(Galde 14, primavera 2016). Jasón & Argonautas. Desde que el Capital se dio cuenta de que las artes no solo eran un oficio de cigarras soñadoras, sino una actividad que bien envuelta y publicitada podía rendir buenos beneficios, no hay ciudad que no quiera tener buena posición en tan lucrativo mercado. Discuten los expertos sobre la aportación de la Cultura al PIB nacional, los retornos económicos que produce y el cuantioso empleo generado. Bien, pero como todo lo que tiene que ver con el dinero, es desigual y contradictorio.
I. Opulencia y precariedad. De la Tate Modern de Londres al Eccehomo de Borja,los museos son el nuevo faro de Alejandría del turismo cultural. Los más, pagan fortunas para deslumbrar al visitante. Así, un día te enteras de que un autorretrato de Basquiat, aquel chaval genio precoz de Brooklyn a quien segó la vida una sobredosis de heroína, se ha comprado por 50 millones,como otro día lees que se ha subastado por otros 15 kilos una figura de cera que representa al niño Hitler rezando arrodillado. La pieza, al decir de los expertos, bien lo vale puesto que “desafía los tabúes de representación al disfrazar el mal bajo un manto de inocencia”.
Los museos pueden ser espacios fantásticos de disfrute y aprendizaje, pero también de provocación como el MACBA barcelonés,que tan pronto exhibe un perro muerto en una vitrina como el vídeo porno de una performance de Andrea Fraseren el que la artista estadounidense se encama con un coleccionista de arte para denunciar,mediante la cópula, la explotación que el mercado ejerce sobre el arte. En otra muestra mucho más obscena, el Guggenheim de Nueva York expone la obra del provocador artista Maurizio Cattelan, un inodoro de oro macizo de 18 kilates que puede ser usado por los visitantes. La intención es crítica: los ricos también defecan.
Sin embargo, todo este glamour descansa sobre una frágil base de lodo. Lo acaba de demostrar la huelga indefinida del personal del museo de Bellas Artes de Bilbao. Denuncian guardas, guías y demás personal dependiente de una subcontrata que cobran salarios medios mensuales de entre 500 y 600 euros, pagas incluidas, por jornadas parciales e intermitentes. La dirección de la pinacoteca, más versada en la elevación artística que en la reivindicación pedestre, remite la solución del conflicto a Manpower Group, una de esas empresas de trabajo temporal que,a juzgar por su denominación, tanto pueden ocuparse de museos como de contratar cazadores de guanacos en la Patagonia austral.
II. Arte de evasión.El oficio de escribidor, como el de titiritero, ha dado desde siempre más hambre que gloria en vida. Que se lo pregunten a Cervantes. Ahora, para colmo, no solo te plagian sino que te copian la obra entera sin pasar por caja. Dice un reciente estudio que casi el 90% de las descargas de libros, discos y películas, son ilegales. Y eso que la Iglesia ha sentenciado que piratear es pecado. Con la autoría por los suelos, los que ya peinan canas andan revueltos con la persecución recaudatoria del PP a los más desamparados, que les obliga a elegir entre cobrar la pensión o sus derechos de autor. Es como elegir entre susto o muerte.
Algunos pocos, sin embargo, tienen más fortuna y pretenden tenerla más aún. Los llamados papeles de Panamá han dejado a unos cuantos en evidencia y con las vergüenzas al aire. Se dice de los actores que parecen más listos de lo que son porque se saben de memoria muchos parlamentos. Pillados in fraganti, las escusas de las celebridades no pueden ser más peregrinas. Vargas Llosa echa la culpa a su asesor, Imanol Arias, muy digno, amenaza con marcharse del país sin contarnos el final de nuestra propia historia, en tanto que Almodóvar se ve a sí mismo como un figurante pezqueñín en la gran farsa, y con cara de niño fariseo ingenuo desea la “desaparición de todos los paraísos fiscales”. Sin fruto prohibido no habría tentación ni pecado.
III. Pesebre. Hay puertas giratorias que giran tan rápido que alteran las leyes físicas del espacio-tiempo convencional rompiendo la secuencia lógica de las cosas. Es como esas naves espaciales de la ciencia-ficción que van más allá de Orión y llegan de vuelta a la Tierra antes de haber partido. Algo así ha ocurrido en el Gobierno Vasco, donde la Directora de Cultura no ha acabado aún su mandato cuando ya ha sido nombrada, por si acaso, Jefa de Programación de la Alhóndiga, o Azkuna Zentroa, como se ha rebautizado. Será por sus méritos futuros, o de un tiempo lejano, puesto que por lo visto y sabido, su labor no ha alterado la tranquila atonía de ese vice-departamento gubernamental durante los últimos cuatro años. Será por eso, será.
A otro que no le falta pienso y mira pasar el tiempo con flemática seguridad, es Easy Rider, ese pedazo de toro que ha protagonizado la ópera Moisés y Aarón en el teatro Real de Madrid. Vive mejor que Apis, el toro sagrado de los egipcios. Se planta en el escenario, una orquesta le toca música dodecafónica mientras contempla el desnudo de una buena moza, y no le faltan 5.000 euros por función para sus gastos. Solo se divertía más cuando montado en su Harley chopper se largaba con Peter Fonda y Jack Nicholson en plan hippie contracultural por las rutas americanas.
Tanto bienestar no podía pasar inadvertido. No solo se han cabreado los bailarines y cantantes, que se sienten discriminados salarialmente, sino que una organización animalista ha demandado al teatro acusándolo de maltrato animal. Este mundo, es sabido, está repleto de envidiosos y resentidos.