Nicaragua. Relato: «Chantaje emocional»

 

(Galde 22, otoño/2018/udazkena). Iván Blandón.- Barcelona, Julio 2018.

A Chico Báez le despierta el 19 de abril la algarabía desordenada y frenética de cientos de zanates[1] saludando el amanecer. El sol aún no ha salido, pero al sur de Managua, desde la altura del barrio de San Judas, se anuncia allá por Tipitapa en apenas una tenue franja de luz anaranjada. Chico se baja del tapesco[2] a oscuras, se mete las chinelas[3] y con paso desganado cruza el patio y busca la letrina. Antes de salir a la venta a comprar las tortillas calientes y el pocillo de frijoles cocidos, se muda un short[4] limpio, su camisola del Barsa y la gorra del Boer, pone la porrita del café con agua a calentar y se toma su vasito de sábila[5] licuada para los riñones. Cuando pasa frente al cuarto de su cumiche[6] William le golpea la puerta para que se vaya despertando. Deja atrás la casita de tres cuartos, de minifalda, con piedra cantera y forro de madera de genízaro. Caminando despacio aparenta más edad, a pesar de su corta estatura, amplio pecho, brazos musculosos y piernas cortas. Luce en ocasiones una sonrisa afable, pero en general su aspecto refleja cansancio y desilusión.

La Chona, la de la venta, esta barriendo la calle y cuando lo ve que va llegando le saluda de largo “Como me amaneció Don Chico, se le ve bien galán”. El apenas le responde con la mano. Viene arrastrando los pies y maldiciendo la diabetes que está acabando con sus ganas de vivir. Solo le permite soportar el dolor y la debilidad, la metaformina que le manda mensualmente la Fátima, la hija que le tuvo aquella su enamorada en Chinandega y que ahora trabaja en la limpieza del aeropuerto de San Francisco. “¿Ya oyó el radio?, vea escuche la Corporación[7]” le dice la Chona al tiempo que sube el volumen del Sanyo. “Se nos quieren volar un tuco de la pensión y de viaje subirnos las cotizaciones”, le resume.

Chico se ha vuelto discreto en la vejez, a sus setenta años se la piensa antes de replicarle a la Chona. Solo hace su compra y camina de regreso con un pasito rápido, arrastrando las chinelas, pero pronto se cansa. Están en el mes más duro del verano tropical, pero se está rico a esas horas en la calle, a la sombra de los almendros. Después vendrán los grandes calores de Managua. Busca un palo copetudo y descansa pensando en los 3,800 córdobas que recibe de pensión después de haber trabajado quince años de busero[8] en la COTRAN[9]. También se le viene el recuerdo de cuando estaba terminando los estudios de derecho en la UNAM[10], antes de alzarse en los barrios orientales con la revolución del 79. Luego vino la guerra y los Batallones de Lucha Irregular, y con la paz solo alcanzó a entrar de busero.

Piensa en Willi y se apura a regresar. Convive con él desde que hace seis años enviudara de la Merche y siente por él un cariño conmovedor. Ver como avanza en sus estudios de electrónica en la Universidad Nacional de Ingeniería, le llena de orgullo. Es la ilusión de su vida. A la sombra del palo de mango del patio le prepara a Willi su desayuno bien completo: gallopinto[11], crema, tajada de plátano y café.

“Alistáte varón que ya van a ser la siete”, le susurra desde la cortina de plástico que tapa la ducha de barril y huacal[12]. El muchacho es más alto que su padre, flaco y nervudo, de rasgos finos, con una brillante melena negra y una barbita incipiente. Sale de la ducha terminando de vestirse, le da un sonoro beso a su padre en la calva y se sienta a desayunar. “¿Cómo amaneciste viejo?” le saluda sin levantar la vista del plato. Ese trato confianzudo le llena de orgullo a Chico. Lo siente como la prueba de que ha cuajado el cariño, paciencia, amor e interés que ha volcado un su hijo los últimos años.

