Agenda 2030, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y las perspectivas de la Sostenibilidad

 

Galde 28, udaberria/2020. Andrés Herrera – Iker Etxano.-

En septiembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que le acompañan[1]. Esta nueva Agenda y los ODS, que comenzaron a implementarse en enero de 2016 con el horizonte de 2030, se consideran un plan de acción integral y universal que permitirá hacer frente a la grave crisis social y ecológica que atravesamos como humanidad. Así, la Agenda 2030, los 17 ODS y sus 169 metas asociadas –que abarcan las esferas social, económica y ambiental del denominado desarrollo sostenible– son vistos como un marco de actuación comprometido con las personas, el planeta y la prosperidad, además de con la consecución de la sostenibilidad. En este contexto, en todos los países del mundo, diferentes sectores e instituciones –organismos internacionales, gobiernos nacionales y subnacionales, ONGD, universidades, etc.– han asumido su aplicación.

Sin embargo, desde sectores más críticos se han subrayado diversas contradicciones, limitaciones y problemas de la Agenda 2030 y los ODS. Aquí nos interesa, desde nuestra perspectiva, destacar algunas de sus limitaciones en cuanto a la incorporación de las cuestiones de la sostenibilidad. Si hacemos un breve repaso a los 17 ODS encontramos que varios abordan de una u otra manera la sostenibilidad, aunque solo algunos de ellos lo hacen más directamente, a los que Hickel (2019)[2] denomina los objetivos de sostenibilidad de los ODS (tabla 1).

Tabla 1. Objetivos de sostenibilidad de los ODS.

Nº ODS Descripción
6 Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos
7 Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos
12 Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
13 Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
14 Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
15 Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica

Nota: a la propuesta de Hickel (2019) hemos agregado el ODS 7, dada su estrecha relación con la sostenibilidad.

Frente a los objetivos de sostenibilidad están los ODS de corte más social y los de corte más económico. Dentro de esto

 

Galde 28, udaberria/2020. Andrés Herrera – Iker Etxano.-

En septiembre de 2015, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que le acompañan[1]. Esta nueva Agenda y los ODS, que comenzaron a implementarse en enero de 2016 con el horizonte de 2030, se consideran un plan de acción integral y universal que permitirá hacer frente a la grave crisis social y ecológica que atravesamos como humanidad. Así, la Agenda 2030, los 17 ODS y sus 169 metas asociadas –que abarcan las esferas social, económica y ambiental del denominado desarrollo sostenible– son vistos como un marco de actuación comprometido con las personas, el planeta y la prosperidad, además de con la consecución de la sostenibilidad. En este contexto, en todos los países del mundo, diferentes sectores e instituciones –organismos internacionales, gobiernos nacionales y subnacionales, ONGD, universidades, etc.– han asumido su aplicación.

Sin embargo, desde sectores más críticos se han subrayado diversas contradicciones, limitaciones y problemas de la Agenda 2030 y los ODS. Aquí nos interesa, desde nuestra perspectiva, destacar algunas de sus limitaciones en cuanto a la incorporación de las cuestiones de la sostenibilidad. Si hacemos un breve repaso a los 17 ODS encontramos que varios abordan de una u otra manera la sostenibilidad, aunque solo algunos de ellos lo hacen más directamente, a los que Hickel (2019)[2] denomina los objetivos de sostenibilidad de los ODS (tabla 1).

Tabla 1. Objetivos de sostenibilidad de los ODS.

Nº ODS Descripción
6 Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos
7 Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos
12 Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles
13 Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos
14 Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible
15 Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica

 

Nota: a la propuesta de Hickel (2019) hemos agregado el ODS 7, dada su estrecha relación con la sostenibilidad.

Frente a los objetivos de sostenibilidad están los ODS de corte más social y los de corte más económico. Dentro de estos últimos encontramos el ODS 8, denominado trabajo decente y crecimiento económico, a través del cual se pretende “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos” o el ODS 9, denominado industria, innovación e infraestructura.

