Fracking, peligrosa apuesta

Frack

Guadalupe Grandoso, (Galde 08, otoño 2014). Una nueva y peligrosa apuesta para mantener el consumo de combustibles fósiles. *

El agotamiento de los yacimientos convencionales de petróleo y gas, unido al aumento de la demanda, ha impulsado a las compañías energéticas a buscar nuevos yacimientos en zonas más inaccesibles o de difícil extracción. En este contexto, la fracturación hidráulica (‘fracking’) permitiría acceder al gas contenido en estratos de pizarra y atender la demanda de gas de las próximas décadas. Sin embargo, se ha convertido en un método de extracción muy controvertido ya que la experiencia en Estados Unidos demuestra que supone una seria amenaza para el agua, el aire y la salud de las personas.

El gas natural, compuesto fundamentalmente por metano, se forma por enterramiento y descomposición parcial de restos de seres vivos bajo toneladas de materiales. Si el gas se ha formado en rocas porosas y permeables, como la arenisca, migra a través de los poros hacia estratos superiores hasta encontrar una capa impermeable, formando bolsas. Para su extracción se perfora hasta estas bolsas y, debido a la gran presión a la que está sometido, sale al exterior. Es la forma convencional de extraer gas.

Pero si su formación se produce en rocas impermeables, como la pizarra, el gas permanece inmóvil en los poros repartidos por todo el estrato; no bastaría con perforar sino que habría que, además, romper la roca para que el gas pueda salir. Las características de este tipo de yacimientos hacen que la extracción sea técnicamente más compleja y más cara que la del gas convencional.

Para extraer gas mediante fracking (fracturación hidráulica) se realiza una perforación vertical de 1.000, 2.000, o incluso 5.000 m, hasta llegar a la capa de pizarra, y a continuación se perfora horizontalmente 3 o 4 km. Posteriormente, se fractura la roca inyectando a altas presiones una mezcla de agua con arena (98%) y una enorme variedad de productos químicos muy tóxicos (2%). La arena mantiene las fracturas abiertas permitiendo la salida de gas y tras liberar la presión, el gas y el líquido inyectado salen al exterior. Se estima que se recupera entre un 15% y un 85% del líquido inyectado; el resto permanecerá en el subsuelo. Parte del líquido recuperado, muy contaminado, puede ser reutilizado para una nueva fracturación pero la mayor parte se almacena en balsas al aire libre desde donde deberá ser transportado en camiones a plantas de tratamiento o bien se reinyecta en pozos a gran profundidad.

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60.000 pozos en Estados Unidos

Hasta el momento EE UU es el único país donde la fracturación hidráulica ha tenido un desarrollo a gran escala; ya se han perforado más de 60.000 pozos. Pero tras más de 15 años de extracción frenética sin ningún tipo de control, los daños producidos a las poblaciones próximas a las zonas de extracción, han hecho surgir un importante movimiento de oposición ciudadana que ha conseguido ser escuchado por la clase política y establecer una suspensión temporal ante el riesgo de contaminación del agua potable, por ejemplo, en Nueva Jersey, Nueva York y Pensilvania.

Además de la importante transformación del territorio, los problemas ambientales que genera esta técnica se deben a las fugas de metano y a la gran cantidad de productos tóxicos utilizados. Los tóxicos presentes en la mezcla de líquidos inyectados pueden llegar a los acuíferos de agua potable y a los ríos por accidentes diversos que ya se vienen produciendo. Existen numerosos casos de agua contaminada con sustancias empleadas en la fracturación. Una fuente de contaminación añadida son los elementos radiactivos y los metales pesados presentes en las capas de pizarras y disueltos por el agua inyectada con la que salen a la superficie.

Respecto al agua contaminada que queda en el subsuelo, la industria insiste en que no representa ningún peligro ya que permanece en las capas más profundas. Hasta el momento no se ha demostrado que este fluido migre hacia capas más superficiales pero se conoce muy poco del movimiento de fluidos y gases en el subsuelo. Lo que sí podría ocurrir es que este líquido desplace agua profunda, con una actividad radiactiva 3.000 veces superior al agua superficial, hasta los acuíferos.