*

Cuando Wil sale con su mochila a tuto[13] rumbo a la universidad, él enciende su Sanyo. Ya está en marcha en La Primerísima[14] el programa de Omar García. Le cae muy bien este periodista que no se ahueva ante nada ni ante nadie y día a día denuncia las arbitrariedades de la administración y promueve valores ciudadanos. Pero esta mañana le defrauda, Omar sigue dándole verga a la corrupción de la policía, como si no fuera más importante lo que le contó la Chona.

Pone entonces el Canal 10 de televisión y termina de enterarse. El gobierno ha roto las negociaciones con sindicatos y patronal y Roberto López, presidente del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, anuncia, para evitar el colapso financiero de la institución, una reducción mensual del 5% en las pensiones, y un aumento de las cotizaciones hasta el 7% para el trabajador y el 22.5% para el empleador.  La comentarista asegura que esta es una medida impuesta por la reciente visita de los observadores del Fondo Monetario.

Chico se siente mal, como que se le está subiendo la presión. El sol ya ha terminado de recalentar la lámina del techo y en el cuartito se siente el bochorno. Para calmar la presión se prepara un fresco de greyfruit[15] con poca azúcar, y abre el ventanuco del lado oeste de la casita, por si acaso se mueve algo de brisa. Con el fresco en la mano, vuelve a sentarse en la abuelita frente al televisor.

Antes de encenderlo recuerda cómo hace cinco años los jóvenes universitarios se solidarizaron con las demandas de los jubilados y crearon en las redes de internet el movimiento “#OcupaINSS”. Fue cuando Willi acudió a una vela de solidaridad y los motorizados de la escolta de Daniel – protegidos por la policía y camuflados con los cascos – le golpearon y le robaron el celular y el reloj.

Chico se limitó entonces a pensar que esa provocación había sido una caballada de Fidel Moreno, el secretario de la alcaldía y perro sumiso de la Chayo[16]. No le dio más importancia, aunque le nació una agradable inquietud por cómo su hijo comenzaba a anidar sentimientos de compasión y solidaridad. Hasta entonces, a pesar de ser un muchacho responsable y la camaradería en su relación cotidiana, le había preocupado a Chico su apatía por la política, su acomodamiento al consumismo creciente, su falta de compromiso con la realidad del país.

*

Enciende por fin el aparato y conecta con “Cien por ciento noticias” y se sorprende al ver la imagen que ya está corriendo por todas las redes del país. Un grupo de ancianos camina por las calles de León hacia el parque central donde se van a concentrar para protestar por las medidas del gobierno, cuando son brutalmente agredidos por un grupo de motorizados con camisolas de las Juventudes Sandinistas. Un señor que caminaba con muletas, hipertenso y diabético como él según dice el locutor de la tele, es arrojado al piso, mientras lo golpean con bates de beisbol y destrozan sus muletas.

Chico apaga con ira el aparato y busca serenarse en el patio a la sombra del palo de mango. Pero hasta allí suben desde el norte, como de cerca de la UCA, el martilleo de ráfagas cortas de AK, y a intervalos la explosión de los morteros caseros que desde hace años ocupan los estudiantes en sus protestas. Intenta comunicarse con Willi desde su pequeño Nokia de tapita, pero el celular de su hijo está permanentemente ocupado. Lo mismo le sucedió apenas hace un mes, cuando chavalos de varias universidades auto convocados en las redes por “#SOSIndioMaíz” organizaron protestas por el incendio que estaba devorando la Reserva Indio Maíz ante la pasividad del gobierno. Al igual que hoy, el gobierno lanzó a grupos de las Juventudes Sandinistas contra los estudiantes.

Recuerda a Willi jugando entonces con sus dedos como un malabarista en su Vodafone de segunda mano día y noche. Le parece curioso que haya sido precisamente el gobierno quien invirtió millones en el 2014 en instalar wi-fi libre y gratuito en los parques de todo el país. Ese camino invisible de libertad pronto creó redes por todo Nicaragua, desde los teléfonos inteligentes de los universitarios con más capacidad económica, hasta los teléfonos sencillos de muchos otros jóvenes de los barrios, o campesinos de las comarcas. Ahora entiende por qué la Vicepresidenta Rosario Murillo anunció hace un mes que las redes sociales estaban “influenciando negativamente a familias y comunidades”.

