Raúl López Romo, Informe Foronda. Los efectos del terrorismo en la sociedad vasca (1968-2010), Madrid, Los libros de la catarata, 2015.
(Galde 11, verano 2015). Antonio Dupla. A finales del año 2013, la Dirección de Promoción de la Cultura del Gobierno Vasco aprobaba una propuesta del Instituto de Historia Social Valentín de Foronda, instituto universitario de investigación con sede en el campus de Álava de la UPV/EHU, para elaborar un informe sobre los contextos históricos del terrorismo y la significación social de sus víctimas. El informe fue presentado a comienzos de este año ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco y se ha publicado ahora en forma de libro. El autor es Raúl López Romo, joven investigador ligado al Instituto Valentín de Foronda, con quien han colaborado otra colegas, profesores de Historia Contemporánea de la UPV/EHU y miembros igualmente del citado Instituto.
Una mirada al índice ya deja clara una primera e importante novedad del libro. Se trata de un estudio sobre los efectos del terrorismo desde una perspectiva histórica, esto es atendiendo a los distintos contextos en los que se desarrolla la acción de ETA. Pues precisamente ese aspecto, el de la longevidad del fenómeno terrorista en nuestro país, es también una excepcionalidad que se señala. En relación con esa visión histórica se distinguen, en los correspondientes capítulos, cuatro etapas: la primera la de los orígenes y el impacto durante la dictadura franquista (1968-1975), la segunda durante la transición democrática (1976-1981), la tercera durante la consolidación democrática, y la cuarta y última la relativa a las repercusiones de la llamada “socialización del sufrimiento(1995-2010). Un quinto capítulo analiza “otros efectos” del terrorismo (costes económicos, heridos, amenazados, presos, la opinión pública), y a las “Conclusiones finales” siguen una serie de apéndices con un listado actualizado de víctimas del terrorismo, que incluye a las víctimas de ETA y organizacionesafines, de organizaciones de extrema derecha y parapoliciales y de organizaciones desconocidas, unas tablas con el listado de víctimas desglosado por autoría, año, lugar del atentadoy estatus, y una bibliografía. Resulta particularmente interesante un “Relato gráfico”, que recoge un serie de fotografías ordenadas según el esquema cronológico del libro.
En la presentación el libro en Vitoria, el profesor de Historia Contemporánea Antonio Rivera se remitía al debate actual sobre el relato de la historia reciente de Euskadi. Frente a experiencias anteriores en las que el relato elaborado tras épocas de agudos enfrentamientos destacaba la concordia de la sociedad vasca, provocandointerpretaciones tan sorprendentes como que la imagen dominante hoy de la Guerra Civil presente a una Euskadi aparentemente alineada en un solo bando, sin rastro de la división política realmente existente en aquel momento, se trataría hoy de afirmar una realidad distinta. Fundamentalmente habría que subrayar la trascendencia antidemocrática del fenómeno terrorista y su acción como resultado de una decisión política de un grupo determinado, al servicio de una estrategia definida que tenía como objetivo una Euskal Herria excluyente, uniforme y monocolor.
Por su parte, Raúl López Romo insistía en algunos aspectos novedosos, en su opinión, del trabajo. En primer lugar, la centralidad de las víctimas y el análisis no tanto de las causas (perspectiva que en ocasiones se desliza hacia terrenos justificativos), cuanto de los efectos políticos, sociales, económicos o culturales del fenómeno terrorista. Destacaba, además, la voluntad explícita del libro de huir de ciertas falacias, desde la de la victimización colectiva del País Vasco, que no distingue suficientemente entre víctimas y victimarios y diluye las responsabilidades individuales de la acción terrorista, hasta la idea, bastante extendida, que deriva el fenómeno del franquismo, idea que no atiende a la realidad de una ETA mucho más mortífera y bárbara precisamente tras la muerte del dictador.
El autor reivindicaba el valor del libro como “un libro de combate por la historia”, rememorando a Lucien Febvre y su célebre Combates por la historia, para intervenir en un debate que, por fin, ahora sí puede realizarse en un ambiente de libertad imposible mientras ETA actuaba.
Un libro importante, que, como es lógico y así lo reconocen sus autores, no agota el tema, y que su relativa brevedad (159 pp. en pequeño formato) hace aún más accesible y atractivo.