Galde 48. Udaberria 2025 Primavera. Nico Arán.-
Introducción
Basta con sumergirse unos días en esa experiencia infernal que es mirar las opciones disponibles en internet para comprender que alquilar habitación en Donostia, pasa siempre por aceptar unas condiciones abusivas o directamente ilegales (como el cobro de un Seguro de Impago al inquilino, exigido por varias inmobiliarias locales) en un contrato de alquiler de temporada. Es también normal acabar viviendo en un piso con otras 4 personas donde el salón es inexistente y la cocina con suerte tiene extractor (elemento sin el cual es difícil cumplir las condiciones de salubridad mínimas como para que una vivienda pueda legalmente ser alquilada).
Estas situaciones conocidas por todas y todos solo se pueden dar gracias a una total permisividad de las instituciones. La clara impunidad frente a los abusos nos hace preguntarnos ¿qué intereses hay bajo el juego que rentistas, bancos y fondos de inversión hacen con nuestras vidas? ¿Qué podemos hacer frente a unos servicios públicos que perpetúan esta violencia?
Desde Saretxe, Sindicato de Vivienda con base en el barrio donostiarra de Gros, creemos importante hacer una lectura política de este tipo de relaciones, tan cotidianas, pero profundamente asimétricas y llenas de violencia. Si la ley del Estado solo da garantías a los propietarios, encontramos en el sindicalismo y en la organización colectiva una herramienta política desde la que hacer frente y conquistar derechos.
Evolución situación de la vivienda y movimiento de vivienda
En las últimas décadas hemos visto una pérdida de derechos reflejada en la legislación en materia de alquiler. Antes de la aprobación de la primera Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) en 1992, los contratos de alquiler no tenían un límite en su duración y podían ser incluso heredados entre familiares. Con la aparición de la LAU se otorga más poder a la propiedad y se marcan una duración a los contratos. Duración, variable a lo largo de las siguientes reformas de la ley, que ahora se sitúa en 5 años o 7 en el caso de un “gran tenedor”.
Un momento clave para entender la evolución del movimiento por la vivienda sería 2013, donde, después de la oleada de desahucios de 2008 por la compra de deuda hipotecaria por sociedades y fondos de inversión, una reforma de la LAU facilita a estos agentes la compra de viviendas a pequeños y grandes propietarios. Los llamados fondos buitre entran en escena, con un poder adquisitivo que les dota de total impunidad para plantear condiciones abusivas en las relaciones de compra y alquiler, sin obviar el papel de pequeños propietarios que imitan este juego bajo el famoso “no soy yo, es el mercado”.
Es en este sentido que la Red de Sindicatos de Vivienda de Euskal Herria (EHESS, por sus siglas en euskera) no nos centramos exclusivamente en las y los inquilinos como sujeto de la lucha por la vivienda digna ni formamos parte de lo que en otros territorios se denomina “sindicatos de inquilinos”. Recogiendo el testigo de las movilizaciones de 2008, un importante despliegue de solidaridad de clase y apoyo mutuo, nuestras acciones se centran contra la mercantilización de la vivienda, que transforma el espacio donde desarrollamos nuestras vidas en un bien de mercado.
Vivimos en un momento donde las dinámicas capitalistas ya no solo dependen de la acumulación de fuerza productiva, sino que es el suelo de nuestras ciudades lo que es cada vez más codiciado por las inversiones globales. Y sobre ese suelo, nuestras casas y espacios de vida. Este fenómeno no es nuevo, ha acompañado a la aplicación de las medidas neoliberales en Europa desde los 70, pero han sido los cambios en la LAU y la gestión Estatal desde la crisis de 2008 lo que ha acelerado su funcionamiento en el territorio del Estado español. Esta financiarización del suelo recibe el nombre de Segundo Ciclo de Acumulación capitalista[1]y como toda acumulación, funciona por desposesión sobre la clase trabajadora. Así, más allá de nombrarnos como inquilinos, podemos hablar de la clase trabajadora como clase desposeída[2]: todas y todos aquellos, que, lejos de mantenernos a través de las rentas,podemos ser potencialmente expulsados de nuestras viviendas por cualquiera de estos agentes.