Conecta a medio día con Radio Sandino para escuchar a la Chayo: La Chamuca ese día está disparada “almas pequeñas, tóxicas, llenas de odio, vampiros sedientos de sangre, grupos minúsculos” es lo menos que escupe contra los manifestantes. Por su parte Daniel Ortega con el cinismo que le caracteriza solo se limita a decir que se trata de “peleas entre pandillas”. Cuando la Vicepresidenta comienza a rogar a Dios para que los temblores de 1.03 grados que se sintieron en Hawái no afecten a la Nicaragua bendecida, apaga el radio con ira.

*

La Irene Bengoechea toca en la puerta cuando Chico se está preparando el almuerzo: arroz voladito, carne asada de tasajo con tortilla y ensalada de repollo, por lo agrio. Irene es la secretaria del Comité de Liderazgo Sandinista del barrio. Una mujer grande, obesa y maloliente que de siempre ha estado manejando las cuerdas del poder en el barrio, desde la lejana época de los Comités de Defensa Sandinista hasta los nuevos Gabinetes del Poder Ciudadano ahora rebautizados por la Chayo como Gabinetes de la Familia, Salud y Vida. Ella es la que controla la entrega de láminas, el paquete solidario de comida, el programa de crédito usura cero, el bono productivo alimentario, y las becas a los estudiantes.

Se acerca a la cocinilla donde Chico alista su almuerzo, le pone una mano en el hombro y comienza su discurso. “Alistáte Chico, estamos de nuevo en pie de de guerra. Sabemos bien que es el crimen organizado el que está financiando las protestas y barricadas de los estudiantes. Hemos detectado la presencia de pandillas y tamales[17] entre los auto convocados. La derecha y los traidores de los renovadores[18] son los que están azuzando a los chavalos. Preparáte, los sandinistas vamos a defender esta revolución a como dé lugar. Triunfaremos sobre el odio, la mentira y la muerte”. El hombre, de espaldas, asiente con gestos y sin dejar de concentrarse en la cocinada.

La Irene pone cara de empurrada[19] ante el silencio de Chico, y antes de voltearse para salir de la casa le aconseja y amenaza “Cuidá bien a ese tu hijo William con quién anda en la U, porque ya lo tenemos controlado”. Con ironía que esconde su ira contenida, Chico la despide sin voltearse a verla “Que le vaya bien compañera, ahí se me cuida”. Ya le agrió todo el almuerzo, pero ni modo se lo termina comiendo con desgano antes de buscar la hamaca bajo la sombra del palo de mango. El calor está ahora en lo más agobiante, se le siente como en lentas oleadas sucesivas.

Se despierta al rato, cuando su amigo Bernardo le mueve la hamaca. “Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, le grita en plan chingón[20] y le saca de un sueño denso y pesado. Afectuoso, entusiasta y locuaz, su vecino Bernardo, un hombrón con una hermosa panza cervecera, es el mejor amigo y confidente de Chico en esta etapa de su vida. Se conocieron allá por el 84 en los Batallones del Servicio Militar, y se han aproximado cuando los dos decidieron dejar de asistir a las reuniones del Gabinete del Poder Ciudadano en el 2009, cuando se firmó el “Protocolo de Entendimiento entre el Gobierno de Nicaragua y Unión Fenosa” y la Asamblea Nacional le dio el rango de Ley Nacional.

Después de llevar varios años enfrentándose a las arbitrariedades de la empresa española, la Rosario Murillo orientó al Poder Ciudadano organizar campañas para que los vecinos pagaran puntualmente sus facturas de luz. A partir de entones, rara es la tarde en que Bernardo no se llegue donde Chico a acompañarlo en su soledad y compartir sus recuerdos revolucionarios. Esta tarde trae dos latas heladas de cerveza Victoria y una bolsita con chicharrones de cerdo aún tibios.

“¿Ya te enteraste de esta mañana, la cachimbeada[21] que les dieron a los estudiantes en la UCA?” le dice Bernardo mientras abre las cervezas y coloca los chicharrones en un platillo. “Ahora ya la cosa está en el Mercado Oriental, y un pijazo[22] de gente ya se está uniendo a los estudiantes. Se armó una buena vergueada[23] entre el pueblo y los babosos que la Chayo ha metido en las Juventudes Sandinistas. Hasta que llegaron los motorizados de Fidel Moreno y comenzaron a garrotear, siempre protegidos por la policía”.

