Bernardo Atxaga. (Galde 07, verano/2014). Ese viento, Humillación, que sopló en Alemania en siglos pasados, ha soplado ahora en Escocia. Ha sido, también, junto con las sólidas reivindicaciones de los economicus, el componente gaseoso del imán, quizás el que más influyó en los primeros meses del proceso, cuando todos los grandes —grandes bancos, grandes partidos, grandes periódicos y cadenas de televisión— seguían haciendo chistecitos sobre las faldas, o similares. Debería analizarse el caso escocés también desde este punto de vista. En un siglo en el que los poderosos hacen ostentación de su riqueza y poder, y son implacables con los, antes así llamados, pobres de la tierra, Humillación e Injusticia pueden alimentar un imán que no solo moverá alfileres y chinchetas, sino clavos y barras de hierro, o, incluso, el propio eje del mundo.