¿Qué alternativas se han planteado?
Los movimientos sociales históricamente han sido conscientes de la violencia que se esconde en el acceso desigual a la vivienda y es aquí que la okupación de viviendas vacías ha sido clave como resistencia frente a esta violencia. No podemos obviar el valor que tiene la okupación para romper con la maquinaria de la financiarización, ya que supone salvar un trozo de nuestras ciudades de la lógica del mercado y ponerlo al servicio común. Nuestro territorio está lleno de viviendas vacías en manos de bancos y fondos de inversión funcionando como activos a la espera de entrar en el juego del mercado global. Solo en Donostia existen más de 1400 casas vacías[3] y en este momento de extrema dificultad para acceder a una vivienda no podemos quedarnos de brazos cruzados frente a esta acumulación.
Es imposible entender el movimiento de vivienda sin el papel que ha tenido la okupación y por eso desde Saretxe la consideramos como una herramienta legítima más en el camino hacia una vivienda digna. En este sentido, no podemos olvidar tampoco la importancia de los Gaztetxes y otras formas de okupación que van más allá de la vivienda. Estas acciones salvan edificios y terrenos de una especulación segura que conduciría a una subida de precios y, en última instancia, a la expulsión de las y los vecinos que no se puedan permitir pagar más por vivir en su barrio.
Dado que nuestra crítica va más allá de la cuestión del alquiler, sino que se extiende a la mercantilización de la vivienda y al sistema de la propiedad, ha sido en el último año donde desde EHESS se ha comenzado a pensar en alternativas que gestionen estas propiedades rescatadas de la especulación y financiarización, junto con las de propietarios que no quieran tener actitudes rentistas. También queremos poner sobre la mesa que la solución planteada por el Estado español de la construcción de VPO no es una solución real ni realista frente al negocio de la vivienda si, de base, el planteamiento no pasa por la expropiación de todas aquellas viviendas que funcionan como activos de fondos buitre y bancos.
Papel como sindicato y un poco de AZORA
Desde Saretxe, como sindicato, nuestro papel es proponer una lectura política que nos permita ver la violencia que hay detrás de todas aquellas relaciones que se dan para que la clase trabajadora pueda disfrutar de una vivienda. Orientar esas emociones de rabia, frustración e impotencia en unos afectos para organizarnos y entender que tenemos herramientas frente a este conflicto. El sindicato es un espacio que nos permite tensionar el conflicto con los propietarios, fondos y bancos hasta poder explicitar la violencia que se esconde en esas relaciones.
Socializar este conflicto y hacernos fuertes al estar unidxs es lo que nos permite forzar a estos agentes a negociaciones para que cumplan la legalidad y pongan fin a sus abusos. Es así como estamos ganando la batalla en casos como los de Inmobiliaria Vascongada, gestora de los casi300 pisos que el fondo buitre AZORA mantiene en Donostia. A través de la organización vecinal hemos hecho frente a la violencia ejercida por los contratos abusivos e ilegales de Inmobiliaria Vascongada, consiguiendo mejoras en el estado de los pisos.
Las acciones sindicales son la base para plantar las semillas de la conciencia de clase al reforzar los lazos entre vecinas y vecinos y permitir espacios donde compartir problemáticas y ayudarnos entre todxs. Es desde el apoyo mutuo, la consciencia de clase y una lectura política de la relación con la vivienda y la propiedad lo que nos permite enfrentarnos a estos monstruos financieros y poner nuestra vida por delante de su negocio.
Nico Arán.
Saretxe, Sindicato de Vivienda de Gros (EHESS)
- David Harvey (1990) [1982]. Los límites del capitalismo y la teoría marxista. México DF: Fondo de Cultura Económica. ↑
- David Harvey (2003). The New Imperialism. Oxford: Oxford University Press, ↑
- https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/viviendas-vacias-mercado-gipuzkoa-20241028223458-nt.html ↑