Esa simpleza de expresarse de Bernardo, que en ocasiones llega a la vulgaridad, es lo que le cae mal de su amigo. Chico siempre se ha esforzado por mostrar una rectitud natural, una manera serena y ponderada de expresarse. Incluso cuando pasaba todo el día peleando con un autobús y sus pasajeros en la recalentada Managua. Recostado en la hamaca le responde a Bernardo “Así es ahora la cosa amigo. No sé si oíste al mediodía la Chamuca[24]cuando gemía “¿cómo es posible tanto odio, si nuestro gobierno bendecido es el gobierno del amor? Pero confiamos en Dios, porque el amor es más fuerte que el odio”. Fijáte que esa mención del amor tiene doble filo, porque nos está llamando a la guerra para enfrentar el odio. Me repugna verla haciéndose la víctima, cuando ella esta embebida en su soberbia y llevando a Daniel y a todos nosotros al desastre”.

“Hoy si estás desatado, hermano” es todo el comentario provocador de Bernardo, esperando que su amigo siga adelante con su desahogo mientras apura un trago largo de su cerveza, saca su paquete de cigarros Casino y le ofrece a Chico.

Logra su propósito, porque Chico se dispara “Ajá, no se ya donde vamos a parar. Recordáte cuando el comandante Tomás Borge nos prometía y nos creíamos ser “sujetos y dueños de nuestro propio destino”, ser “dueños de la historia y arquitectos de nuestra liberación”. Y nosotros de babosos gritando “Dirección nacional ordene”. Ahora la mística sandinista es aceptar la realidad tal como es, buscando como acomodarnos lo mejor posible. El cinismo reemplazó al idealismo y a la utopía revolucionaria. Ya el FSLN es sólo una franquicia electoral”.

Bernardo le acerca el platillo de chicharrones, más que nada por no oír la amargura que destila su amigo y decide que es su turno. “No amigo, no estoy de acuerdo con vos. Ese tapudo[25] de Daniel Ortega, con su prepotencia, su soberbia y su discurso parsimonioso lo hemos creado nosotros mismos. Acordáte que después de que la derecha desplumara al “gallo ennavajado”[26], nosotros mismos lo elegimos Secretario General del Frente en el Primer Congreso Ordinario de 1991, y lo volvimos a reelegir en el 94 cuando el comandante Henri Ruiz le disputó la secretaría. También le apoyamos cuando el Movimiento Renovador salió a la luz y la peor, cuando en el 96 pactó con Alemán. Amigo, hemos comido mucha mierda para que ahora nos queramos hacer los locos. Y él es bien matrero[27], ese tapudo[28] nos dio atol con el dedo[29] con su discurso radical y antiimperialista, mientras a puerta cerrada se aliaba con empresarios, cardenales y reaccionarios. Recordá que en las últimas elecciones nunca se encaró con el pueblo, el hiejueputa ganó sin asomarse a la ventana ”.

Chico bebe el último sorbo de cerveza y toma el relevo, ahora más sereno. “Nos apantalló con ese su porte austero y dogmático, incluso cuando su entenada[30] la Zoila América lo acusó de abusos sexuales durante más de diez años. Acordáte que la Irene, la del Poder Ciudadano, nos vino diciendo que era una conspiración de Estados Unidos. Y nosotros pendejos callados sin ver que el moclín[31] se amparaba en su inmunidad parlamentaria, para evadir el juicio. Peor fue cuando en vísperas de las elecciones del 96 le regalamos a la iglesia la prohibición y castigo del aborto terapéutico, un derecho que disfrutaban las mujeres desde el gobierno conservador de 1837”.

Bernardo escupe pesado antes de tomar la palabra “Hablemos a calzón quitado[32] hermano. Hemos consentido tanto, que ya no sé de qué somos culpables. No te olvides de cómo el partido asesinó en el 2004 al director de Radio Ya, Carlos Guadamuz, el broder[33] de Daniel desde que compartieron cárcel en los setenta. Pero Carlos se desengañó después de que en el 96 Daniel lo botara de su candidatura para la alcaldía de Managua y se volvió antisandinista rabioso. Sabes bien como yo que el Frente no necesitó ordenarle al loco de William Hurtado que lo matara, bastó con calentarle la cabeza para que él solito tomara la decisión. Mismo William que ahora ya disfruta de trabajo en la alcaldía y una de las casas para el pueblo”.

