(Galde 25, uda/2019/verano). Begoña Muruaga.-
Nada sabía de la literatura australiana hasta que hace unos meses leí la reseña del libro Historias reales, de Helen Garner. Autora de novelas, relatos cortos, ensayos y reportajes, la escritora está considerada como una de las mejores de su país. Así las cosas, me animé a leerla. Pero la sensación que me ha dejado es un poco agridulce.
Nacida en Geelong, en 1942, Helen Garner fue profesora de diversos institutos de Melbourne. Tras ser expulsada de uno de ellos por haber hablado de sexo con sus alumnos, se dedicó al periodismo. Fue a partir de 1977 cuando empezó a escribir historias de ficción. De ese año es, precisamente, su primera novela, Monkey Grip, premiada con el National Book Council de Australia y posteriormente llevada al cine. Desde entonces, ha alternado la ficción con los reportajes para la prensa.
En este libro, publicado originalmente en 1996, la autora ha hecho una selección de 30 historias, en la que se entremezclan reflexiones sobre distintos momentos de su vida con algunos de esos reportajes.
Como suele ocurrir en casos como éste, no todos los relatos me han gustado por igual. Me han parecido interesantes sus reflexiones sobre las relaciones familiares, la mediana edad, las servidumbres de los escritores, la compra de una casa o la relación con su hija. También he disfrutado con sus descripciones de una boda, un parto, los mendigos de Nueva York o un viaje en crucero. Asimismo, he sufrido con la prosa descarnada de los dos relatos relacionados con la muerte. Por otra parte, un par de historias me han parecido prescindibles.
A pesar de eso último, tengo que reconocer que he descubierto a una escritora con una mirada propia sobre lo que le rodea y con un estilo muy personal: directo, claro y sencillo.
Finalmente, hay una historia que me gustaría comentar. Se trata de “El destino de The First Stone”. Ese título se refiere a un reportaje publicado por la autora en 1995, que recoge un caso de abuso sexual en la Universidad de Melbourne. La autora cuenta que, en su momento, recibió duras críticas por parte de algunas feministas, por no tratar el caso con la debida sensibilidad hacia la víctima. Helen Garner, sin embargo, se justifica diciendo que mucha gente no entendió su punto de vista, y que esa crítica le pareció desmesurada. Me he quedado con ganas de leer el texto original y decidir por mí misma sobre ese reportaje.