Atendiendo a las discusiones sobre la sostenibilidad y el desarrollo sostenible, la perspectiva que parece sustentar la Agenda 2030 y los ODS sería aquella denominada como sostenibilidad débil, la cual considera los sistemas económico, social y ecológico como esferas separadas, aunque interconectadas, y cada una con sus propias normas o leyes de funcionamiento[3]. La esfera económica es la primordial y no está limitada por la esfera ecológica; además, el crecimiento económico y los mecanismos del mercado son los que permiten armonizar los problemas sociales, económicos y ecológicos. Desde esta perspectiva, la separación conceptual de los tres sistemas daría sentido a la separación de los ODS en las tres dimensiones citadas. El logro de los ODS sociales, económicos y de sostenibilidad (o ecológicos) sería posible en tanto que no hay límites entre estas dimensiones, si bien la primordial sería la económica, con el crecimiento económico (ODS 8) como fundamento. En otras palabras, no habría conflicto, ni conceptual ni práctico, para alcanzar el ODS 8 y a la vez los ODS 12, 13, 14 y 15, pues son cuestiones separadas, aunque con conexiones.

Frente a la sostenibilidad débil, en los debates en este campo, encontramos la perspectiva de la sostenibilidad fuerte, propuesta desde la Economía Ecológica. Desde esta perspectiva, tanto el sistema económico como el sistema social están contenidos en el sistema ecológico global o biosfera. El funcionamiento de la economía y la sociedad depende y está limitado por el funcionamiento del sistema ecológico. Este último proporciona los materiales y la energía necesarias para el buen funcionamiento de la economía y de la sociedad, y también proporciona los servicios de absorción y sumidero de las emisiones y residuos generados en los procesos de producción y consumo. Esta relación material entre el sistema económico y social con el sistema ecológico se denomina metabolismo social. El sistema ecológico, con sus leyes de funcionamiento biofísicas y ecológicas, imponen unos límites al funcionamiento del sistema económico y social, es decir a la escala del metabolismo social.

Bajo esta perspectiva, la búsqueda del crecimiento económico de manera sostenida, tal como plantea el ODS 8, solo es posible hasta cierto punto, es decir, hasta aquel en el que no se sobrepasan los límites ecológicos. Así, la búsqueda de un crecimiento económico ilimitado implicará mayores requerimientos materiales y energéticos, esto es, una mayor escala del metabolismo social, lo cual generará mayores impactos ambientales, por ejemplo, en los ecosistemas terrestres y marinos. Por lo tanto, el ODS 8 entraría en conflicto con los ODS 14 y 15, que buscan la conservación de estos ecosistemas.

Se suele argumentar que el crecimiento económico es compatible con la conservación de los ecosistemas si se aumenta la eficiencia material, es decir, si aumenta el PIB obtenido por unidad de materiales y/o energía usados (desmaterialización relativa), que es lo que pretenden algunas metas del ODS 12. Sin embargo, los aumentos de eficiencia material no implican que el uso y consumo global de materiales y energía disminuya (desmaterialización absoluta), al contrario, el consumo material y energético ha venido creciendo sostenidamente, tal como lo demuestran diversos estudios. Por ejemplo, el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, señala que en el periodo 1970-2010 mientras el PIB mundial se multiplicó por 2,4 la extracción de materiales prácticamente se dobló y el comercio internacional de materiales se triplicó. En el mismo sentido, el incremento del 85% de la población mundial en ese mismo periodo hasta los 6.900 millones de habitantes, ha sido acompañado por un aumento en el uso material per cápita de 7 a 10 toneladas[4]. En esa misma línea, un reciente informe del European Environmental Bureau (EEB), basado en un exhaustivo análisis teórico y empírico, señala la inexistencia de evidencia suficiente en favor de la desmaterialización, desbaratando así tal argumentación[5].

El logro de los ODS de manera simultánea es, además, en muchos casos contradictorio dada la interdependencia entre los mismos. El ejemplo paradigmático lo encontramos en que el crecimiento económico de los últimos años ha estado asociado a un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que el incumplimiento del ODS 13 (acción por el clima) ha sido manifiesto. En el periodo 2000-2018 las emisiones globales de CO2 se incrementaron en un 50% debido principalmente a la quema de combustibles fósiles, y desde 2015, año en que se firmó el Acuerdo de Paris[6], hasta 2018 en cerca del 4%. Los océanos, no obstante, han absorbido una parte importante de estas emisiones (amortiguando así los efectos del cambio climático), pero a costa de incrementar la acidez de sus aguas[7], lo que va en detrimento del ODS 14.