Hace una pausa para observar la reacción de su amigo y prosigue “Y mejor no seguir contando sangre, porque todos sabemos que al alcalde sandinista de Managua el campeón de pesos ligeros Alexis Arguello, sus mismos compañeros le pusieron el arma y la coca en la mano para que se suicidara y dejara de ser un problema. O sin ir más lejos, la extraña muerte de Herty Lewites cuando el Movimiento de Renovación Sandinista estaba en camino de convertirse en la tercera fuerza política del país”.

Chico ya no replica. Muchos años de masticar resentimiento contra sus líderes se ha convertido ya en rencor, un mal sentimiento que siempre intentó mantener lejos de su persona. Solo le queda una frustración, un cansancio que termina en apatía. Vuelve a resignarse a la rutina sin destino de su vida de jubilado. Se levanta sin despedirse y comienza a caminar en silencio hacia la casa arrastrando su desaliento. Bernardo también está deprimido, solo le golpea el hombro a manera de saludo y sale a la calle.

*

La tarde va muriendo con una luminosidad difusa. Pronto se apaga la brisa que viene del lago y comienza a sentirse un bochorno creciente. Los grillos y sapos inician su concierto desordenado y exasperante, mientras Chico prepara la cena de arroz, banano maduro y unos huevos, cocido para él y revuelto con tomate y cebolla para Willi.

A las siete llega William a la casa. En el celular viene escuchando “Plomo”, la última canción que el rapero Erick Nicoyas González ha dedicado a la jornada. Deja tirada en un rincón la mochila y de pie come la cena que le preparó su padre. Chico ha alistado en el patio una botellita de cuarto de ron Plata, el hielo, un limón criollo – pelado para volarle el amargo – un vasito de onza y dos de haibol[34], fresco de guayaba y una coca.

La bulla de las telenovelas llega desde las casas vecinas mientras Chico alista primero el trago de su hijo siguiendo el rito: primero el hielo, viene después el limón y su onza de guaro. Deja la botella de coca abierta para que él termine la mezcla y para él solo alista el vaso con hielo y fresco de guayaba. A él le gustan los tragos al strike, una onza de un solo trago y seguido su viaje de fresco.

“Cómo fue la jornada, muchacho, te estuve llamando para nada”, le dice cuando Willi se sienta.

“Estuvo arrecho[35], viejo. Ya estamos en la lucha la Universidad de Ingeniería, la Universidad Politécnica, la Universidad Autónoma y la Universidad Agraria, que estaban controladas por los sapos[36] de las Juventudes Sandinistas y los funcionarios de la Unión Nacional de Estudiantes. En la tarde nos fuimos al Gancho Camino en el Mercado Oriental y allí vieras cómo se nos unieron los compradores y los mismos dueños de los puestos, hasta que llegaron los sapos y los motorizados y se armó el vergueo”.

William se sirve el primer trago antes de continuar. “Para mañana ya estamos coordinados con las universidades de León, Rivas, Camoapa, Granada, Masaya y Estelí. Aquí en Managua vamos a concentrarnos en Metrocentro, Siete Sur, la Carretera Norte y la Rotonda del Periodista. Vamos a pasar volando los Arboles de la Vida[37], el símbolo del poder despótico de la Chamuca”.

Chico le ha estado escuchando con atención. Se tira su primer trago haciendo una pausa y mirando a su hijo con cariño le pregunta “Y vos, ¿para dónde ves que camina esta lucha?

“Vamos de viaje a botar este gobierno, viejo, en eso estamos clarísimos, ya no se aguanta tanto despotismo, vas a ver cómo nos apoya el pueblo”, le contesta Willi con la mirada encendida.

