Posverdad y propaganda

 

Galde 19 (verano/2017). Josep Ramoneda.
Ha hecho fortuna un nombre que presenta como novedad realidades recurrentes de la experiencia humana

Álex Grijelmo contaba en este periódico que la Real Academia Española de la Lengua se dispone a incorporar la palabra posverdad al Diccionario. Y el director de la institución, Darío Villanueva, aún precisando que la definición no está todavía establecida, la entendía como un sustantivo que da nombre a “afirmaciones o aseveraciones que no se basan en hechos objetivos sino que apelan a emociones, creencias o deseos del público”. Desde la elección de Trump, la palabra posverdad se ha convertido en un tópico omnipresente en los medios de comunicación. Toda palabra tiene su historia. Y sólo desde ella se puede entender que haya hecho fortuna un nombre que entrecruza y presenta como novedad a dos realidades recurrentes de la experiencia humana. Primera: que los humanos no se comportan por criterios estrictamente razonables porque en la economía humana del deseo las emociones y los sentimientos juegan un papel muy determinante (incluso en los intereses económicos). Segunda: que los discursos públicos —en política como en cualquier otro espacio comunicativo, la publicidad, por ejemplo— están cargados de demagogia, de falsedades, de voluntad manipulativa.

¿Ha sido necesario que el Brexit rompiera los pronósticos y los deseos de la Unión Europea y de buena parte de la City, y que Trump ganará a pesar de que se había impuesto la idea, eterna confusión de deseos y realidades, de que era imposible que ocurriera, para que algunos descubrieran estas dos obviedades? Desde la Grecia clásica se viene advirtiendo de los riesgos de la demagogia; Etienne de la Boètie ya nos advirtió del poder del miedo (el más manipulable de los sentimientos humanos) y las ideas recibidas para garantizar la servidumbre voluntaria; y Shakespeare nos contó en Julio César todos los mecanismos de explotación de las veleidades emocionales de las masas. ¿Y ahora resulta que hemos tenido que llegar al siglo XXI para tomar conciencia de ello y darle nombre?

La posverdad es un ejemplo de la dificultad para ponerle palabras al nuevo mundo y, por tanto, del uso defensivo del lenguaje por parte de los grandes poderes. No ha habido una sola campaña electoral en que no se pueda encontrar todo lo que contiene la palabra posverdad: seducir a la gente con falsas promesas y medias verdades, decirle lo que se cree que tiene ganas de oír aún a sabiendas de que es falso, ajustar la explicación de la realidad a los propios intereses, tocar las fibras sensibles (y las bajas pasiones de la ciudadanía). Y si nos vamos al espacio de la publicidad comercial más de lo mismo: cada anuncio es un hecho alternativo. Al llamar posverdad a estas prácticas tan viejas el equívoco se agranda. La partícula pos (o post) se utiliza a menudo para marcar un cambio de época o de acción (posmodernidad, posrevolucionario, posthumanismo, postindustrial…) con lo cual se está dando entender que la posverdad es un tiempo nuevo y que, por tanto, lo que pretende describir la palabra no ocurría antes. O sea, la palabra tiene truco. Al modo de otro término de moda, el populismo, más que describir lo que hace es etiquetar y excluir. Y así se sugiere para los incautos que la verdad ha presidido los agotados regímenes políticos liberales de Europa y Estados Unidos.

La posverdad es síntoma de dos cosas. De la pérdida de legitimidad de los sistemas de poder político y social surgidos de la posguerra europea, que se traduce en una quiebra del consenso social que las élites dirigentes se resisten a admitir (y eluden la responsabilidad transfiriéndola a la presunta inconsistencia de las decisiones de los ciudadanos). Pero, sobre todo, es síntoma del impacto de las nuevas tecnologías de la información, la dificultad de gestionarlas y las dudas sobre su compatibilidad con la democracia. Los modos y la capacidad de propagación de los mensajes (entre el monopolio de unos pocos y la jungla de las redes sociales) convierten en completamente ineficaces los viejos protocolos de la razón crítica y de la evaluación de la verdad de los mensajes, siendo el periodismo la primera víctima de ello. El poder de la viralización de los mensajes (la fuerza de un mensaje repetido millones de veces) y la dificultad de generar mecanismos fiables para reconstruir la verdad de los hechos están en el origen del palabro de moda. Gana el que más propaga. Posverdad es una variante de propaganda. Nada nuevo bajo el sol.

