«Recuperando la memoria»
«Años de plomo. La excepcionalidad vasco-navarra
en la transición (1975-1985)»
Kepa Bilbao Ariztimuño
Gakoa Liburuak.
Galde 29, verano/2020/uda. Luis Alejos.-
En todas las épocas, ante cualquier acontecimiento político, quienes detentan el poder y controlan los medios de comunicación se empeñan en ganar el relato, imponiendo su narración como una verdad absoluta. Un caso paradigmático es el de la transición democrática española.
La versión tradicional dominante, cuyo relato intocable se impuso durante años, fue la obra documental de La Transición española codirigida por Elías Andrés y Victoria Prego, ampliamente difundida desde su emisión en TVE en 1995. Tuvo la virtud de romper el silencio establecido hasta entonces sobre el franquismo y su reforma pero a costa de ofrecer una versión mitificada de la Transición. Es un relato que llega a esconder la realidad histórica más que a revelarla, convertido en el mito más mediatizado de la Historia de España. Se trata de una versión idílica de la Transición como proceso pacífico y ejemplar a través del falso discurso del consenso y la supuesta centralidad del Rey en la consecución de la democracia. En Euskadi y, en menor medida, en Navarra, la versión hegemónica por influencia del nacionalismo vasco, del moderado y, sobre todo, del radical, fue que no hubo tal Transición a la democracia, sino una mera operación de maquillaje del franquismo. Y, además, esa Transición pasó a ser la gran culpable del déficit de una democracia que no es considerada como tal.
AÑOS DE PLOMO desmonta los mitos de la reforma post-franquista y de la oposición rupturista en relación a ella. En algunas versiones de la izquierda se sobrevalora el respaldo social de la ruptura, así como la unidad, fortaleza y disposición de la heterogénea oposición, para llevar adelante el programa de ruptura democrática con el régimen franquista. Entre quienes pertenecemos a la generación de aquella controvertida transición quedan personas capaces de remover los rescoldos del pasado y esforzarse por buscar la verdad, por incómoda que sea, más allá de los mitos construidos.
Este es el caso del trabajo que nos presenta Kepa Bilbao, que vivió intensa y comprometidamente la época que nos relata. Su mirada crítica, alejada de la autocomplacencia y el conformismo, nos invita a reflexionar sobre el pasado y a aprender de los errores. La violencia ocupa todo el período que abarca el libro e inspira su título. Como dice Kepa Bilbao: En el ambiente de la época resulta no solo normal sino que se ve como eficaz y necesario el recurrir a la violencia para obtener logros políticos. Esta era una posición compartida el pasado siglo XX por amplios sectores de la izquierda en todo el mundo. Una violencia que no solo no se detuvo tras la reforma de 1977 sino que se multiplicó y degeneró en la aberración moral que ha significado el atentado ideológico-político contra quienes pensaban distinto en el nuevo contexto que surgió en el postfranquismo y tras el asentamiento de la democracia y el autogobierno.
AÑOS DE PLOMO contiene diversas realidades. Narra conflictos sociales, atentados contra los derechos humanos, intentos de golpe de Estado, procesos electorales, consensos constitucionales y estatutarios, conquistas de derechos y libertades. Describe adioses a las armas, el surgimiento de nuevos movimientos sociales (feminista, gay, euskaltzale, antinuclear), contestaciones musicales juveniles, del rock radical vasco y mucho más.
El riguroso análisis de Kepa Bilbao repasa una década trascendental de nuestra historia reciente (1975-1985), de una gran intensidad ideológica, repleta de ilusiones revolucionarias y fanatismos, de acontecimientos trágicos, de luces y sombras. Aborda el papel determinante que jugó el movimiento obrero en la crisis del franquismo y el análisis de las fuerzas antifranquistas que apoyaron el marco de la reforma política propuesta por la fracción reformista del franquismo. Dedica especial atención a las fuerzas rupturistas, sin escatimar las críticas. Como dice el autor: Se vivió un momento de euforia por la utopía hasta el punto que el sector más radical creyó que lo deseable era posible y bueno para la mayoría social, posibilidad que pasaba por una ruptura a través de la violencia.
Esta obra cubre notables lagunas, sacando del anonimato episodios esenciales que tuvieron como escenario sobre todo las fábricas, la universidad, los barrios y las calles de Euskadi y de Navarra. Vinculando y encadenando acontecimientos de gran relevancia política y social, aborda temas complejos que siguen levantando pasiones. El autor se expresa con un lenguaje franco, tratando incluso aspectos poco conocidos de la violencia política, protagonista habitual de aquel pasado de futuro incierto.
AÑOS DE PLOMO es un documentado estudio de lectura recomendable no solo para quienes vivimos y fuimos protagonistas o testigos de la Transición, para repensarla con la perspectiva que nos da el paso del tiempo, sino también para las generaciones posteriores y la juventud actual, desconocedora en su mayoría de sucesos que ocurrieron en su propio entorno social y espacial, configurando el ambiente en el que nos movemos. En el plano más íntimo, la lectura sosegada de la investigación desarrollada por Kepa Bilbao permite rememorar episodios que, siendo relevantes, perviven como vivencias personales.
Un par de ejemplos: cuando se hace referencia a la pluralidad de CCOO, mencionando a las corrientes CONE y CECO, cabe citar a la Coordinadora de Organizaciones Sindicales (COS), integrada por CCOO, UGT y USO. La correlación de fuerzas entre ambas tendencias de CCOO estaba tan equilibrada, que a las reuniones de la unidad de acción sindical que representaba la COS, acudíamos un representante de CECO y otro de CONE. Respecto a la trascendencia de las movilizaciones obreras, junto a los episodios comentados en el texto conviene recordar la importancia política, movilizadora y, en particular, organizativa que tuvo «La Coordinadora de Fábricas de Vizcaya», protagonista de los sucesos que tuvieron lugar en septiembre de 1976. Para constatarlo basta saber que a sus asambleas acudíamos 300 personas, representando a unas 150 empresas, con alrededor de 100.000 trabajadores. Lo más asombroso es que pese a la situación de ilegalidad, se negoció con el Gobernador Civil la autorización de concentraciones multitudinarias, donde poniendo en práctica la democracia directa, se decidían hasta huelgas generales.
En definitiva, esta obra, escrita con una terminología asequible y coloquial, prueba que la realidad política siempre es compleja y que el bienestar y las libertades que hoy gozamos son una conquista heredada de otras generaciones. Además, otros testigos de la época que con tanto acierto describe Kepa Bilbao, deberíamos seguir su trayectoria, recuperando para la memoria colectiva el relato de nuevos acontecimientos trascendentales de nuestra historia.