Mujeres se refrescan en una fuente, cerca de Akespe, aldea de Kazajstán. Anush Babajanyan, World Press Photo 2023. Durante décadas Tayikistán, Kirguistán, Uzbekistán y Kazajstán fomentaron la interacción pacífica sobre el uso hidríco. Ahora la sequía y la mala gestión del agua están perturbando esta larga cooperación.
Galde 43, Negua 2024 Invierno. Julio Barea.-
Los conflictos relacionados con el agua se han producido a lo largo de la historia de la Humanidad, y aún hoy son una preocupación importante en muchos lugares del mundo. La escasez de agua, la mala gestión y el control por la misma ha llevado a provocar tensiones y conflictos entre países y regiones. Pero lo más grave es que con el Cambio Climático esta competencia por el agua se va a hacer cada vez más evidente y general.
Es bien sabido que la disponibilidad de agua en cantidad y calidad es esencial para la vida de todos los seres vivos del planeta, incluido el bienestar humano y su desarrollo. Por eso garantizar el acceso al agua es un derecho humano básico. En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró que «el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno goce de la vida y de todos los derechos humanos». Sin embargo, este acceso justo al agua potable y saneamiento sigue siendo un desafío diario para millones de personas en todo el mundo.
Existen diferentes causas por las que se producen conflictos por el agua. El más frecuente es la de su distribución desigual. En algunas regiones pueden tener acceso a una cantidad suficiente de agua, mientras que otras sufren carecen de ella. Esto provoca tensiones y puede llevar a disputas entre regiones, etnias o países.
Algunos de los conflictos o disputas por el agua más conocidos o citados en el mundo pasan por:
-Nilo Azul y Abisinia debido a la construcción de la presa del Renacimiento, que está enfrentando a Egipto, Sudán y Etiopía.
-Acuífero Guaraní enorme masa de agua subterránea compartida por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, con disputas sobre quién tiene derecho a utilizarlo y en qué cantidad.
-En Oriente Medio el río Jordán y el río Tigris-Eúfrates son fuentes de tensiones constantes entre Israel, Palestina, Jordania, Siria, Turquía e Irak.
-India/Bharat sufre un crecimiento de su población, que está llevando al país a la escasez y la sobreexplotación de sus recursos hídricos, provocando conflictos locales.
Pero sin irnos tan lejos Europa también tiene sus conflictos por el agua. España, por ejemplo, donde la situación del agua es especialmente crítica, ya que se trata de un país con un alto riesgo de desertificación y sequía, que afronta crecientes demandas de agua para usos agrícolas, industriales y urbanos. Aquí en lugar de proponer políticas que ahorren agua, las administraciones competentes están actuando como si el país tuviera tanta agua como los países nórdicos. Ello provoca enfrentamientos entre comunidades, el caso más evidente son las disputas entre los Gobiernos de Castilla La Mancha y la Región de Murcia por el trasvase Tajo-Segura. Pero tampoco son ajenos los problemas por la gestión de los ríos transfronterizos entre España y Portugal.
La creciente demanda de agua hace que en muchas regiones se esté produciendo una sobreexplotación de los recursos hídricos existentes, o aún peor su contaminación y pérdida definitiva del recurso. Todo ello, aderezado con la amenaza que el calentamiento global tiene sobre la futura disponibilidad de agua. La sobreexplotación de las masas de aguas subterráneas y la extracción excesiva de agua para la agricultura industrial e intensiva llevan a agotar los recursos hídricos, lo que provoca su escasez y una mayor competencia por el agua. Ejemplos lamentables de esto son la desaparición de humedales de relevancia mundial como el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel o Doñana.
La contaminación del agua también genera conflictos, ya que afecta la calidad y disponibilidad del agua potable. Los vertidos de aguas residuales urbanas e industriales sin depurar y la contaminación agrícola y ganadera son solo algunos ejemplos de cómo la contaminación puede desencadenar conflictos relacionados con el agua. Hasta 411 municipios españoles no han podido beber agua por contaminación de nitratos, procedente de las macrogranjas o la agricultura intensiva, durante algún periodo de tiempo entre 2016 y 2021.
El cambio climático ya está teniendo importancia en los conflictos por el agua. El aumento de las temperaturas, la alteración de los patrones de precipitaciones y la mayor frecuencia e intensidad de sequías e inundaciones afectan ya a la disponibilidad y distribución del agua. De nuevo esto provoca problemas y tensiones por los cada vez más exiguos recursos hídricos. Andalucía y el área metropolitana de Barcelona se enfrentan ya a restricciones en el uso de agua que afectan a casi 10 millones de ciudadanos.
Para evitar que el agua se convierta en un motivo de conflicto, es necesario adoptar medidas urgentes que garanticen su gestión sostenible y participativa, que respeten los caudales ecológicos de los ríos y la recarga de acuíferos, que prevengan y controlen la contaminación y que fomenten la cooperación y el diálogo entre los diferentes actores implicados en el uso del agua. El agua no debe ser una fuente de división, sino de unión y de desarrollo para todos.
Es imprescindible abordar la problemática para poder garantizar el derecho al agua como un derecho humano básico, tanto desde el punto de vista de la ciencia como desde una perspectiva social y de equidad social. Ello hace que sea imprescindible tomar medidas tanto a nivel local, nacional e internacional, que impliquen una gestión realmente sostenible de los recursos hídricos. Es imprescindible la participación de todos los actores involucrados en el uso y la protección del agua, desde los gobiernos hasta las comunidades locales, pasando por las organizaciones civiles y el sector privado que promuevan la implementación de políticas y regulaciones efectivas que lleven a preservar y garantizar el acceso al agua. También es necesario seguir trabajando en la concienciación y la educación sobre la importancia que tiene el agua y la de su adecuada gestión. Se ayudará así a promover el uso responsable del agua y a evitar conflictos innecesarios.
En resumen, los conflictos relacionados con el agua son una realidad en muchos lugares del mundo, y España no es ajena a ellos. La escasez de agua, su mala gestión y la competencia por su control son factores que contribuyen a estos conflictos. Para garantizar el derecho al agua como un derecho humano básico, es necesario tomar medidas para gestionar de manera sostenible los recursos hídricos y promover la cooperación entre diferentes actores.
No debemos olvidar que el acceso al agua en cantidad y calidad es esencial para la vida y la dignidad humana, y afecta a las comunidades más vulnerables y perpetúa la desigualdad. Por ello, garantizar el acceso al agua es una responsabilidad compartida a nivel global.
Julio Barea. Responsable de la campaña de agua de Greenpeace España.