Chico gira la cabeza a los lados como reprobando lo que su hijo ha dicho, y calmadamente inicia su plática. “Cuidado se van a embrocar y los manipulan. Daniel Ortega tiene una larga trayectoria de aguante ante la presión en situaciones críticas, especialmente con el apoyo y el control que le impone Rosario MurilloYa andan diciendo que la patronal y los grandes empresarios están financiando a los chavalos de las barricadas. La radio Corporación también está provocando a grupos armados del norte y a los campesinos reaccionarios de la Guinea para que se vengan a la capital, y vas a ver cómo la iglesia, los partidos derechistas y los renovadores se van a poner a la cabeza de las protestas”.

Sí, Chico, está confusa la cosa, pero nosotros los auto convocados vamos adelante hasta botar este gobierno. Vamos a construir nuestro propio futuro, como ustedes lo hicieron hace cincuenta años”, le responde William, ahora ya calmadamente.

Mirá muchacho, no me hablés vos de nuestra revolución. Nosotros teníamos una mística, un desapego de lo material, fraternidad y solidaridad. Esos valores, esa superioridad moral, y el arrojo del pueblo fueron los que hicieron triunfar la revolución”.

William le mira con ironía “Viejo, vos te quedaste parqueado en los setenta, mandá de una vez a la verga esos cuentos del sandinismo, mirá a donde nos llevaron”.

Su padre le replica resentido “Cuestionar la revolución sandinista es cuestionar el sentido de nuestras vidas”.

William se sirve otro trago, guarda silencio unos instantes ordenando sus ideas y se lanza. “Ellos viven recordándoles una historia revolucionaria heroica. Pero esa memoria sandinista de la revolución es un chantaje sentimental que sustituye el análisis político y lo convierte en un tema de sentimientos y lealtades.”

Con calma, Chico quiere terminar de entender a William. Nunca había llegado a platicar tan a fondo. “Explicáte mejor, hijo, nunca me habías hablado así”

El muchacho sigue con su discurso “Y ahora han metido la religión de por medio. Las decisiones del gobierno y sus programas se acompañan siempre del “gracias a Dios”, “por la voluntad de Dios”, “con el favor de Dios”. Ortega manda y Dios provee. Me repugna cómo se manipulan las ideas moralistas, acordáte de que la consigna de la Chamuca del año 2008 fue “Cumplirle al pueblo es cumplirle a Dios”. Así justifican su despotismo. El moralismo cristiano del gobierno es su nuevo discurso que encubre los vacíos ideológicos del partido, no sólo en su retórica sino en el actuar de muchos de sus dirigentes y de sus militantes”.

Su padre se mantiene callado, no levanta la vista del piso. Nunca sospechó que su hijo tuviera esas ideas, que de pronto le cuestan entender porque nunca se había planteado su incapacidad de reacción desde ese punto de vista. Ante su silencio, William prosigue “Esa memoria del triunfo de la revolución sandinista se ha convertido en un chantaje sentimental que idealiza la revolución y convierte a todo lo que venga del sandinismo en algo bueno para el pueblo.”.

Chico ahora presta más atención a William, con la mirada le pide que prosiga. El muchacho ahora habla más calmado “Decíme pues, vos lo sabés bien, ¿En qué quedó aquella revolución?.. Vos no sos baboso, sabés bien como el gobierno de Daniel se pone al servicio de los ricos más poderosos, promueve una sociedad oportunista, individualista donde solo se busca la ganancia y el consumo. El éxito y el triunfo dependen de amasar dinero, se gane como se gane. Los políticos no tienen valores sociales, no defienden el interés público, sino su beneficio. En eso terminó la revolución de ustedes”.

Se dice fácil”, es todo lo que acierta a responder Chico, sumido en su congoja.

William se queda un rato pensativo, mirando el trago que tiene en la mano, como buscando la mejor manera de expresarse. Le pone la mano en el brazo a su padre antes de hablar y aquél pone la suya sobre la de su hijo y la acaricia “Padre, ese chantaje sentimental de la revolución pasada es el que justifica su poder político autoritario, patriarcal, vertical, excluyente. Ese chantaje es el que os obliga sentimentalmente a defender este gobierno.”.

