(Galde 07, verano/2014). La cuestión de “los bienes comunes” (commons en inglés) viene recobrando creciente interés entre sectores sociales, intelectuales y colectivos de activistas, críticos con los modelos dominantes de producción, reproducción y consumo. La concesión en 2009 del Premio Nobel en Ciencias Económicas a la politóloga estadounidense Elinor Ostrom (1933-2012) por «su análisis de la gobernanza económica, especialmente de los recursos compartidos” supuso un revulsivo mundial. Sus investigaciones, desarrolladas en el “Taller de Teoría Política y Análisis de Política Pública” de la Universidad de Indiana (Bloomington), analizaron cómo los seres humanos interactúan a fin de mantener a largo plazo los niveles de producción de recursos comunes, tales como bosques y recursos hidrológicos, incluyendo pesca y sistemas de irrigación, áreas de pastizales, etc.
En este contexto, los planteamientos binarios público/privado o estado/mercado con los que se pretenden organizar y analizar las sociedades modernas viene siendo superado, por un lado por la propia complejidad de las sociedades y las limitaciones de las propias disciplinas consideradas científicas y por otro, por la visibilización de formar de organización y gestión de los recursos tangibles e intangibles de forma diferente a las “establecidas”; además de otros factores como los procesos de globalización, por ejemplo. Nuevos imaginarios sociales surgen al socaire de resistencias en la búsqueda de ese otro mundo posible. Pensamientos, presentimientos y acción que, en muchos casos, cristaliza en experiencias, más o menos consolidadas, más o menos “glolocales”, en ámbitos diversos, diferentes, y en el que, a modo de magma, los “bienes comunes”, son, en ocasiones, referente común.
“Los Comunes son el futuro y no el pasado. Y el futuro no es un lugar hacia el cual nos dirigimos, sino un lugar que estamos creando”, decían en el Foro Social de Río +20. Y buscando lo que se está creando, desde Galde hemos recopilado en este dossier experiencias e ideas que nos permitan acercarnos, de alguna manera, al universo abierto de los “bienes comunes”.