Abogando por la autocrítica sobre lo que decimos
Galde 36 – primavera/2022. Amaia González Llama.-
Hablemos claro
Retórica y uso del lenguaje en el feminismo
Teresa Maldonado Barahona (2021)
Madrid: Catarata
La influencia del pensamiento posmoderno en el último cuarto del siglo pasado ha hecho mella en buena parte del arco feminista, que se ha dejado arrastrar por determinadas formas de expresión tan pegadizas como cuestionables. En este sentido, Teresa Maldonado Barahona realiza un análisis de las preocupantes derivas del lenguaje en las últimas décadas para centrarse en un momento, el actual, en el que parece que ser feminista «pasa por usar y hacer ostentación de una jerga críptica, no comprensible para la mayoría, diseñada, parecería, para ser entendida solo por unas pocas iniciadas. Esto incluye hacer un uso desmesurado de perífrasis y circunloquios, de anglicismos y neologismos, y también la repetición desconcertante de frases hechas, estereotipos y clichés lingüísticos».Esta influencia de la posmodernidad y la creciente psicologización de cada vez más ámbitos de la vida conforman el paraguas bajo el que la autora desgrana algunas de las inercias y excesos lingüísticos que se están produciendo y reproduciendo de forma acrítica dentro del feminismo.
Cada corriente feminista, como todo grupo social, utiliza un vocabulario que lo identifica. El feminismo ha generado su propia terminología y se ha ocupado siempre de adaptarla a los diferentes registros requeridos. No nos expresamos igual en una asamblea, que en la presentación de una tesis doctoral, que en una manifestación o que en un programa de radio. Debemos asegurarnos siempre de que el lenguaje utilizado es el apropiado en cada contexto, pues el objetivo es llegar a todas las personas que quieran escucharnos. Sin embargo, hay textos que son puros galimatías, que aparentan sofisticación, pero solo son confusos, y textos que simplemente repiten expresiones y frases hechas hasta el hartazgo. Se aceptan de forma generalizada sin considerar las consecuencias o los motivos por los que sucede.
La autora aborda las metáforas como aquellos elementos que «revelan nuestra concepción del mundo» y advierte que no es inofensiva la manera en que las mantenemos en el tiempo o las sustituimos sin reflexionar sobre ello. «Hubo un tiempo en el que las feministas siempre nos referíamos a la necesidad de luchar por la liberación de las mujeres. Ahora, desde hace mucho ya, hablamos de la necesidad de empoderamiento. Las metáforas remiten a imágenes que a su vez son indicios de cómo concebimos las cosas de las que hablamos. La metáfora del empoderamiento y la de la liberación son muy heterogéneas (o la de la emancipación, otra desaparecida). No está de más reparar en lo que cada una oculta y revela».
Y hay mucho más en sus 93 páginas: inflación conceptual; protagonismo excesivo del quién habla en detrimento del qué se dice, producto de una distorsión del concepto “conocimiento situado”; y una pequeña incursión en la teoría feminista del conocimiento.
Su reflexión nos invita a cuestionarnos si el lenguaje que utilizamos tiene más que ver con una necesidad narcisista de distinción personal o responde a las necesidades del colectivo. Aboga por la autocrítica sobre lo que decimos, por qué lo decimos, para qué y para quién. En todo el libro se respira su preocupación por la«limitación de la capacidad de pensar, no ya críticamente, sino simplemente de pensar», que pone de manifiesto gran parte del lenguaje feminista actual. Y, lo que resulta más inspirador: se percibe el profundo amor de Teresa por el feminismo, su pasión por una forma de vida cuya herramienta fundamental, el lenguaje, está siendo colonizada por abstracciones incuestionadas que la ponen en peligro. Es un libro que abre caminos. Algunos los propone ella misma, otros quedan en manos de las lectoras. Sus líneas pueden llevarte a retomar lecturas de autoras como Adrienne Rich, Rebecca Solnit o Rachel Carson. Todas diferentes, claro, pero con un nexo común: sus lecturas imprimen la fuerza que tantas veces necesitamos para continuar caminando, conversando.
Amaia González Llama
Estudiante de Sociología
Blog: https://www.cafedetarde.com/