Galde 44, Udaberria 2024 Primavera. Daniel Azurza Agote.-
La crisis de 2008 y la pandemia de 2019 adormilaron megaproyectos que ahora vuelven a despertar. Casinos, puertos, aeropuertos, parques de energía renovable, desarrollos urbanísticos y otras intervenciones en el territorio están volviendo con esa dimensión que les atribuye el prefijo mega, es decir, desbordando el tamaño de los proyectos ordinarios y sus consecuencias de todo tipo.
Los ejemplos del superpuerto de Valencia, el megacasino de Salou y la gigantesca Operación (urbanística) de Chamartín en Madrid, son en la actualidad, por diferentes motivos, la muestra más relevante de este despertar de proyectos que no solo hipotecan el futuro de los territorios afectados, sino que ofrecen una nueva articulación de los intereses públicos y privados, con una profunda afección al sistema democrático.
A principios de este siglo se vivió en España una oleada de megaproyectos. Tenían en común varios rasgos que fueron descritos en el libro Economía, poder y megaproyectos[1], y que se repiten en este nuevo ciclo: sobrevaloración de las ventajas, infravaloración de las consecuencias negativas y de los costes monetarios para el erario público, opacidad de la información paradójicamente acompañada de enormes recursos propagandísticos, interpretación torticera de la regulación, subordinación de los tres poderes del Estado a los intereses de los promotores, obstaculización de la oposición ciudadana, etc.
En la actual reactivación de megaproyectos destaca el papel de los diferentes partidos políticos. Si en el megacasino de Salou y el superpuerto de Valencia se mantiene hoy la oposición por parte del espacio político a la izquierda del PSOE[2], la Operación Chamartín se aprobó con el voto favorable de todas las fuerzas políticas presentes en el Ayuntamiento de Madrid. Como dice Jesús Espelosín[3], exconcejal de urbanismo del PSOE del mismo ayuntamiento en los años ochenta, todos los partidos, salvo Unidas Podemos, han mostrado su rechazo al proyecto cuando estaban en la oposición, pero lo han abrazado con alegría cuando han llegado al gobierno.
Cada uno de los megaproyectos mencionados ofrece fotografías para la historia de ese papel de la política. Para el megacasino de Salou puede ser la que reunió, en febrero de 2016, al entonces presidente de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, al vicepresidente Oriol Junqueras y a los directivos de la multinacional Hard Rock que promueve el proyecto.
Para la Operación Chamartín la imagen reveladora puede ser la datada en julio de 2018, con la maqueta de los rascacielos delante de cuatro personas clave: el Ministro de Transportes, José Luís Ábalos (firmante pocos meses después de una de las prórrogas ventajosas para el banco BBVA, principal beneficiario de la operación); Antonio Bejar (representante del BBVA) imputado en el caso de espionaje de Villarejo; José Manuel Calvo, concejal de Urbanismo (escindido en 2021de Más Madrid para competir con sus compañeros en 2023) y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. La regidora de la capital anunció entonces un proyecto “de consenso”, pasando por alto que su organización política había firmado, antes de las elecciones de 2015, junto con el PSOE e Izquierda Unida, el Pacto contra la Especulación y por el Derecho a la Ciudad, que rechazaba el proyecto. https://www.ecologistasenaccion.org/29920/madrid-presentacion-del-pacto-contra-la-especulacion.
Y, finalmente, una muy reciente, de diciembre de 2023, protagonizada por el nuevo ministro, Óscar Puente, en su primera actuación relevante al frente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, fotografiado con la patronal y los gobernantes del PP del Ayuntamiento de Valencia y la Generalitat Valenciana al anunciar la aprobación del proyecto por parte del Gobierno Central. Las contradicciones de Sumar, en el Gobierno, y Compromís, que apoyan a la Comisión Ciutat-Port, movimiento ciudadano contrario al megaproyecto, también deben ser de magnitud “mega”.
Esas tres fotografías dan pistas de lo que denuncian las organizaciones que se oponen a estos megaproyectos. Con independencia de sus enormes impactos territoriales, lo que desvelan es la inversión del significado de gobernar: frente a la acción en aras del interés público, los gobernantes están optando por facilitar el beneficio privado.
Sigue en el próximo Galde 45:
Vuelven los megaproyectos (2)
Operación Chamartín. Un fantasma recorre Madrid.
Notas:
- Federico Aguilera y José Manuel Naredo (eds.). Colección Economía y Naturaleza. Fundación César Manrique. 2009. ↑
- Véanse las web de la plataforma que aglutina la oposición al superpuerto
(https://www.noampliacioport.org) y al megacasino (https://aturemhardrock.cat/). ↑ - De Operación Chamartín a Madrid Nuevo Norte. Tercera década de una historia en el metaverso. Editorial Antonio Machado Libros. 2023. ↑