Por otra parte, la Universidad de Duke ha realizado un estudio que demuestra que los pozos de agua potable cercanos a los lugares de extracción tienen concentraciones muy elevadas de metano (2). En este mismo artículo se señala que: “Aunque el metano disuelto en el agua no está clasificado como un peligro para la salud por ingestión, es un asfixiante en espacios cerrados y un peligro de fuego y explosión.

FRACKIN SANTANDER.DANIEL PEDRIZA.

Riesgos para la salud

Parte de los tóxicos empleados son volátiles por lo que pasan fácilmente al aire tanto por fugas desde el pozo como desde las balsas donde se almacena la mezcla de desecho. En el aire de las zonas donde se está desarrollando el fracking se han detectado niveles extremadamente altos de compuestos orgánicos volátiles tóxicos y carcinógenos como benzeno, tolueno, xilenos, naftalenos y disulfuro de carbono, así como otros 35 compuestos químicos diferentes.

Teniendo en cuenta la presencia de estos contaminantes en el agua y en el aire es lógico pensar que existe un alto riesgo para la salud de las personas. Según la legislación estadounidense, a pesar de la toxicidad de los compuestos, las compañías no están obligadas a informar de la composición del fluido utilizado, por lo que, a pesar de las evidencias, no resulta fácil relacionar enfermedad y fracturación.

Otro aspecto a tener en cuenta es el riesgo de terremotos. En marzo de 2011, dos compañías suspendieron su actividad para que se estudiara la relación entre las actividades de inyección de líquidos y los 800 seísmos ocurridos en 6 meses. Tras el cierre de los pozos el número de seísmos disminuyó.

El espectacular desarrollo de fracking en EE UU se debe a varios factores: el alto precio del gas natural, un desarrollo tecnológico que ha permitido reducir costes, incentivos fiscales y una falta total de regulación ambiental. La Ley de Política Energética ha eximido a esta industria del cumplimiento de la Ley de Seguridad para el Agua Potable y de Calidad del Aire y de todo tipo de control ambiental llevado a cabo por parte de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA). Según datos de la Agencia de Energía estadounidense la producción de gas pizarra ha pasado de suponer el 1,4% del suministro total de gas de EE UU en 1990 al 14,3% en 2009, pudiendo alcanzar un 24% para 2035.

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Países que se suman, países que se protegen

Las buenas perspectivas de negocio han impulsado a la industria del gas a expandirse más allá de EE UU. Según los estudios realizados hasta el momento, China estaría a la cabeza en cuento a número de reservas, seguida de EE UU, Argentina, Méjico, Sudáfrica, Australia, Canadá, Libia, Argelia y Brasil. En Europa, con unas reservas inferiores, también se está planteando la posibilidad de este tipo de extracción y ya se han realizado exploraciones en Polonia, Austria, Alemania, Reino Unido y Francia.

A nivel mundial, el debate sobre el gas pizarra ha pasado de tener una dimensión solamente económica a polarizarse hacia cuestiones ambientales dados los enormes riesgos que supone. Así, en 2010, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo encargó un informe en el que se concluye que la fracturación hidráulica tendría efectos devastadores sobre el territorio y que existe un alto riesgo de contaminación del agua potable y de efectos negativos sobre la salud humana. En este mismo informe se recomienda el desarrollo de una nueva Directiva a nivel Europeo para regular esta actividad y que todos los productos químicos utilizados sean revelados públicamente.

La inexistencia de una Directiva Europea ha permitido que cada país haya tomado decisiones muy diferentes al respecto. Mientras en Francia el Parlamento ha aprobado una Ley por la que prohíbe la fracturación hidráulica y se han revocado los permisos ya concedidos a empresas como Total, Vermilion Energy Inc. (FP), Toreador Resources Corp. (TRGL) y Schuepbach Energy LLC, en Reino Unido ya se ha iniciado su explotación. En este país, en enero de 2011 el Centro Tyndall, adscrito a la Universidad de Manchester, publicó un informe en el que advertía sobre los graves daños ambientales y proponía una moratoria a estas actividades. Actualmente existe una importante oposición social En Holanda, donde el Gobierno había apostado por este tipo de extracción, y concedido permisos de investigación ha cambiado de posición ante la presión social y la necesidad de pactos de gobierno, por lo que el Parlamento holandés ha votado una moción que prohibe al gobierno permitir la explotación de gas de esquisto en los Países Bajos durante la actual legislatura, es decir hasta finales de 2016. En Dinamarca se ha decidido trabajar por la eficiencia energética, la reducción de las emisiones de CO2 y las energías renovables por lo que ni siquiera se ha planteado un debate. Suecia también apuesta por las renovables pero permitiría la fracturación a pequeña escala y bajo un marco regulatorio adecuado.