Chico levanta la vista del suelo y concentra la mirada en su hijo antes de hablar “Así es, nunca quisimos reconocer nuestro fracaso. La revolución no nos dio lo que esperábamos. Es triste terminar la vida así”

William se levanta de un impulso y bota la silla. “No jodás, viejo. Aquí el que se aflige se afloja. Recuperá todo lo que te debe la vida. Hombres como vos son más necesarios que nunca en estos momentos. Veníte mañana con nosotros

Tal vez”, en todo lo que Chico responde. William sonríe, sabe el que viejo vendrá. Son ya las dos de la madrugada y abrazados de los hombros se retiran a sus cuartos.

Iván Blandón. Barcelona, julio 2018. 

NOTAS:

  1. Ave parecida al grajo
  2. Especie de somier de varas
  3. Sandalias
  4. Pantalón corto
  5. En España aloe Vera
  6. Hijo menor
  7. Emisora de extrema derecha
  8. Conductor de autobús
  9. Cooperativa de transporte sandinista
  10. Universidad pública en Managua
  11. Arroz cocinado con frijoles
  12. Cuenco hecho con la cáscara de Jícaro
  13. Al hombro
  14. Emisora independiente de orientación sandinista
  15. Pomelo
  16. Nombre popular para Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Daniel Ortega
  17. Alcohólicos indigentes
  18. Miembros del Movimiento Renovador Sandinista
  19. Enfadada
  20. Bromista
  21. Golpiza
  22. Montón
  23. Paliza
  24. Bruja, mal nombre popular para Rosario Murillo
  25. Charlatán
  26. Lema de campaña de Daniel en las elecciones de 1990, que perdió. Gallo ennavajado hace alusión a las cruentas peleas de gallos.
  27. Astuto
  28. Charlatán
  29. Engañar con promesas
  30. Hija de la pareja adoptada
  31. Abusador de menores
  32. Con sinceridad
  33. Hermano
  34. Vaso corto ancho usado para güisqui
  35. Jodido
  36. Chivatos
  37. Arboles metálicos de unos 10 metros de altura, pintados de colores chillones y con alumbrado en la noche. La Vicepresidenta colocó en Managua 140 árboles de este tipo a un costo superior a los 25,000 dólares cada uno. Nunca se explicó a los ciudadanos el significado o simbolismo de estos árboles.
NOTA DE LA REDACCION DE GALDE. A lo largo de los últimos meses, la cuestión de Nicaragua ha sido un tema de constante preocupación en el equipo editorial de Galde. No en vano, tanto la deriva del régimen orteguista de los últimos años, como la represión desencadenada contra los estudiantes y la oposición durante los últimos meses, constituyen elementos que hablan a las claras de la descomposición moral y política de un proceso que suscitó en su día la simpatía y el apoyo de miles de internacionalistas llegados de todas partes del mundo, muchos de ellos también desde Euskadi. La revolución sandinista representó además un elemento de reflexión para el conjunto de la izquierda, por sus originales aportaciones a la historia de los movimientos revolucionarios del último siglo. En el marco de estas preocupaciones, Galde promovió el pasado 26 de junio una charla debate en el museo de San Telmo de Donostia, que contó con la presencia de varias personas de la Caravana de la Solidaridad con Nicaragua, acto que sirvió para difundir y denunciar la mencionada represión ejercida por el régimen de Ortega y Murillo. Ahora, en este Galde 22, queremos dedicar un espacio relevante a esta cuestión mediante la publicación de dos textos de distinta naturaleza. El primero es un artículo de Iosu Perales –buen conocedor del asunto y autor de diferentes artículos sobre esta cuestión a lo largo de los últimos meses acerca de las repercusiones en la izquierda de lo que está ocurriendo en Nicaragua. El segundo es un relato de ficción, escrito por Iván Blandón, que constituye toda una metáfora de las preocupaciones y conflictos emocionales y personales que sacuden a buena parte de la población nicaragüense, que participó activamente en la insurrección de 1979 y que hoy vive con desconsuelo la degeneración del sandinismo oficial. No es habitual que se publique en Galde un relato de estas características, pero creemos que constituye un texto valioso, de gran calidad literaria y que, además, ayuda muy bien a comprender una parte de lo que está ocurriendo.

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Un mundo en cambio, Iñaki Gabilondo. STM | Galde

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