El hecho de que de facto se plantee el crecimiento económico (ODS 8) como tractor del resto de objetivos es lo que en definitiva entra en conflicto con el logro de los objetivos de sostenibilidad. Considerando las perspectivas de la sostenibilidad comentadas, la apuesta de la Agenda 2030 y los ODS debería ser por la sostenibilidad fuerte. Tal como indica Hickel (2019), esto implicaría una reformulación de los objetivos sociales y económicos, especialmente el ODS 8 del crecimiento económico, en función de los objetivos de sostenibilidad.

Andrés Herrera.
Instituto HEGOA (UPV/EHU).

Iker Etxano.
Dpto. de Economía Aplicada I, Instituto HEGOA, y EKOPOL (UPV/EHU).

  1. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas del 25 de septiembre de 2015. Disponible en: https://undocs.org/es/A/RES/70/1 [consultado el 01/03/2020].
  2. Hickel, J. (2019): The contradiction of the sustainable development goals: Growth versus ecology on a finite planet. Sustainable Development, 27: 873–884.
  3. Bermejo, R. et al. (2010): Menos es más: del desarrollo sostenible al decrecimiento sostenible. Cuadernos de Trabajo de Hegoa, nº 52.
  4. Véase UNEP, United Nations Environment Programme (2016): Global material flows and resource productivity. Assessment report for the UNEP International Resource Panel.
  5. Véase EEB, Environment European Bureau (2019): Decoupling debunked – Evidence and arguments against green growth as a sole strategy for sustainability.
  6. Véase GCP, Global Carbon Project (2019): Global Energy Growth is Outpacing Decarbonization.
  7. Véase National Geographic, del 18 de junio de 2018 (on-line): La acidez del océano aumenta, ¿qué significa? [consultado el 18/03/2020].

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Publicado por Galde
Edita: Ezker Kulturgintza Elkartea Depósito Legal: SS-551-2013 ISSN: 2255-5633

s últimos encontramos el ODS 8, denominado trabajo decente y crecimiento económico, a través del cual se pretende “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos” o el ODS 9, denominado industria, innovación e infraestructura.

Atendiendo a las discusiones sobre la sostenibilidad y el desarrollo sostenible, la perspectiva que parece sustentar la Agenda 2030 y los ODS sería aquella denominada como sostenibilidad débil, la cual considera los sistemas económico, social y ecológico como esferas separadas, aunque interconectadas, y cada una con sus propias normas o leyes de funcionamiento[3]. La esfera económica es la primordial y no está limitada por la esfera ecológica; además, el crecimiento económico y los mecanismos del mercado son los que permiten armonizar los problemas sociales, económicos y ecológicos. Desde esta perspectiva, la separación conceptual de los tres sistemas daría sentido a la separación de los ODS en las tres dimensiones citadas. El logro de los ODS sociales, económicos y de sostenibilidad (o ecológicos) sería posible en tanto que no hay límites entre estas dimensiones, si bien la primordial sería la económica, con el crecimiento económico (ODS 8) como fundamento. En otras palabras, no habría conflicto, ni conceptual ni práctico, para alcanzar el ODS 8 y a la vez los ODS 12, 13, 14 y 15, pues son cuestiones separadas, aunque con conexiones.

Frente a la sostenibilidad débil, en los debates en este campo, encontramos la perspectiva de la sostenibilidad fuerte, propuesta desde la Economía Ecológica. Desde esta perspectiva, tanto el sistema económico como el sistema social están contenidos en el sistema ecológico global o biosfera. El funcionamiento de la economía y la sociedad depende y está limitado por el funcionamiento del sistema ecológico. Este último proporciona los materiales y la energía necesarias para el buen funcionamiento de la economía y de la sociedad, y también proporciona los servicios de absorción y sumidero de las emisiones y residuos generados en los procesos de producción y consumo. Esta relación material entre el sistema económico y social con el sistema ecológico se denomina metabolismo social. El sistema ecológico, con sus leyes de funcionamiento biofísicas y ecológicas, imponen unos límites al funcionamiento del sistema económico y social, es decir a la escala del metabolismo social.

