fue publicado en jotdown.es en 2012 (puedes leerlo en Galde 19 aquí), cuando la dirección de El País despidió a 129 periodistas. Desde entonces, el Grupo Prisa ha continuado con despidos y un plan de bajas que ha afectado a reconocidos periodistas como Miguel Ángel Aguilar, Lara Otero, Paloma Delgado, Ana Borderas, Pilar Vicente, Ana Guantes Manuel Rico y un largo etcétera, como el último de Jhon Carling ocurrido al albor del “lío catalán”. Hechos similares se viene produciendo en periódicos como El Mundo, ABC u otros medios de ámbitos autonómicos.