Polonia, un país con gran dependencia del gas ruso, era el único gobierno europeo que había acogido con euforia las posibilidades del fracking y donde también la población parecía estar más dispuesta a aceptar sus inevitables costes ambientales. Se concedieron más de 100 permiso a grandes compañías como Chevron, Marathon Oil, Exxon Mobil, Conoco Phillips y ENI. La realidad es que, a pesar de las concesiones ambientales y las rebajas fiscales, todas las grandes multinacionales extranjeras han abandonado sus proyectos,  al no cumplirse, ni de lejos, las expectativas iniciales.

Más allá del debate europeo, el potencial contaminante de las actividades de fracking ha influido en países como Australia, donde existe una moratoria y preparan una norma para prohibir la utilización de benceno, tolueno, etilbenceno y xileno. También en Canadá y en Sudáfrica se han paralizado los proyectos hasta que se puedan evaluar mejor los riesgos y existan evidencias concluyentes de que no habrá efectos no deseados. Incluso EE UU, con un lobby gasístico muy poderoso, se está planteado establecer algún tipo de regulación.

España también se ha dejado convencer por las promesas del fracking y ya se han concedido varios permisos de investigación en todo el Estado con el Gobierno Vasco a la cabeza. Si la explotación se llevara finalmente a cabo las compañías estadounidenses se quedarían con el 60% de los beneficios y el País Vasco solo con el 40%, además de un territorio en el que quedaría restringido o excluido cualquier uso posterior de la zona contaminada. Justo lo contrario al más elemental criterio de sostenibilidad.

viggo  103.589 firmas contra el fracking en Euskadi

 Las plataformas contrarias al proyecto de extracción de gas no convencional mediante el fracking entregaron el  pasado mes de septiembre en el Parlamento Vasco 103.589 firmas ciudadanas para impulsar una Iniciativa Legislatura Popular (ILP) que prohíba esta polémica técnica en la CAV. El Pleno del Parlamento ha aceptado a trámite la iniciativa y se ha constituido una Comisión de trabajo.

La eventual legislación que saldría de este proceso participativo tendría por objeto, en el marco de las competencias de la CAV, establecer medidas adicionales de protección medioambiental para la exploración, investigación y explotación de los hidrocarburos no convencionales. En concreto, la ILP tiene varios objetivos, pero el principal es lograr que la técnica del fracking, así como la extracción de recursos no convencionales, quede prohibida en Euskadi. Otro objetivos de las plataformas que impulsan la iniciativa es promover el debate y la concienciación de la  grave problemática que está asociada a esta técnica estractiva, así como la dependencia de energías fósiles y el necesario e imprescindible desarrollo de las energías renovables. Además, se debe tener en cuenta  que, aunque se haya abierto un tiempo para el debate, los trabajos siguen adelante. Tanto Hidrocarburos de Euskadi, con financiación pública, como otras empresas, siguen dando pasos. En el caso del permiso Geminis (en la costa vizcaína), de la mano de Frontera Energy, se determinarñan los emplazamientos idóneos para efectuar las prospecciones.

La movilización popular ha sido clave para llegar al escenario que ha concluido con la entrega de más de 100.000 firmas contra el fracking, pero este rechazo social puede que no sea suficiente para vetar la técnica teniendo en cuenta las resoluciones del Tribunal Constitucional que han declarado inconstitucionales las leyes antifracking aprobadas en Cantabria y La Rioja. El propio TC ha admitido a trámite el recurso impulsado por el Gobierno central contra la ley navarra que también prohíbe el empleo del fracking, con lo que esta norma ha quedado suspendida en la comunidad hermana.

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