 

Atalak | Txostena, Politika

Un mundo en cambio, Iñaki Gabildondo | STM Galde

UKRANIA

Protagonistak

Juan Gutiérrez
Cristina Monge
Pedro Arrojo Agudo
Iñaki Gabilondo
Ana Valdivia
Dora María Téllez
Pedro Miguel Etxenike
Marta Cabezas
Tomás Arrieta
Maixabel Lasa
Carlos Berzosa
Esteban Beltrán
Lurdes Imaz
Garbiñe Biurrun
Javier Moreno Luzón
Koldo Martinez
Tomás García Azcárate
Lourdes Oñederra
Mikel Reparaz
Virginijus Sinkevicius
Laia Serra
Gerardo Pisarello
Daniel Raventos
Daniel Innerarity
Yayo Herrero
María Eugenia Rodríguez Palop
Carlos Juárez
Helena Taberna
Pablo J. Martínez Osés
Koldo Unceta
Xabier Aierdi
Aitzpea Goenaga
Javier de Lucas
Ander Bergara
Garbiñe Biurrun
Pedro Santisteve
Marina Garcés
Carod Rovira
María Silvestre
Joao Pedro Stédile
Enrique Villareal "El Drogas"
José Luis Rodríguez García
Adela Asúa
Xabier Rubert de Ventós
Catarina Martins
Iñaki Gabilondo
Alberto Acosta
Victoria Camps
Lluís Torrens
Mario Rodríguez Vargas
Mikel Aizpuru
Marta Macho Stadler
Ramón Sáez Valcárcel
Frédéric Lordon
Xabier Vence
Carmen Gisasola
Paco Etxeberria
Cristina Narbona
Juan Calparsoro
Joaquim Bosch
Idoia Estornés
Iñigo Lamarca
Tarana Karim
Txema Urkijo
Dolores Juliano
Yayo Herrero
José Ignacio Lacasta
Gurutz Jáuregui
Silvia Gil
Ramón Barea
Daniel Cohn-Benditt
Ada Colau
José Manuel Naredo
Anna Freixas
Carlos Beristain
Carlos Berzosa
Manuela Carmena
Gloria Flórez Schneider
Paco Etxeberria
Cristina Narbona
Juan Calparsoro
Idoia Estornés
Iñigo Lamarca
Tarana Karim
Txema Urkijo
Dolores Juliano
Yayo Herrero
José Ignacio Lacasta
Gurutz Jáuregui
Silvia Gil
Ramón Barea
Daniel Cohn-Benditt
Ada Colau
José Manuel Naredo
Anna Freixas
Carlos Beristain
Carlos Berzosa
Manuela Carmena
Gloria Flórez Schneider
Sueños Rotos
República del Alto Karabakh —Artsakh—, 06/10/2020
"El instante decisivo" Iñaki Andrés
Txema García
Fotografía de José Horna
Alfredo Sabat, Argentina
Porteadoras
Txema García
Refugiados sirios: Mujer cocinando
Sebastião Salgado
"Mujeres del Karakorum", Mikel Alonso
Txema García
“LIKE”. Eduardo Nave
Abrazo. Luna a Abdou
Playa del Tarajal, Ceuta
Irene Singer, Argentina
Eugenia Nobati, Argentina
Metro de París
Jose Horna.
"El origen del mundo" José Blanco
Zutik dirauena
Shushi (Karabakh Garaiko errepublika —Artsakh—, 2020/10/08)
Sebastião Salgado
"Mujeres del Karakorum", Mikel Alonso
Debekatutako armak
Shushi (Karabakh Garaiko errepublika —Artsakh—, 2020/19/08).
Sebastião Salgado
Sebastião Salgado
"Homenage a Marcel Proust" Marisa Gutierrez Cabriada
“JAZZ for TWO”, José Horna
Bonill, Ecuador
"El mal del país" José Blanco
Fotografía de José Horna
Canción de París
Jose Horna.
Cientificos-Volcán
La Palma 2021
"Lemoniz", Mikel Alonso
Encaramado a la valla de Ceuta
Antonio Sempere
“LIKE”. Eduardo Nave
"El instante decisivo" Iñaki Andrés
Txema García
Inmigrantes rescatados por salvamento marítimo
La larga espera
Shushi (República del Alto Karabakh —Artsakh—, 08/10/2020)
“JAZZ for TWO”, José Horna
"Homenaje a Federico García Lorca" Marisa Gutierrez Cabriada
Txema García

Egileak