Bajo esta perspectiva, la búsqueda del crecimiento económico de manera sostenida, tal como plantea el ODS 8, solo es posible hasta cierto punto, es decir, hasta aquel en el que no se sobrepasan los límites ecológicos. Así, la búsqueda de un crecimiento económico ilimitado implicará mayores requerimientos materiales y energéticos, esto es, una mayor escala del metabolismo social, lo cual generará mayores impactos ambientales, por ejemplo, en los ecosistemas terrestres y marinos. Por lo tanto, el ODS 8 entraría en conflicto con los ODS 14 y 15, que buscan la conservación de estos ecosistemas.

Se suele argumentar que el crecimiento económico es compatible con la conservación de los ecosistemas si se aumenta la eficiencia material, es decir, si aumenta el PIB obtenido por unidad de materiales y/o energía usados (desmaterialización relativa), que es lo que pretenden algunas metas del ODS 12. Sin embargo, los aumentos de eficiencia material no implican que el uso y consumo global de materiales y energía disminuya (desmaterialización absoluta), al contrario, el consumo material y energético ha venido creciendo sostenidamente, tal como lo demuestran diversos estudios. Por ejemplo, el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, señala que en el periodo 1970-2010 mientras el PIB mundial se multiplicó por 2,4 la extracción de materiales prácticamente se dobló y el comercio internacional de materiales se triplicó. En el mismo sentido, el incremento del 85% de la población mundial en ese mismo periodo hasta los 6.900 millones de habitantes, ha sido acompañado por un aumento en el uso material per cápita de 7 a 10 toneladas[4]. En esa misma línea, un reciente informe del European Environmental Bureau (EEB), basado en un exhaustivo análisis teórico y empírico, señala la inexistencia de evidencia suficiente en favor de la desmaterialización, desbaratando así tal argumentación[5].

El logro de los ODS de manera simultánea es, además, en muchos casos contradictorio dada la interdependencia entre los mismos. El ejemplo paradigmático lo encontramos en que el crecimiento económico de los últimos años ha estado asociado a un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que el incumplimiento del ODS 13 (acción por el clima) ha sido manifiesto. En el periodo 2000-2018 las emisiones globales de CO2 se incrementaron en un 50% debido principalmente a la quema de combustibles fósiles, y desde 2015, año en que se firmó el Acuerdo de Paris[6], hasta 2018 en cerca del 4%. Los océanos, no obstante, han absorbido una parte importante de estas emisiones (amortiguando así los efectos del cambio climático), pero a costa de incrementar la acidez de sus aguas[7], lo que va en detrimento del ODS 14.

El hecho de que de facto se plantee el crecimiento económico (ODS 8) como tractor del resto de objetivos es lo que en definitiva entra en conflicto con el logro de los objetivos de sostenibilidad. Considerando las perspectivas de la sostenibilidad comentadas, la apuesta de la Agenda 2030 y los ODS debería ser por la sostenibilidad fuerte. Tal como indica Hickel (2019), esto implicaría una reformulación de los objetivos sociales y económicos, especialmente el ODS 8 del crecimiento económico, en función de los objetivos de sostenibilidad.

Andrés Herrera.
Instituto HEGOA (UPV/EHU).

Iker Etxano.
Dpto. de Economía Aplicada I, Instituto HEGOA, y EKOPOL (UPV/EHU).

  1. Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas del 25 de septiembre de 2015. Disponible en: https://undocs.org/es/A/RES/70/1 [consultado el 01/03/2020].
  2. Hickel, J. (2019): The contradiction of the sustainable development goals: Growth versus ecology on a finite planet. Sustainable Development, 27: 873–884.
  3. Bermejo, R. et al. (2010): Menos es más: del desarrollo sostenible al decrecimiento sostenible. Cuadernos de Trabajo de Hegoa, nº 52.
  4. Véase UNEP, United Nations Environment Programme (2016): Global material flows and resource productivity. Assessment report for the UNEP International Resource Panel.
  5. Véase EEB, Environment European Bureau (2019): Decoupling debunked – Evidence and arguments against green growth as a sole strategy for sustainability.
  6. Véase GCP, Global Carbon Project (2019): Global Energy Growth is Outpacing Decarbonization.
  7. Véase National Geographic, del 18 de junio de 2018 (on-line): La acidez del océano aumenta, ¿qué significa? [consultado el 18/03/2020].

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