SABOR A DESPEDIDA
Eso es lo que he sentido al finalizar la lectura del último libro de relatos publicado por la escritora canadiense Margaret Atwood, titulado Perdidas en el bosque. Quince relatos que suenan a despedida:por la nostalgia que destilan y por la presencia de la muerte.
En cada uno de los tres bloques en los que está dividido el libro (“Tig y Nell”, “Mi maléfica madre” y “Nell y Tig”) hay algún texto sobre la muerte. En “La entrevista post mortem”, Margaret Atwood habla con su admirado George Orwell de lo divino y de lo humano: Dios, los antivacunas, el tabaquismo, las mujeres escritoras, la jardinería o la guerra civil española, por poner unos ejemplos; en “Muerte a golpe de concha”, Hipatia nos habla con todo detalle de su ejecución y su posterior quema, y en “Viudas”, Nell le cuenta a una amiga cómo se siente tras la reciente muerte de su esposo.
Salvo en el relato futurista titulado “Pandemónium”, en el restose habla de temas vinculados con la vida cotidiana: las relaciones de amistad, la vejez, la convivencia en la pareja, la pérdida de un ser querido… Todos ellos teñidos de una gran carga autobiográfica.
En ese sentido, hay un relato que recoge algunas de las características mencionadas. Se trata del titulado “Mujeres en el aire. Un simposio”. En él un grupode mujeres mayores debate sobre la organización de un congreso y sobre las personas adecuadas para participar en él. Les cuesta concretar propuestas serias, pero les resulta fácil hablar de temas del pasado,en los que se cuelan los recuerdos de juventud: su educación, su profesión, su militancia feminista, sus relaciones con los hombres…
Pero, al mismo tiempo, estas mujeres siguen atentas a la realidad que les rodea. Y así, lo mismo nos hablan de los achaques propios de la edad y de su condición de abuelas, como de la cirugía estética, de los tatuajes o de la perspectiva de género.
Yo diría que en este libro aparecen sintetizados la mayoría de los temas que interesan a la escritora y que han ido apareciendo en sus anteriores obras, pero aquí hay un nuevo elemento: esa nostalgia de la que hablaba al principio, esa sensación como de despedida.



